FINANCIAL TIMES
EEUU, la ONU y el Banco Mundial: La vanguardia de una diplomacia más fuerte

FINANCIAL TIMES <BR>EEUU, la ONU y el Banco Mundial: La vanguardia de una diplomacia más fuerte<BR>

POR AMITY SHLAES
A menos de dos semanas para que los accionistas del Banco Mundial voten sobre la nominación de Paul Wlsfowitz para encabezar el Banco, las protestas se mantienen. El nombramiento de John Bolton, un firme crítico de la Organización de Naciones Unidas, para servir como embajador en la ONU, ha parecido suficientemente mala. Pero ahora, el presidente George W. Bush desea que el jefe de World Neocon Conspíracy dirija el principal banco filantrópico. ¿Qué está tratando de hacer? ¿Destruir estas instituciones?

En realidad, lo opuesto. Los multilateralistas de todo el mundo deberían estar intranquilos con estas opciones. Estos hombres no van a poner el futuro de la ONU o del Banco Mundial en peligro. Ya ese futuro está en peligro. Más bien, los nuevos candidatos pudieran resultar la salvación de las instituciones. Ambos señores son suficientemente fuertes para generar un cambio, cuando el cambio sea necesario.

Theodore Roosevelt se cita con demasiada frecuencia en el contexto de la administración Bush, pero en esta ocasión la comparación viene al caso. “Habla suave, y lleva un buen garrote”. Si los señores Bolton y Wolfowitz logran los cargos, van a poner en práctica la diplomacia del músculo.

Para entender la novedad del momento actual ayudaría echar atrás un tanto. Es una buena idea tener una Organización de Naciones Unidas -quizás. Pero hace tiempo la ONU empezó a desviarse de su mandato original de impedir las guerras. En 1975, su Asamblea General aprobó la resolución “Sionismo es racismo”, con lo cual se le restó legitimidad al único estado democrático en el Oriente Medio. Los problemas siempre fueron culpa del enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética, sin embargo, después de 1990, se han mantenido.

Por su parte, EEUU desempeñó un papel crítico, pero distante -reteniendo cuotas, forzando reformas, solo intermitentemente. Hoy, la ONU sigue siendo un teatro, que alterna entre la tragedia y la farsa. Fue trágico ver sentar a Libia en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. El escándalo “petróleo por alimentos” fue otra tragedia. ¿Y la política de la ONU sobre el género? Una farsa. Por un lado, las ONU auspicia las sacrosantas “Cumbres de la mujer”. Por el otro, su alto comisario para los refugiados, Rudd Lubbers, tiene que renunciar numerosas acusaciones de que sexualmente ha asediado a sus subordinadas  durante años. Hasta los norteamericanos centristas ven a la ONU como algo en bancarrota y descartable.  Los problemas del Banco Mundial son más sutiles: El banco de desarrollo se creó para promover el crecimiento global. Sin embargo, con demasiada frecuencia, durante décadas, ha descuidado conscientemente las variables tanto de democracia y macroeconomía en la ecuación del crecimiento. Se ha obsesionado con el medio ambiente. Y ha batallado muy poco a favor del empresario y demasiado contra la pobreza. Esto último ha resultado una batalla en vano, en particular cuando gobiernos bribones con toda confianza sabotean, o se benefician de las iniciativas del Banco.

Para enfrentar estos desafíos, las administraciones de los años 90 intentaron principalmente la conciliación ruidosa. Bill “Sr. Diplomacia” Richardson, el embajador de EEUU en la ONU de mediados de los 90, llegó al cargo hablando como si los problemas de la ONU estuvieran limitados a un problema de imagen de marca. (“Es importante que reconstruyamos un electorado en EEUU en favor de la ONU. La ONU no es popular”, dijo a CNN). Los republicanos del Congreso, lo debilitaron a él y a Madeleine Allbrigth, su antecesora, mediante la retención del pago de las cuotas a la ONU. El resultado fue que los embajadores de la ONU gritaron mucho, pero no tenían el garrote en la mano. En el BM, igualmente, la diplomacia ha tendido a ser el énfasis. James Wolfensohn, el presidente saliente, trabaja duro para que lo quieran, y lo logra. Pero esto ha resultado ser un problema

Los nuevos nominados, por contraste, no son conciliadores. El señor Bolton quiere desfenestrar a los diplomáticos corruptos más egregios y conducir al órgano de vuelta a su intención inicial de sus creadores: evitar las guerras. El viernes pasado dijo cuidadosamente que él no impondría una “línea de EEUU” al Banco Mundial. No obstante, es probable que monte una reestructuración similar allí y desplace su énfasis a construir países y el crecimiento económico. Sus proyectos para el Banco Mundial reflejarán su experiencia en Indonesia, donde como embajador promovió la estabilidad y el crecimiento mediante la apertura (léase: “democracia”). En los años 90, el señor Wolfowitz escribió artículos sabios sobre los costos de la inacción en la política exterior. Será un buen socio de Karen Hugues y Condoleeza Rice en el Departamento de Estado, al facilitar la creación de oportunidades económicas en el Oriente Medio (traducción: “presionando al dinosaurio Egipto”).

La resistencia a los señores Bolton y Wolfowitz va a ser fuerte. Pero ninguno de los dos  está acostumbrado a la popularidad. Después de todo, el señor Wolfowitz funcionó como el escudo antiaéreo de las críticas a la guerra en Irak. Y en cuanto al señor Bolton, un ayudante del secretario de Estado a principios de los 90, completó con éxito lo que probablemente fuera el trabajo menos deseado en el gobierno federal: deambular por el East Side de Manhattan, tocando las puertas de las embajadas en busca de firmas para la eliminación de “Sionismo es racismo”.

En otras palabras, estas candidaturas constituyen un cambio tremendo. Los señores Bolton y Wolfowitz van a involucrarse. Ya EEUU paga sus cuotas a la ONU. El Congreso respaldará ahora a los enviados de Ejecutivo. Y cuando la coalición encabezada por EEUU que eliminó a Saddam Hussein por la fuerza, sin duda alguna. El dúo sabe hablar con suavidad, y puede lograr más que sus predecesores. Podemos elegir la lamentación. O pudiéramos reconocer que nos ha tocado la buena suerte.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

 

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas