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Autos brasileños liberan búsqueda de combustibles alternativos

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Dos décadas después que Brasil introdujera los carros que se mueven con etanol, de nuevo el país está a la cabeza de la tecnología automotriz del bio-combustible y consolidando su liderazgo mundial como el mayor y más barato productor de etanol. 

Desde su presentación en marzo de 2003, el vehículo “flex-fuel”, que se puede mover con una mezcla de etanol y gasolina ha captado el 25% del mercado de vehículos de Brasil.

En 2004, se vendieron cerca de 330,000 unidades y los analistas pronostican un mayor crecimiento este año. A cerca de R$1.20 por litro, el etanol cuesta cerca de la mitad del precio de la gasolina regular.

“Lo que ahorro en gasolina me permite financiar la educación de mi hijo”, dice Fernando Mello de Souza, un funcionario en un banco que llenaba el tanque de su auto en una bomba de Sao Paulo. “Ojalá se les hubiera ocurrido esto antes”.

Debido a la escasez de etanol a finales de los 80, muchos conductores dudaban en comprar autos que se movieran solo con este combustible. El nuevo auto “flex-fuel”, o de combustible opcional, les da la seguridad de cambiar a gasolina parcial, o totalmente.

El etanol representa ya hasta un 25% del consumo de combustible en Brasil. El auge del vehículo de combustible dual, así como las perspectivas de incrementar la demanda mundial de etanol han desatado una oleada de inversiones para incrementar la producción en Brasil.

UNICA, la federación de la caña de azúcar en Sao Paulo, dice que los inversionistas brasileños y extranjeros se disponen a invertir hasta US$3  millardos durante los próximos cinco años para incrementar la producción de etanol en 40%, de los 13,5 millardos de litros el año pasado.

Antonio de Padua, el director técnico de UNICA, dice que se construirán 40 plantas en 2009, con un costo cada una de US$80 millones. Ya hay una docena en construcción, dijo.

El suministro abundante de agua y tierras, añadido al clima tropical, convierte a Brasil en el productor más competitivo de etanol, derivado localmente de la caña de azúcar.

A diferencia de sus contrapartidas europeas, los agricultores brasileños no reciben subsidios del gobierno.

“Esto es solo el principio de inversiones masivas en la producción de etanol”, dice Clayton Miranda, presidente de Coimex, un comerciante de productos básicos que está invirtiendo US$50 millones en una nueva planta.

Las inversiones están encaminadas no solo para responder al rápido crecimiento de la demanda interna, sino también a suplir los mercados internacionales.

Desde Colombia hasta la Unión Europea y Japón, numerosos países están adoptando leyes para incrementar el uso del etanol.

En 2004, Brasil triplicó sus exportaciones de etanol a 2.36 millardos de litros, una cuarta parte del cual fue para Estados Unidos, a pesar de una tarifa de 54 centavos por galón.

En un esfuerzo por burlar las tarifas, los inversionistas brasileños han estado comprando activos en el extranjero para acceder a mercados estratégicos. Coimex está reactivando una planta de etanol que compró recientemente en Jamaica y pronto empezará a exportar a EEUU bajo un esquema que le ofrece beneficios comerciales a los países caribeños.

Atraídos por la fuete demanda y los bajos costos de producción, los inversionistas extranjeros también están afianzando su posición en Brasil.

En 2004, Louis Dreyfus, el grupo agrícola francés, compró su tercera planta procesadora de azúcar de caña en Brasil y dice que tiene nuevos planes de crecimiento allí.

Tereos, otro grupo francés, gastó recientemente R$100 millones para aumentar su producción de etanol de 75 millones de litros en 2004 a un estimado de 110 millones en 2006. Sedzucker, de Alemania, dice que ellos también están considerando hacer inversiones en Brasil.

Los fabricantes de vehículos tienen interés en exportar la tecnología “flex-fuel”. En septiembre pasado, Volkswagen y FIAT, por separado llevaron un vehículo que emplea esta tecnología  a China durante la visita de promoción comercial del presidente Lula Da Silva. En enero, Brasil declaró obligatorio el uso del biodiesel en lugar del diesel.

El combustible, que se basa en el aceite vegetal, compondrá el 2% del diesel común dentro de tres años y 5% dentro de ocho. Este combustible estará disponible comercialmente en julio.

No solo se beneficiarán miles de agricultores con la demanda proyectada de aceite vegetal, sino que millones de habitantes de las ciudades también podrán respirar un aire más limpio.

 “Si el transporte público en una ciudad como Sao Paulo se moviera con biodiesel, reduciría las emisiones del monóxido y dióxido de carbón en dos terceras partes”, dice Francelino Gando, sub-secretario para políticas tecnológicas.

“El azufre, uno de los gases más tóxicos, desaparecería por completo”.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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