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El apetito por la deuda de Buenos Aires

FINANCIAL TIMES <BR>El apetito por la deuda de Buenos Aires

Dentro de algunas semanas, si todo marcha bien, los funcionarios del gobierno de Argentina invitarán a los tenedores de todo el mundo a aceptar una oferta de reestructuración que implica miles de millones de dólares de deuda no pagada.

Si eso resulta familiar, difícilmente sea sorprendente. Escasamente unos seis meses después que la República  de Argentina concluyera la mayor reestructuración de deuda soberana de la historia, la provincia de Buenos Aires, la provincia más rica y poblada del país, está tratando de lograr un acuerdo similar.

¿Dónde está la diferencia? Después de todo, hasta la lista de personajes es similar: miles de inversionistas minoristas, en su mayoría italianos, e inversionistas institucionales por un lado, y por el otro, una administración provincial bajo la mirada atenta del gobierno nacional.

Una diferencia simple es el volumen. Con US$2,9 millardos de bonos provinciales no pagados, la pretendida reestructuración difícilmente pudiera considerarse pequeña. Sin embargo, queda disminuída por los US$82 millardos de bonos incumplidos que fueron objeto de la exitosa reestructuración de la deuda del país en febrero.

Otra es cuánto está dispuesta a pagar la provincia. La semana pasada, los funcionarios de Buenos aires presentaron formalmente una oferta que la mayoría de los analistas valoran entre 47 y 52 centavos de dólar. Esto es, redondeando la cifra, siete centavos más de lo que ofreció la nación en su reestructuración de febrero.

Con la aprobación pendiente de Consob, el órgano regulador italiano, las autoridades provinciales dicen que intentan emitir tres nuevos tipos de títulos, disponibles en dólares o euros, para reemplazar los 16 bonos dejados de pagar.

Uno es el llamado bono de descuento que carga una reducción de 60% del valor nominal, madura en 2017 y tiene tasas de interés fijas sobre la opción denominada en dólares de 9,25% y 8.5% sobre el papel denominado en euros.

Los otros dos títulos son bonos “par”, sin reducción en el valor nominal, pero con maduraciones muchas más largas, 2020 y 2035, respectivamente, y tasas de interés considerablemente más bajas. El bono a largo plazo, por ejemplo, empieza pagando intereses de 2% al año, y sube gradualmente hasta un techo de 4%.

Los analistas dicen que los bonos par están destinados a los inversionistas minoristas que tienden a situar una prima sobre la preservación del valor nominal de su inversión original, en contraste con los inversionistas institucionales que se concentran en el valor del mercado.

La oferta, que probablemente se lance a finales de octubre, y seguirá abierta durante seis semanas, incluirá un periodo temprano de aceptación en el cual los inversionistas individuales podrían demandar hasta US$50,000.00 del bono de descuento y el bono de mediano plazo.

Las autoridades provinciales dicen que emitirán un máximo de US$500.00 millones de los bonos de descuento, y US$750.00 millones de los bonos par, a mediano plazo. La idea, dicen los expertos, es hacer que los inversionistas ofrezcan sus bonos viejos temprano para generar “momentum”.

Un representante de tenedores de bonos dijo al Financial Times la semana pasada que habían sido “agradablemente sorprendidos” por la oferta, aunque no dijo si la aceptarían.

Nicola Stock, que encabeza Task Force Argentina, un grupo que dice representar a los inversionistas minoristas italianos que poseen cerca de US$750.00 millones de la deuda provincial incumplida, va más lejos.

Mientras que admite que todavía tienen que estudiar la oferta en detalle, dice que eso demuestra que la república pudiera pagarle a sus acreedores considerablemente más. El señor Stock señala de inmediato la diferencia entre los puntos de vista de las dos administraciones. “La provincia siempre fue amigable, y nunca hubo ningún tipo de la arrogancia que vimos en el gobierno nacional”, comenta.

Si esto será suficiente para persuadir a los inversionistas a que acepten la oferta, todavía no está claro.

Varios fondos de protección, principalmente norteamericanos, han estado comprando bonos no pagados -los inversionistas institucionales ahora poseen cerca de la mitad de la deuda, comparado con solo un tercio hace 12 meses- y algunas personas creen que deberían esperar por términos mejores.

Sin embargo, aparte de cualquier cambio radical en las condiciones del mercado, hay tres razones por las que ellos y otros acreedores podrían decidirse finalmente a aceptar la oferta de la provincia. La primera es que muchos piensan que la oferta va a tener éxito -recuerdan cómo la oferta mucho más dura de la república atrajo una abrumadora cantidad de tenedores de bonos- y no quieren quedarse fuera.

Como dijo un acreedor, “La república ablandó el mercado completo”.

La segunda razón es la falta potencial de una alternativa. Los acreedores que rechazaron la oferta de la república, por ejemplo, han empleado estrategias hábiles y sutiles pare recuperar sus inversiones, pero hasta ahora no han llegado a ninguna parte.

La tercera razón por la cual los inversionistas pudieran aceptar la oferta, por supuesto, es la ganancia. Se cree que no menos de US$700.00 millones de los bonos no pagados estén ahora en manos de un pequeño grupo de fondos de cobertura que compraron los títulos entre 25 y 28 centavos por dólar, lo que implica jugosos márgenes para los que participen.

Y tal como dice el representante de los tenedores de bonos: “Esos individuos no van a esperar por algunos centavitos más; esa no es su mentalidad. Sencillamente, van a agarrar el dinero y van seguir adelante”.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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