FINANCIAL TIMES
Exportadores de EEUU no aprovechan beneficios de un dólar débil

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POR CHRISTOPHER SWANN
Cuando el dólar norteamericano alcanzó su pico hace tres años, Kendig Kneen, cuyo negocio de Indiana fabrica compactadores de vehículos y equipos de movimiento de tierras, estuvo a punto de abandonar sus ventas en el exterior.

Ahora, después de una baja de 30% en la moneda, Kendig, de nuevo, está exportando. “Nos quitaron el lazo que nos estaba ahogando del cuello”, dice. “Pero la situación sigue siendo incómoda”.

Muchos economistas se muestran igualmente ambivalentes sobre el resultado de las exportaciones de EEUU durante el último año. A pesar del deslizamiento del dólar, las compañías de EEUU siguen perdiendo porciones del mercado y parecen estar enfrentando algunos mercados de exportación como una batalla cuesta arriba. El año pasado, el total de las importaciones del mundo, excluyendo EEUU, subió 11.3%, mientras que las exportaciones de EEUU subieron solo 8.5% en términos reales.

El alza en las exportaciones no ha sido suficiente para reducir al inflado déficit comercial. El dólar ha bajado 54% frente al euro desde febrero de 2002, mientras que el déficit comercial con Europa Occidental subió de US$100 millardos a US$114 millardos en el último año.

De manera similar, el déficit bilateral de EEUU con Canadá subió de US$124 millardos a US$162 millardos durante el año pasado, a pesar de la baja de 25% en el dólar desde febrero de 2002.

 “Los beneficios de la depreciación hasta ahora no han sido tan grandes como esperábamos”, dice Nigel Gault, director de investigaciones sobre EEUU en Global Insight. “Los exportadores de EEUU pueden estar perdiendo mercado en una tasa más lenta que en 2002, pero siguen quedándose atrás del crecimiento en el comercio mundial”.

Parte de la razón de este resultado poco inspirado de EEUU parece ser la fuerza de la demanda interna.

Algunas de las exportaciones de EEUU parecen haberse desviado de los mercados extranjeros para satisfacer la voraz demanda interna. “A veces hemos tenido que preguntarnos, ¿para qué irnos al exterior con lo que tenemos detrás de la puerta?”, dice el señor Kneen. Con las ganancias corporativas en niveles récord -más de US$1,100 millardos (anualizado)- pocos economistas están llorando por los negocios en EEUU.

Sin embargo, no todo el desalentador crecimiento en las exportaciones parece ser voluntario.

Algunos economistas creen que en la medida en que las exportaciones de EEUU se concentran más en el extremo más alto del mercado, la demanda se ha vuelto menos sensible a los cambios en el precio. “Los movimientos de la moneda no parecen importar tanto cuando usted está comprando productos del extremo superior”, dice Davir Bloom, estratega monetario de HSBC en Londres. “Usted o compra Microsoft o no. Mientras tanto, la producción de nivel más bajo, que es más sensible a los precios, se ha estado desplazando a lugares como China, India y México”.

Las exportaciones de ropa ultra sensibles a los precios han caído como parte del total de ventas en el exterior de 1.4% a 0.8%. Esto pudiera ayudar a explicar por qué las exportaciones no han tenido el impulso del dólar débil que algunos modelos económicos pudieron haber pronosticado.

Después de tantos años flojos, los exportadores de EEUU también pudieran haber decidido aplanar sus márgenes  de nuevo, en lugar de reducir los precios y apropiarse de zonas del mercado.

Además, el dólar débil puede haber ayudado a las compañías de EEUU a mantener el suyo frente a la competencia interna en Europa, Japón y Canadá. Pero todavía tienen que enfrentar la competencia creciente en estos mercados de los exportadores chinos. Debido a la fijación del renminbi al dólar, las compañías chinas han estado disfrutando exactamente el mismo impulso competitivo en estos mercados que las empresas norteamericanas. “Aparte de la ventaja monetaria, las compañías chinas han estado pasando por un auge de productividad con costos unitarios de trabajo que se reducen rápidamente”, dice Ian Morris, un economista de HSBC en Nueva York.

La debilidad de la demanda en muchas de las mayores economías del mundo ha dificultado más las cosas. El gasto de los consumidores de EEUU subió 3.8% el año pasado, pero solo 3.1% en el Reino Unido, 1.5% en Japón y solo 1.1% en la eurozona. Los consumidores han sido particularmente cautelosos en Alemania, la mayor economía de Europa, donde las reformas estructurales han estado facilitando que las compañías reduzcan empleos.

“A largo plazo, estas reformas deberían implicar un crecimiento más fuerte”, dice Paul Donovan, economista global de UBS. “En el corto plazo ha significado que los trabajadores están ahorrando más dinero del que gastan en caso de que el hacha los sorprenda en su centro de trabajo”.

Aún si se asume que los efectos plenos de la baja del dólar todavía no se han hecho sentir, es poco probable que el aumento de las exportaciones norteamericanas sea suficiente para reducir el déficit.

De acuerdo con los cálculos de HSBC, si la economía crece 3.5% el año próximo, entonces la cuenta por importaciones podría esperarse que subiera 10%. Esto significa que las exportaciones de EEUU tienen que crecer en 15% en términos reales solo para evitar que el déficit se amplíe todavía más.

La conclusión, dice Ray Attrill, director de investigaciones de Cast, es que a menos que el consumo de EEUU se reduzca considerablemente, se necesita una caída mucho mayor del dólar para reducir la brecha comercial. “Parece que solo tenemos la mitad de la caída necesaria en el dólar para ayudar a cerrar el déficit”, dijo.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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