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Argentina y el FMI enfrentan extensión de préstamo

FINANCIAL TIMES <BR>Argentina y el FMI enfrentan extensión de préstamo

ANDREW BALLS Y ADAM THOMSON
Durante las próximas semanas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) enfrentará una difícil decisión sobre si continuará su programa de préstamos a Argentina, el tercer mayor prestatario de la entidad.

La deliberación tiene lugar mientras Argentina intenta reestructurar más de US$100 millardos de deuda soberana no pagada con sus acreedores privados. Su oferta debe cerrarse a finales de este mes, y el país ha declarado que desea reiniciar las negociaciones con el FMI inmediatamente después. El FMI ha evitado cuidadosamente establecer un mínimo del nivel de participación que consideraría aceptable.

Mientras la organización rechaza claramente el argumento de Argentina de que una aceptación del canje del 50% sería un éxito, algunos miembros del FMI dicen que el Fondo rebajó el nivel mínimo de 80% del que hablaban muchos el año pasado.

Sin embargo, aumentan las preocupaciones en el Fondo de que el porcentaje de acreedores que aceptarán el trueque de deuda de Argentina probablemente caiga en una zona gris intermedia.

Según expresa uno de los directores ejecutivos del Fondo: «La variante más probable, y también la más difícil, es un nivel de aceptación que se quede en el medio y que no resulte ni un éxito obvio ni un fracaso total. Habrá entonces mucho ruido y no se sabrá a donde va a parar esto. El Fondo y la junta volverán a enfrentar la misma vieja decisión entre seguir chapaleando o trazar una línea».

A Argentina, que le debe al FMI entre US$14 millardos-US$15 millardos, le gustaría un programa que extendiera su programa de pago actual de cuatro años a seis. Además, quiere que el FMI establezca menos requisitos de reformas estructurales y se concentre en los objetivos macroeconómicos.

¿Debería aceptar el Fondo los requerimientos de Argentina para entrar en negociaciones, endosando, en efecto, un proceso de reestructuración rechazado potencialmente por cientos de miles de inversionistas que tienen en su poder miles de millones de dólares de deuda no pagada? ¿O debería negarse, cortando así todo tipo de ayuda y corriendo el riesgo de la posibilidad de que Argentina amenazara con cesar en los pagos de sus préstamos multilaterales extensivos?

Uno de los mayores problemas del fondo es que su decisión final se verá como algo más que solo una declaración sobre la sostenibilidad de la deuda del país.

En efecto, la junta del FMI también tendrá que decidir si el país ha actuado de buena fe con sus tenedores de bonos, un tema que las reglas del FMI obligan a considerar antes de que pueda prestarle a un país con adeudos a sus acreedores privados.

«Con una aceptación entre 60%-65% sería muy difícil para el fondo seguir adelante y decir que el país ha actuado de buena fe», dijo un director ejecutivo de la junta del FMI.

El Comité Global de Tenedores de Bonos de Argentinos (GCAB), que dice representar inversionistas poseedores de US$40 millardos de bonos no pagados, dice que Argentina no ha obrado de buena fe. Dice que el valor de su oferta es unos inaceptables 32 centavos por dólar, y que está muy por debajo de la capacidad de pago del país.

También sostiene que el FMI debería añadir US$3 millardos para mejorar los niveles de recuperación. «Es la forma lógica para ayudar a cerrar la brecha» entre una oferta inaceptable y otra aceptable, dijo Robert Koeningsberger, de Gramercy, un fondo de cobertura, y miembro de la GCAB.

Algunos en el FMI descartan esa idea, e insisten en que la institución ya puso dinero público en riesgo y que la junta no estaría de acuerdo con edulcorar la oferta de Argentina a los tenedores de bonos. Rodrigo Rato, el director gerente del FMI, a elogiado el fuerte rebote de la economía argentina desde que el caos financiero y social consumieron al país, después del «default» en diciembre de 2001. También reconoce que la administración del presidente Néstor Kirchner ha puesto a funcionar políticas monetarias y fiscales firmes.

Sin embargo, también ha dejado claro que cualquier negociación con Argentina tiene que incluir objetivos estrictos de reforma estructural: permitir retrasos sobre esas metas, o para excluirlas totalmente, sería repetir errores anteriores de los años 90 en los cuales el Fondo cerró los ojos ante la imposibilidad de Argentina de cumplir metas fiscales específicas.

También el FMI tiene interés en subrayar el vínculo claro entre la reforma estructural y el logro de una vía de crecimiento sostenido, en lugar de una recuperación a corto plazo basada en una tasa de cambio altamente competitiva, un contexto internacional benigno y un fracaso, desde diciembre de 2001, para pagar la deuda con los acreedores del sector privado.

En algún momento, Argentina tendrá que retornar a los mercados de capital internacionales y atraer inversiones en sectores como la banca y la energía.

Mantener el ritmo de la reforma estructural -que va desde el fortalecimiento de los bancos propiedad del Estado hasta la modificación del reparto de los ingresos federales con las 24 provincias del país- se considera algo vital para ambos.

La insistencia en la reforma estructural no se va a pasar por alto por el gobierno argentino. Después de todo, demorar los temas estructurales fue la razón principal de que haya suspendido su acuerdo actual con el FMI en agosto pasado.

Y mientras, ambas partes asumen posiciones firmes. Y cuando el canje de deuda en cuestión pende sobre sus cabezas, el año 2005 se vislumbra como otro año muy difícil en la prolongada y accidentada relación entre Argentina y el FMI.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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