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Culpar sólo a Chávez no es una buena política

FINANCIAL TIMES <BR>Culpar sólo a Chávez no es una buena política

POR RICHARD LAPPER
Hugo Chávez, el líder nacionalista de Venezuela no es de los que elude un enfrentamiento verbal. Por eso, no causó sorpresa cuando el fin de semana anterior repondiera a un pinchazo de Condoleeza Rice, al ejercer cierto abuso sexual sobre la nominada para el cargo de Secretaria de Estado de EEUU. En un pasaje clásico de retórica chavista, catalogó a la señorita Rice -una académica de alto vuelo antes de que se embarcara en la carrera política- de «analfabeta».

La señorita Rice había señalado al señor Chávez por su fuerte tratamiento durante las audiencias en el Senado, que finalmente la confirmaron en el cargo la semana pasada El señor Chávez, cuando dijo que es «una influencia negativa» en América Latina cuyas «formas no liberales» de gobernar son «profundamente preocupantes» para Washington. Los comentario de la señorita Rice fueron una señal más de que la reciente política suave de Estados unidos hacia la administración radical pro-cubana del señor Chávez podría estar a punto de volverse más dura.

La semana pasada, de nuevo los funcionarios norteamericanos repitieron su respaldo a Colombia en la disputa diplomática iniciada por el secuestro el mes pasado en la capital de Venezuela, Caracas, de Rodrigo Granda, un combatiente guerrillero colombiano. El señor Granda, quien disfrutaba de la ciudadanía venezolana, fue uno de los ocho líderes de las FARC, la guerrilla izquierdista, que estaban operando libremente en Venezuela, ha dicho Colombia.

Además, ha habido indicaciones por parte de otros funcionarios norteamericanos de que el señor Chávez se considera el mayor peligro en el terreno, por ayudar a diseminar el descontento entre Perú y Bolivia, por ejemplo. Aparte de sus coloridos ataques a la señorita Rice, el señor Chávez ha ayudado poco en el asunto al elegir el momento para diversificar sus exportaciones lejos de EEUU, cuyo mercado todavía absorbe más de la mitad de las exportaciones venezolanas. En enero, el gobierno del señor Chávez inició conversaciones con las compañías estatales de Nigeria, Irán y China, y suspendió las actividades de exploración de dos compañías petroleras.

No obstante, sería poco afortunado si este nuevo enfoque sobre el señor Chávez llegara a dominar la política hacia una región que quedó muy descuidada durante el primer periodo en el cargo del presidente Geroge W. Bush. El peligro es que las preocupaciones de los funcionarios con el señor Chávez simplifique y personalice los problemas de la región -una tendencia dañina ya evidente en otras áreas de la política exterior de EEUU, muy notable en la forma en que Washington ha respondido al desafío planteado por el radicalismo islámico en el Oriente Medio. Es fácil culpar individuos y atacar tiranos ante problemas complejos, pero como están descubriendo ahora EEUU y sus aliados en Irak, pocas veces eso sustituye una buena política.

Se necesita con urgencia un cambio en el punto de vista. Una prioridad inmediata es encontrar una vía para relacionarse de manera más seria con el señor Chávez. Los regaños al líder venezolano, como hizo la señorita Rice este mes, en el mejor de los casos, es ineficaz, y contraproducente en el peor. El señor Chávez sabe que al menos por el momento, EEUU necesita el petróleo venezolano. Y aún cuando quisiera ejercer presión militar sobre Venezuela, EEUU está tan involucrado en Irak que tiene capacidad limitada para hacerlo. Ël, simplemente, emplea esas expresiones para anotarse puntos políticos, reforzando su popularidad entre sus partidarios de la base, para quienes el mensaje anti-norteamericano resulta tan atractivo.

EEUU necesita trabajar más hábilmente tras las bambalinas, forjar alianzas con líderes exitosos, como el brasileño Luis Ignacio Lula da Silva o Ricardo Lagos de Chile, dirigentes que tienen credibilidad en todo el hemisferio. La diplomacia en tono menor, llevada discretamente, si fuera necesario, y en conjunción con aliados latinoamericanos que sí influyen sobre el señor Chávez, es más probable que diera resultados. Este tipo de contactos también pudiera ayudar a EEUU a asumir una visión más realista de la amenaza que el señor Chávez representa para la estabilidad de la región. El es que las FARC están en retirada en Colombia, y que Evo Morales, en Bolivia, un líder de los cultivadores de coca y aliado de Chávez, que representa una «bête noir» particular para Washington, está perdiendo popularidad.

Además, EEUU necesita relanzar su propia agenda a largo plazo de manera más ambiciosa.

La política existente en EEUU está enfocada de manera muy estrecha en la liberalización del comercio. El mercado norteamericano ofrece oportunidades reales para las empresas latinoamericanas. Sin embargo, amenos que América Latina mejore su infraestructura y sus instituciones, muchos no serán capaces de sacar ventajas plenas de ese mercado.

Los fondos de convergencia, según las pautas de los fondos establecidos por la Uniòn Europea, no son factibles políticamente, pero al menos pudieran intentarse en una forma más limitada en el contexto del Tratado de Libre Comercio de América del norte que vincula EEUU, México, y Canadá.

La administración también necesita involucrarse con los problemas sociales crónicos de la región. Parte de la razón del éxito del señor Chávez es que ha sido capaz de empezar a responde a las necesidades de los pobres de las áreas urbanas, un grupo que, en toda la región, con frecuencia ha sido excluido de los beneficios de dos décadas de reformas orientadas al mercado. Los programas de salud y educación de Venezuela son extremadamente populares y han ayudado al señor Chávez a anotarse repetidos éxitos electorales. Estos programas, que dependen de los fondos de la bonanza petrolera del país y de los servicios de más de una cuarta parte del sistema médico cubano, no puede ser reproducido fácilmente, ni se puede sostener a largo plazo. Sin embargo, subraya la importancia política de las políticas sociales para ganarse al electorado.

Atacar a Chávez es un error estratégico. Su reacción a los comentarios de la señorita Rice, aunque inaceptables, eran predecibles. Pero también lo es la perspectiva simplista e ideológica que EEUU parece estar persiguiendo. Es un punto de vista que probablemente incremente la inestabilidad y reduzca todavía más la influencia de EEUU en la región.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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