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Frustración en Ecuador

FINANCIAL TIMES <BR>Frustración en Ecuador

Pocas veces la defensa de un cambio constitucional haya sido tan fuerte como está siendo en Ecuador, la república andina que ha estado acosada por la lucha interna entre líderes débiles, congresistas que se ocupan solo de sí mismos y jueces políticamente tendenciosos.

Durante los últimos siete años, tres de cuatro presidentes, además de una cadena de ex ministros, han abandonado el país para escapar a procesos judiciales.

Por eso, los planes para introducir una amplia reforma política, cuyos detalles se espera que el presidente Lucio Gutiérrez presente la próxima semana, tienen que ser un paso en la dirección correcta. Desgraciadamente, el efecto principal del cambio es probable que selle la reciente purga de los opositores políticos del señor Gutiérrez del sistema judicial, lo cual debilitaría aún mas las frágiles instituciones.

Los analistas restan importancia a la posibilidad de una reforma política seria, en parte porque uno de los resultados de la purga del mes pasado ha sido el fortalecimiento de la influencia de los partidos populistas tradicionales que se benefician del sistema vigente.

En particular, los cambios han renovado la carrera política de Abdalá Bucaram, un populista excéntrico sacado de la Presidencia hace ocho años por motivos de “incapacidad mental” y -enfrentado a acusaciones de corrupción- que actualmente vive exiliado en Panamá.

Michael Shifter, vicepresidente para asuntos políticos en Diálogo Interamericano, en Washington, dice que el gobierno de Ecuador se está haciendo más autoritario y establece comparaciones entre lo que él describe como el “agarre del poder” del señor Gutiérrez y pasos similares de Hugo Chávez, el presidente nacionalista radical de Venezuela.

Y curiosamente, hace solo dos años el señor Gutiérrez fue elegido en medio de altas esperanzas de que limpiara la política ecuatoriana. El problema, es, sin embargo, que él haya sido sencillamente incapaz de establecer una base sólida de respaldo, bien en la legislatura o en el país, en general.

Su propio partido, Sociedad Patriótica, y después de unos pobres resultados en las elecciones municipales del año pasado, está amenazado con la extinción. El señor Gutiérrez estuvo respaldado por izquierdistas en 2002, pero perdió el apoyo de Pachakutik, el partido indigenista de tendencia izquierdista, cuando llegó a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y trató de introducir tibias reformas económicas liberales.

Durante un breve periodo, el señor Gutiérrez hizo causa común con los partidos más poderosos del país, el de centro-derecha Social Cristiano y el de centro-izquierda Izquierda Democrática. Sin embargo, el Presidente se apartó de ambos y el año pasado la maquinaria del Partido Social Cristiano, que había disfrutado de una influencia poco saludable sobre los tribunales del país, puso su peso a favor de los esfuerzos para procesar al Presidente.

El señor Gutiérrez se mantuvo sobreviviendo a fuerza de una nueva alianza con el Partido Roldosista (PRE), del señor Bucaram y el Partido de Acción y Renovación Nacional Institucional (PRIAN), dirigido por un magnate bananero multimillonario, Álvaro Noboa, ambos, al igual que los social-cristianos, tienen sus bases en la región de la costa, alrededor de Guayaquil, la mayor ciudad y centro comercial de Ecuador.

El mes pasado, el apoyo de esos partidos, además de los votos de un puñado de congresistas de la izquierda, fueron suficientes para darle al señor Gutiérrez una mayoría de 52-48 en el Congreso, en una votación para eliminar ocho de nueve miembros del Tribunal Constitucional, cinco de siete miembros del Consejo Supremo Electoral y 27 de 31 jueces de la Suprema Corte, decisiones que pisaron fuerte sobre el principio de la independencia jurídica.

La decisión, dice Daniel Wilkinson, de Americas Watch, con sede en Washington, “desgarra” el principio de independencia enaltecido en la carta democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Un abogado de la OEA estuvo en Quito examinando el asunto la pasada semana, y ha habido indicios de que funcionarios de EEUU no se sienten bien con el curso que han tomado los acontecimientos.

Hasta aquí el señor Gutiérrez había disfrutado de una buena relación con Washington, en parte como resultado de su apoyo entusiasta por los esfuerzos contra-insurgentes en la vecina Colombia.

Sin embargo, por el momento parece que el gobierno no va ser receptivo a las críticas.

Un funcionario del gobierno la semana pasada insistía en que el Congreso tenía derecho a interpretar la Constitución y que la carta magna de Ecuador de 1998 no fue violada.

No obstante, la habilidad del señor Gutiérrez para continuar adelante con una significativa reforma constitucional y política, en cualquier caso, será limitada.

La semana anterior, el asidero de los señores Bucaram y Noboa sobre la política ecuatoriana se fortaleció cuando Omar Quintana, cuñado del señor Noboa y un líder destacado de PRE, fue electo presidente del Congreso, una posición desde la cual controlará la agenda legislativa.

El señor Quintana no ha perdido tiempo en dejar claro que la reforma política no es una prioridad. El retorno del señor Bucaram del exilio es más urgente, sin embargo. “Por supuesto que tiene que regresar. Él es uno de los mayores líderes con que cuenta Ecuador. ¿Cómo es posible que no regresara?”, dijo el señor Quintana a El Comercio, un diario de Quito.

TRADUCCION: IVAN PEREZ CARRION

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