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EEUU debe mostrar sabiduría en sus relaciones con China

FINANCIAL TIMES <BR>EEUU debe mostrar sabiduría en sus relaciones con China

POR CHUCK HAGEL
China es un tema caliente en Washington. Su moneda, las exportaciones hacia Estados Unidos, los intereses petroleros y las capacidades militares, han sido todos tópicos importantes en el Congreso. Mientras que estas preocupaciones son importantes y reales, ninguna debe ir sola. Cada una es parte de una relación mayor y más compleja entre ambos países. Bajo esa luz, la sobrecalentada retórica de EEUU sobre China tiene que ser moderada con un razonamiento sólido y consideraciones inteligentes a largo plazo.

Tanto la competencia como la cooperación serán elementos centrales en los vínculos bilaterales entre EEUU y China en el siglo XXI. Eso no significa que la relaciones estén destinadas a ser hostiles… aunque pudieran serlo, si se manejan mal. EEUU tiene una oportunidad para darle forma a una relación de cooperación que nos permitiera influir en las elecciones estratégicas generales de China. Sería un error colosal que suposiciones mal encaminadas, la retórica y determinadas acciones condujeran a una relación peligrosa y conflictiva. No son estos tiempos de permitir que la paranoia trace el rumbo de la política de EEUU con China.

El ascenso de China es una realidad. Ninguna legislación del Congreso de EEUU, o intimidación, cambie eso. China es un país que tiene un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de ONU, con la mayor población mundial, y según algunos patrones, la segunda economía del mundo. Al mismo tiempo, la mayoría de los 1,3 millones de personas que viven en China son muy pobres y muchos problemas ponen límites a su futuro.

Una asociación entre China y EEUU basada en el interés mutuo es importante para ambos países. Cada uno tiene una participación clara en el éxito del otro. China se ha convertido en el tercer socio comercial de EEUU. EEUU y China han trabajado juntos para fortalecer la seguridad nacional, combatir el terrorismo y el crimen internacional, ayudar a estabilizar Afganistán y enfrentar el problema nuclear de Corea del Norte.

Pero también existen dificultades en esta relación, y las fricciones económicas son el punto focal. La retirada de la oferta de CNOOC por UNOCAL elimina lo que se estaba convirtiendo en una fuente de graves tensiones bilaterales. Sin embargo, el rencor en el debate alimenta una atmósfera improductiva y afecta los esfuerzos por atender algunas preocupaciones más fundamentales.

En 2004, las exportaciones de China a EEUU fueron casi seis veces sus importaciones de productos y servicios norteamericanos. Tratar de cerrar la brecha mediante tarifas artificiales que violan las reglas de la Organización Mundial de Comercio y amenazas públicas, no resuelven las diferencias. Lo más probable es que esas acciones nos dividan más, complicando los temas reales en los que deberíamos estar trabajando y magnificando la reticencia china.

China ha establecido algunas reformas económicas básicas en los últimos años, en gran medida para cumplir con las normas de la OMC. Pero China tiene que hacer muchas más reformas; la apertura de sus m4rcados a las compañías estadounidenses no es la menos importante. Esto va a requerir continuar la reforma económica, un sistema regulador y de licencias más transparente y consistente, hacer cumplir los derechos de distribución para las compañías foráneas y un riguroso cumplimiento de las leyes de propiedad intelectual.

Mientras que la reciente decisión de China de abandonar una tasa de cambio fijada al dólar norteamericano, es un paso adelante importante, el país necesita llegar a alcanzar con el tiempo la plena convertibilidad de su moneda. EEUU y la comunidad internacional tienen que ayudar a asegurar que el sistema financiero chino pueda absorber una transición a las tasas de cambio basadas en el mercado.

Más allá de la política económica, EEUU tiene que seguir trabajando con los chinos en otros temas claves, como el imperio de la ley, los derechos humanos y la libertad religiosa. La agresiva estrategia diplomática y y económica global y su reforzamiento militar, también merecen ser observados de cerca. EEUU y sus aliados tienen que estimular acciones responsables por parte de China, apropiadas a un poder global en ascenso. Esto significa, por ejemplo, no permitir que vuelva a surgir la peligrosa confrontación histórica chino-japonesa.

Una respuesta importante de EEUU al ascenso de China es fortalecer las alianzas y amistad en la región, especialmente con la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (ASEAN) y trabajar con sus socios para sostener el papel estabilizador de EEUU en Asia y el Pacífico.

También EEUU tiene que dar pasos positivos para mantener su posición competitiva, que se basa en una economía flexible e innovadora, la productividad y la franqueza, y nuestro sistema de leyes y gobiernos transparentes. Igualmente, tiene que poner en orden su propia casa. Establecer barreras al comercio o comprometer sus valores centrales del libre comecio, debilitarían los intereses generales a largo plazo de EEUU. Tenemos que frenar el déficit en el gasto de EEUU, promover el ahorro interno, rehabilitar la infraestructura, invertir en la educación y establecer una reforma migratoria. Así es como EEUU puede mantener su preeminencia en el siglo XXI, al margen del ascenso de China o cualquier otro país.

*El autor es senador de EEUU por Nebraska, miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y preside la Comisión Congresual-Ejecutiva de EEUU.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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