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El enfoque en el tipo de cambio chino oculta otros riesgos

FINANCIAL TIMES <BR>El enfoque en el tipo de cambio chino oculta otros riesgos

POR MOHAMED EL-ERIAN
Dos grandes factores determinarán cuán bien sostendrán las economías industrializadas el alto crecimiento en el mediano plazo, y qué segmentos de los mercados financieros resultarán más rentables.

El primero es el modo en que el mundo acomode la presencia de Asia emergente en el escenario económico mundial; el segundo es cómo los países industrializados trabajan las burbujas en los precios de los activos.

Hasta ahora, hay escaso consenso en círculos políticos y financieros sobre ambos temas, que incrementa el riesgo de un error político o un accidente en el mercado. En el corto plazo, el riesgo ya se vio agravado por el huracán «Katrina».

El ascenso global de Asia ha alcanzado una masa crítica, operando de modo simultáneo a través de crecimiento, comercio y flujos financieros internacionales. Durante los últimos quince años, la región ha tenido una expansión promedio anual de 5%. Su participación en el comercio global ha crecido de modo constante. La estructura de bajo costo de la región ha constreñido las presiones inflacionarias globales. Y, con las reservas internacionales de Asia expandiéndose con rapidez, los bancos centrales de la región se han convertido en una gran influencia sobre tasas de interés y monedas globales.

Estos sucesos han alterado de modo estructural antiguas relaciones, y ayudado así a explicar actuales aberraciones históricas. En Estados Unidos, arrojan luz sobre un crecimiento del empleo relativamente mudo en el sector manufacturero, la incapacidad de muchas empresas de pasar a los consumidores el impacto de los mayores precios de las materias primas, la forma de la curva de rendimiento de los «Treasuries» y la ausencia de la sostenida depreciación del dólar que cabría esperar, dado el gran déficit de cuenta corriente.

Además de reflejar una sacudida global al suministro, el ascenso de Asia también está teniendo importantes efectos en el desempeño relativo de los diferentes sectores dentro de las economías. Importa mucho si uno entra a la cadena productiva del país o compite con ella. No debe sorprender que las compañías y países emergentes basados en los productos básicos estén prosperando y que muchos manufactureros sigan luchando.

La naturaleza multi-dimensional de la influencia global de Asia no se refleja en el debate en círculos políticos y financieros, donde la atención se ha concentrado de modo excesivo en la cuestión del tipo de cambio de China. Esta perspectiva restringida prevalece tras el cambio en julio a un régimen flotante manipulado, que no se comprende plenamente, y que probablemente sea transitorio.

Los riesgos de un enfoque estrecho son significativos. Primero, al limitar el análisis de una transformación global al mal alineamiento de un precio (la tasa de cambio), oculta una serie de cambios estructurales. Segundo, simplifica en exceso la dimensión política del debate, aumentando la probabilidad del proteccionismo «pérdida-pérdida». Tercero, socava el tipo de coordinación de políticas necesaria para enfrentar los desequilibrios de pagos globales. Por último, exacerba las burbujas en los precios de los activos.

Las burbujas se han visto facilitadas por un segundo factor sistémico: innovaciones financieras que han bajado de modo dramático las barreras de entrada a algunos mercados. Esto es más visible en la vivienda estadounidense, donde los préstamos solo con pago de intereses –que representan hoy más de 70% de las nuevas hipotecas en California- han abierto una brecha cada vez más amplia en algunas áreas, entre compras inmediatas de viviendas y capacidad de pago en el largo plazo. Entretanto, el riesgo subyacente es vendido a inversionistas que bien podrían estar subestimando la exposición crediticia asociada.

Alzas sucesivas en las tasas de interés estadounidenses pudieran no ser un modo eficiente de manejar este segundo factor. De hecho, una dependencia exclusiva de este instrumento relativamente desafilado genera el riesgo de desestabilizar otras partes de la economía estadounidense. Y, con el alza en los precios de los productos petroleros causada por «Katrina», el riesgo ha subido en varios peldaños debido a una nueva amenaza potencial al consumo estadounidense.

De manera más general, el mundo carece de una aproximación amplia a los desafíos que se han vuelto más difíciles por «Katrina». Esto se debe a la complejidad de las fuerzas históricas en juego, y a la incapacidad para aceptar nuevas realidades. Hay así una necesidad de liderazgo político que reconoce la naturaleza inter-conectada de los cambios estructurales internacionales, las dimensiones regulatorias respecto de desinflar ciertas burbujas y la necesidad de responder de modo flexible a los desafíos de la tragedia desatada por «Katrina». Mientras más tiempo falte ese liderazgo, mayor será el riesgo de una desaceleración económica pronunciada y perturbaciones en los mercados financieros.

*El autor es director ejecutivo de Pimco, la firma de gestión de inversiones.
VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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