FINANCIAL TIMES
Compitiendo por la compasión

FINANCIAL TIMES <BR>Compitiendo por la compasión

POR ALAN BEATTIE, ANDREW BALLS Y CHRIS GILES
La política de la ayuda puede ser un negocio cínico, como muestra el corre-corre de esta semana por asumir el liderazgo en los esfuerzos por aliviar los efectos del maremoto.  Cualquiera sea el resultado del programa internacional para el desarrollo de este año, se puede apostar con toda seguridad que los países ricos se van a apresurar para llevarse el crédito por cualquier adelanto.

La norma quedó establecida por Bill Clinton, entonces presidente de Estados Unidos, quien generó expresiones de admiración en las reuniones del FMI en 1999, con una promesa de dar 100% de alivio bilateral de la deuda a los países pobres altamente endeudados. La promesa fue en gran medida simbólica, puesto que EEUU ya había acordado una ayuda de no menos de 90%. Desde entonces, los gobiernos, en particular aquellos con algunas organizaciones no gubernamentales domésticas muy expresivas por apaciguar, se han visto involucrados en un juego de compasión competitiva.

El Tesoro del Reino Unido, que según los que hacen campaña contra la deuda dicen que estaba furioso -en privado- con el «robo» del «show» por parte del señor Clinton, hizo su propia promesa de un alivio de deuda del 100% unas semanas más tarde, y desde entonces ha estado anunciando y vuelto a anunciar un despliegue de mini-iniciativas sobre alivio de deuda. La mayoría no constituye más que un re-planteamiento de programas y principios ya existentes.

Otros están entrando al juego, y aumentando su complejidad. Los franceses, por ejemplo, nada lentos a la hora de presentarse a sí mismos como «les amis du tiers monde» –los amigos del Tercer Mundo-, recientemente reclutaron un grupo de estrellas del mundo en desarrollo, como Luis Ignacio Lula da Silva, el presidente de Brasil, para que apoyaran su proyecto favorito de recaudar dinero para la ayuda mediante nuevos impuestos internacionales, quizás a las transacciones financieras, el comercio de armas o las emisiones de CO2.

Francia respalda el principio de las facilidades financieras internacionales (IFF) propuestas por el Reino Unido, que emitiría bonos titularizados sobre presupuestos futuros de ayuda del gobierno, a cambio de que el Reino Unido considere esos impuestos. «Creemos que estas ideas y el programa IFF son complementarias», dijo una fuente oficial francesa. «¿De dónde va a venir el dinero para pagar estos bonos (IFF)?. Los impuestos ayudarían a esto».

Sin embargo, algunos escépticos creen que este es un negocio cínico que a la larga se vendrá abajo cuando cada gobierno quiera derrotar el «bluff» del otro. Por ejemplo, el señor Gordon Brown, el guardián del centro financiero de clase mundial en Londres, que se enfrenta a un poderoso grupo de presión de defensa de los manufactureros, se sentiría políticamente valiente en extremo si aceptara un impuesto sobre las transacciones financieras, o los armamentos.

Mientras tanto, las naciones nórdicas, los donantes  más generosos del mundo como parte del ingreso nacional, cerraron su propio acuerdo, al decir que solo apoyarán el principio de los IFF si el señor Brown establece una fecha para que el Reino Unido apoye la meta de la Organización de Naciones Unidas, de que los países ricos deberían gastar 0.75% del ingreso nacional en ayuda. En el último análisis del gasto del RU, el señor Brown estuvo muy cerca de prometer cumplir con la meta de invocar una declaración de ayuda calificada a los IFF de los países nórdicos. Sin embargo, estos dejaron claro que no participarán por sí mismos.

Mientras tanto, EEUU, que nunca firmó a favor de la meta del 0.75% y se mantiene como uno de los donantes de ayuda menos generosos según esa  medida, intenta desplazar la base de la discusión. Señala a la apertura de EEUU a los inmigrantes y las remesas que estos envían a sus países de origen, como prueba de su compromiso con el mundo en desarrollo.

TRADUCCION: IVAN PEREZ CARRION

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