POR JOHN AUTHERS
Mientras los banqueros de México se reúnen hoy en el soleado Acapulco para su convención anual, tienen la esperanza de cambiar el guión.

Durante años, estas ocasiones han sido siempre muy predecibles: los políticos han atacado a los bancos por su incapacidad de ayudar a estimular la economía mediante más préstamos, mientras que los banqueros responden que el gobierno no ha creado las condiciones para empezar a prestar.

En esta ocasión, los banqueros tratarán de utilizar la convención para anunciar lo que ellos consideran un incremento sensacional en los préstamos en el último año. Durante 2004, el crédito total extendido al sector privado por los bancos se incrementó en 25% en términos reales, frente a un telón de fondo en el crecimiento del PIB de solo 4.4%. 

El préstamo abarcó todos los sectores principales. El préstamo a los consumidores ha estado aumentando con fuerza durante varios años, y subió 45% en el año hasta terminar enero, de acuerdo con las cifras del Banco de México.

Pero no fue hasta el año pasado que los bancos hicieron un intento serio por reincorporarse al mercado hipotecario, que se vino abajo después de la Crisis Tequila de 1994-1995, o por incrementar el préstamo a las compañías.

En el mismo periodo, las hipotecas extendidas se incrementaron 21.8%, mientras que el préstamo corporativo, que solo empezó a recuperarse a finales del año pasado, subió en 15.7%.

Manuel Medina Mora, el presidente saliente de la Asociación de Banqueros Mexicanos y también jefe de América latina en Citigroup, intenta convertir la convención en una celebración.

Dice: “El sistema de la banca mexicana hoy está en la posición más fuerte de su historia. Hace dos años, la gente decía, `¿Poir qué los bancos no prestan?´. Hoy la pregunta empezó a ser: `¿No están prestando demasiado?´”.

Las agencias de calificación están confiadas en que el incremento en el préstamo se puede sostener sin descensos significativos en la calidad del crédito.

David Olivares, analista bancario de Moody´s Investor´s Service, dice que los bancos mexicanos estaban empezando a partir de una base tan baja que sería posible expandir el préstamo a un ritmo similar durante varios años, sin crear problemas con la calidad del crédito.

“La baja cantidad de crédito que se está suministrando en la actualidad al sector privado de México, cerca de 15% del PIB, es una oportunidad de crédito muy atractiva”, dice. “Estimamos que, en términos reales, el número de préstamos que realmente está llegando a la base de los últimos clientes es significativamente más baja que la demanda pendiente”.

Añade que no hay señales de problemas con la calidad del crédito, con tasas de delincuencia solo alrededor de 3% sobre los préstamos de los consumidores. En los préstamos a las compañías, dice que los préstamos impagables representan un mínimo 1% de los portafolios bancarios.

La industria bancaria ha sido objeto de feroces debates políticos en México durante más de dos décadas, porque sufrió los efectos de las desastrosa nacionalización bancaria en 1982, y después la caída subsiguiente en 1995, poco después de que los bancos fueran vueltos a privatizar, cuando más de la mitad de todos los préstamos bancarios del país fueron gradualmente cancelados.

Esta secuencia de acontecimientos dejó a México con un débil sistema bancario. La mayor parte de la industria está ahora en manos extranjeras, después de una ola de adquisiciones entre 1999 y 2000. Entre los nuevos participantes se incluyen BBVA y SCH, de España, Citigroup, de Estados Unidos, HSBC del Reino Unido y el canadiense Scotiabank. Banorte es el único gran jugador nacional que queda.

Los políticos no ocultan su impaciencia con los nuevos propietarios extranjeros de los bancos, que se esperaba que incrementaran inmediatamente el préstamo una vez que establecieran hojas de balance nuevas y limpias.

Al contrario, los préstamos hipotecarios y corporativos continuaron decayendo. Hace tres años, el presidente Vicente Fox dijo a los banqueros en su convención lo siguiente: “Ustedes pueden hacer más; mucho más”.

El señor Mora dice que fue solo en el último año que las tres condiciones para expandir el crédito se cumplieron: estabilidad financiera, crecimiento económico y un firme contexto regulador.

Mientras México disfrutaba de un rápido crecimiento económico a finales de los años 90, este iba acompañado de una alta inflación. Cuando se logró la estabilidad financiera, en 200 y 2001, el país cayó en una recesión, de la cual solo ha venido a recuperarse el pasado año.

Los últimos años también han sido testigo de cambios regulatorios, como un nuevo sistema de bancarrota y garantías legales, que han calzado el crecimiento de los bancos, de acuerdo con el señor Manuel Medina. Dice que el sector bancario ha disfrutado una competencia real, el préstamo a varios nuevos productos, y ofertas con tasas de interés agresivamente preciadas, todo eso en los últimos meses.

 “Tenemos siete jugadores, además de los bancos internacionales que están presentes en los mercados de capital. No hay otro sector de la economía mexicana, excepto la industria automotriz, donde se tenga siete grupos poderosos con una base de capital de más de US$1 millardo. Y eso está volviendo a todos más productivos y competitivos, y está beneficiando a los clientes”.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION