Hoy 
POR DANIEL DOMBEY
El primer encuentro de George W. Bush con las filas de los líderes de la Unión Europea fue una dura experiencia para ambas partes. La cumbre en Suecia, en junio de 2001, se caracterizó por manifestaciones anti-norteamericanas, un incómodo papel menor para el señor Bush y una disputa entre Estados Unidos y la UE sobre el protocolo de Kioto sobre el cambio climático. Y esto ocurrió antes de que la guerra en Irak llevara las relaciones a una nueva depresión.
La estadía del señor Bush en Bruselas la próxima semana promete ser muy diferente. Ante todo, los líderes europeos están complacidos con que sea un viaje extendido, que abarque la OTAN y la UE:
«No se trata de la visita típica que usted espera», dice Javier Solana, el representante de política exterior de la UE. «Este es un gesto para llegar a Europa. De eso no hay duda».
La ruta del señor Bush ha sido despejada por la bien acogida gira este mes de Condoleeza Rice, su nueva secretaria de Estado, por Europa y el Oriente Medio. Mientras que se circunscribió al mensaje de la administración de respaldar la difusión de la libertad mediante el cambio de régimen, la señorita Rice se preocupó por emplear un lenguaje conciliatorio y elogiar la integración europea en casi todas sus escalas.
Funcionarios de EEUU y la UE insisten en que los desafíos del mundo de hoy son tan grandes que ambas partes no tienen otra opción sino trabajar estrechamente. Los funcionarios europeos también se han reconciliado para trabajar junto al señor Bush otros cuatro años. «Este es el presidente que tenemos», dijo uno de ellos.
Pero el riesgo está en que mientras que el ambiente de las reuniones de la próxima semana sea cálido, los resultados decepcionen.
Republicanos y Demócratas en conjunto están forzando a Europa a hacer más en Irak, particularmente después de las elecciones del 30 de enero. El señor Bush acaba de solicitar US$5,7 millardos al Congreso para entrenar y equipar las fuerzas de seguridad iraquíes.
Los frutos de las cumbres de la próxima semana deberán incluir avances en la misión de entrenamiento del propio ejército de la OTAN por 20 millones de euros, un plan todavía menor de la UE para entrenar entre 500 y 800 jueces, oficiales de policía y administradores, y la confirmación de una ayuda ya anunciada de 20º millones de euros. Pero esto es menos de lo que Washington quisiera.
En contraste, mientras que los europeos desean que el señor Bush respalde sus negociaciones sobre el programa nuclear de Irán, la participación de EEUU en las conversaciones siguen siendo profundamente improbables.
El señor Bush va a encontrar que las diferencias entre los países europeos que fueron evidentes en el cisma sobre la guerra en Irak han sido sanadas en gran medida. Sobre el tema de Irán y la intención de levantar el embargo de la UE a la venta de armas a China, hay poca luz entre el Reino Unido -el principal aliado de Washington en Irak- y Francia y Alemania, los principales detractores de la guerra.
Diplomáticos como el señor Solana y Jaap de Hoop Scheffer, el secretario general de la OTAN, instan a los gobiernos de ambas costas del Atlántico a adoptar un discurso no ideológico, pragmático, que se concentre en las tareas a realizar. «»Debemos forjar relaciones transatlánticas más que hablar sobre las relaciones transatlánticas», dice el señor de Hoop Scheffer.
La asociación transatlántica pudiera depender menos de una gran visión compartida que de una consulta regular para identificar el terreno común y disminuir las disputas.
Un ejemplo es el embargo de armas a China, donde los contactos informales EEUU- UE pudieran darle a Estados Unidos un veto efectivo sobre la transferencia de tecnologías sensibles a Pekín.
Sin embargo, las tensiones entre la creencia instintiva de los europeos a «involucrarse» y la visión más muscular de los norteamericanos no se ha resuelto. Y el empuje hacia una política exterior coherente de la UE todavía pudiera sembrar tensiones en la OTAN puesto que EEUU ha advertido que la aparición de un bloque de la UE en la organización anunciaría la desaparición de la OTAN:
Este mes, el señor Schroder ya retó la primacía tradicional de la OTAN en las relaciones EEUU-UE. Las reacciones de otros líderes la semana próxima harán mucho para revelar el verdadero estado de las relaciones transatlánticas.
VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION
