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América Latina aprende lecciones de su pasado

FINANCIAL TIMES <BR>América Latina aprende lecciones de su pasado

POR RICHARD LAPPER
Como un hombre que ha ayudado a recoger las piezas después de la crisis financiera periódica de América Latina de años recientes, Enrique Iglesias siempre está dispuesto a aplastar cualquier señal de burbuja en los mercados financieros de la región.

«Administrar la bonanza para prepararse para la desaceleraciòn» dijo apesadumbrado el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, la mayor institución multilateral del hemisferio occidental en su conferencia anual de esta semana en Okinawa, Japón.

En la superficie, el señor Iglesias tiene algunos motivos para preocuparse. Los precios de las acciones han estado fuertes, las monedas como el real brasileño han estado ganando terreno frente al dólar y los rendimientos sobre los bonos en dólares de la región se han hundido a nuevas bajas.

La región está expuesta peligrosamente a una caída súbita en los precios de las materias primas. Algunos banqueros están sugiriendo incluso que Brasil, que jugó con el «default» hace menos de tres años, pudiera estar dentro de uno o dos logrando una calificación de su crédito de grado de inversión, un punto de vista optimista que se ventiló por última vez en el 2000.

Sin embargo, el señor Iglesias no tiene que preocuparse demasiado: hubo pocas señales, si es que hubo alguna, de celebración desmedida o de febriles negociaciones que tipificaran las reuniones en el pasado reciente.

En verdad, durante la mayor parte del tiempo, ni los banqueros ni los administradores de fondos estuvieron en evidencia. En absoluto. Algunas delegaciones de bancos fueron más reducidas que en años anteriores, en parte debido al costo y al tiempo que implica llegar a Okinawa. Otros ni siquiera enviaron delegaciones.

Walter Molano, un analista radicado en Connecticut, veterano de estos eventos, observó irónicamente que los banqueros que no hicieron el viaje se vieron a sí mismo «eclipsados por una constante andanada de bodas y batallaron por atraer la atención del personal».

Cierto, los dirigentes corporativos de JP Morgan se las arreglaron para encontrar «un jardín encantado» donde celebrar su suntuoso cóctel, pero la mayoría de los costos extra parecieron ser enfrentados por el contribuyente japonés en forma de fuegos artificiales y las filas de vehículos casi vacíos que transportaron a los participantes en la conferencia.

Algo de esto pudiera ser simplemente circunstancia. Okinawa está muy distante de Nueva York o Londres. La reunión del BID se produjo más tarde de lo que sería normalmente, y a finales de esta semana la comunidad financiera estará en Washington para las reuniones de primavera del FMI.

Pero también refleja cambios más importantes. En los últimos dos años más o menos, a los mercados de América Latina les ha estado yendo bien pero también han estado mucho menos volátiles, ofreciendo a los inversionistas menos oportunidades para las ganancias a corto plazo. Los gobiernos, incluyendo una oleada de administraciones de centro izquierda, han preparado el camino para la estabilidad económica con políticas cautelosas. Las tasas de cambio fijas que fueron atacadas por los especuladores en los años 90, han sido abandonadas.

Calzados por los altos precios de las materias primas y mejores cifras en el comercio, los gobiernos han incrementado sus reservas y han reducido su deuda, en lugar de pedir prestado. La opinión pública se ha movido contra cualquier nueva privatización, la fuente de ricas entradas para los banqueros de inversión en la década de los 90. Todo esto ha obligado a los banqueros a regresar a una cantidad creciente, aunque todavía poco profunda, de fusiones y adquisiciones creciente, y negocios de capital de riesgo.

Pero lo más importante, es que el Estado está de moda de nuevo, en parte porque el crecimiento récord del «laissez faire» de los 90, que llegó a conocerse como el consenso de Washington, resultó muy mediocre. La asociación público-privada es un «santo y seña» del BID En verdad, los cambios a los criterios de préstamo del Banco aprobados en la conferencia -incluyendo requerimientos más suaves, nuevos mecanismos para seguir la efectividad del gasto público y mayor espacio para prestar en monedas locales- parecen diseñados en parte para propiciar más «interacción inteligente» entre los sectores público y privado.

Un número creciente de gobiernos han incrementado los impuestos y derechos a las compañías mineras y petroleras. También se habla de que los gobiernos están involucrados en estrategias de desarrollo a largo plazo, un énfasis que refleja el interés latinoamericano creciente en China y Asia, de manera más general.

Al comparar los registros del crecimiento de Asia y América latina, el señor Iglesias dijo que el papel del Estado es una diferencia esencial. América Latina «tuvo que adaptar las lecciones a [sus] circunstancias».

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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