Hoy 
POR RAYMOND COLITT
SAO PAULO.- Se suponía que este año el gobierno de Brasil iniciaría una oleada de reformas estructurales para ayudar a consolidar a consolidar el crecimiento económico sostenible. Pero la semana pasada, cuando el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) sufrió la pérdida humillante de liderazgo en la cámara baja del Congreso, el presidente Luis Ignacio Lula da Silva descubrió que su capacidad para forzar una agenda agresiva de reformas había disminuido seriamente.
El fracaso del PT para ganar un liderazgo por un solo puesto debilita su capacidad para lograr la agenda en la cámara baja. Además, Severino Cavalcanti, el nuevo presidente de la cámara baja, cuyo Partido Progresista (PP) de derecha es un miembro de la coalición, ha cuestionado varios proyectos de ley del gobierno.
El señor Cavalcanti ha criticado la política monetaria ortodoxa de la administración de Lula da Silva y ha irritado a los líderes del gobierno con su discurso feroz, y a menudo poco pulido. El señor Cavalcanti se refirió recientemente a Antonio Palocci, el ministro de Finanzas, y a Henrique Meirelles, el jefe del banco central, como tecnócratas insensibles, y dijo que el banco central necesita un arnés, para pode domarlo. El señor Cavalcanti exigió que los señores Palocci y Meirelles testificaran ante el Congreso.
Y peor aún, después de derrotar al candidato del gobierno en las elecciones de la cámara baja, los molestos aliados del señor Lula da Silva están exigiendo ahora media docena de asientos en el gabinete a cambio de su continuo respaldo. Además del PP, otros miembros de la coalición están buscando cargos ministeriales, incluyendo el centrista Partido del Movimiento Democrático (PMDB), el izquierdista Partidos de los Trabajadores de Brasil (PTB), y Partido Liberal (PL) de centro-derecha.
La derrota del gobierno la semana pasada envalentonó a los disidentes dentro de sus propias filas. José Genoino y Ricardo Berzoini, presidente del PT y ministro del trabajo respectivamente, se unieron recientemente a las críticas pidiendo a los gobiernos que re-pensaran su política económica. Ya el señor Cavalcanti ha ayudado a encabezar las protestas de los líderes de los negocios contra el proyecto del ley del gobierno destinada a incrementar los impuestos a las industrias de servicios. Las protestas de ayer obligaron al señor Palocci a sentarse en la mesa de negociaciones con los líderes del Congreso que buscan enmiendas.
La ley no se va a aprobar tal como está, dijo Renan Calheiros, el nuevo presidente del Senado y miembro del PMDB, el principal aliado del gobierno en el Congreso. También sugirió que el señor Lula da Silva necesita actuar con rapidez para restablecer su mayoría. No habrá una alianza del gobierno sin un cambio en el gabinete.
El señor Cavalcanti, un católico devoto y decidido anticomunista durante el régimen militar de Brasil entre 1964-1985, se opone a gran parte de la agenda del izquierdista PT, desde los derechos s los homosexuales hasta las investigaciones con las células madre.
Pero lo que más amenaza a la administración del Lula da Silva es que el señor Cavalcanti se opone a una ley propeusta que concede autonomía al banco central, considerada clave para incrementar la confianza de los inversionistas.
Algunos analistas consideran que la retórica del señor Cavalcanti no es más que una pieza de negociación con el fin de obtener puestos en el gobierno, y sugieren que podría estar excediéndose con su jugada.
Esta semana, el señor Lula da Silva intentó restar importancia a cualquier diferencia con el señor Cavalcanti. Esto no es el fin del mundo No veo ningún problema en trabajar con Severino. Yo tengo que gobernar el país, sin importar quien sea el presidente [de la cámara de diputados] .
Sin embargo, el señor Cavalcanti ya amplió su atractivo entre muchos legisladores, al anunciar que duplicaría sus ingresos mensuales a R$21,500, unos US$8,351.
VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION
