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Grupos textiles en problemas si EEUU rechaza Cafta-RD

FINANCIAL TIMES <BR>Grupos textiles en problemas si EEUU rechaza Cafta-RD

POR RICHARD LAPPER 
Alfredo Fernández Ruiz lamenta el día que por primer vez puso un pie en una fábrica de textiles. Después de 25 años en el negocio, el barbudo cubano-americano está trabajando semanas de 80 horas en la compañía de «jeans» radicada en Managua, que él administra con el fin de mantenerla a flote ante la creciente competencia de China.

Y si el Congreso descarta el planeado Acuerdo de Libre Comercio de América Central con Nicaragua, República Dominicana y otros cuatro países centroamericanos, como se pronostica para este verano, dice Fernández que la industria morirá: «Si no hay CAFTA […] y las cosas siguen como van, estamos liquidados».

Nicaragua está en la primera línea de combate para preservar los empleos en el sector textil y de ropa en Norte y Sudamérica. La compañía del señor Fernández, USCL, se ha re-ubicado dos veces en los últimos 15 años; primero, fue de Carolina del Sur a Costa Rica, donde las tasas de salarios eran la mitad de las de Estados Unidos, y después, hace siete años, a Nicaragua, donde el costo por trabajo es todavía menor.

Cerca de otras 50 compañías que producen principalmente «T-shirts», pantalones y uniformes baratos, han seguido los mismo pasos.

Pero si la industria no puede sobrevivir en un sitio como Nicaragua, donde el salario mínimo de 600 córdobas (US$36.0) la quincena es solo ligeramente más alto que los que se pagan en la mayoría de los sitios competitivos de China, tiene pocas posibilidades de sobrevivir en cualquier otro lugar de las Américas. Durante los últimos 18 meses, el señor Fernández ha estado bajo la presión de los clientes que incluyen compañías norteamericanas como Levi´s,

para mejorar la calidad, para que los «jeans» que él produce estén listos para salir directamente hacia los estantes de las tiendas, un proceso que se conoce en el negocio como «full package», o paquete completo.

La feroz presión competitiva de Asia significa que esto tiene que hacerse sin costo adicional. «Si usted le dice a un cliente que no lo puede hacer, ellos dirán, «no hay problema, nos vamos para Asia»», dice el señor Fernández.

«No puedo conseguir un buen precio para el producto», lamenta. «Estamos tan cerca del hueso que no hay mucho espacio para seguir bajando el precio».

El CAFTA-DR ayudaría al sector de la ropa con la eliminación de la mayoría de las restricciones para los US$33,4 millardos en bienes que se negocian entre EEUU y los otros seis países -Nicaragua, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala y Honduras.

Haría más atractiva la región para los inversionistas y conduciría cientos de millones de dólares de capital nuevo. También permitiría a los fabricantes de ropa de la región importar telas más baratas de países como India y Paquistán, en lugar de EEUU.

La administración Bush insiste en que el acuerdo también ayudaría a hacer más competitivos a los manufactureros de EEUU. Sin embargo, los críticos temen que el CAFTA profundice el déficit comercial de EEUU, que ya está en niveles récord, y lleve a una pérdida mayor de más empleos.

Hasta ahora, la oposición ha impedido que el acuerdo sea presentado formalmente ante el Congreso.

No aprobar el tratado sería un golpe contundente para Nicaragua y sus vecinos.

Estos países edificaron sus negocios textiles sobre la base de concesiones de exenciones de impuestos temporales para el mercado de EEUU.

La iniciativa para la Cuenca del Caribe fue un cuerpo de concesiones concebida para ayudar a la región a recuperarse de los sangrientos conflictos civiles de la década de 1980.

El rápido crecimiento de la industria textil ayudó a compensar una baja en cultivos como el café, el azúcar y el banano, que habían sido el bastión de estas economías pobres durante más de cien años.

A finales del año pasado, al menos 400,000 centroamericanos trabajaban en el sector de textiles y ropa, más de cuatro veces la cifra de 1990.

Para muchos nicaragüenses jóvenes, la industria no solo les da la oportunidad de un empleo, sino que también amplía sus horizontes. William Espinoza, de 19 años, dice que trabaja en Joh Garments, de propiedad taiwanesa, una gran empresa que emplea más de 4,000 trabajadores en Ciudad Sandino, un suburbio de Managua, lo que lo estimuló a estudiar más.

Su padre, un ferviente sandinista que luchó en la insurrección de 1979 que derrocó la dictadura del derechista Somoza, se preocupa de que su hijo se esté convirtiendo en «un esclavo». Sin embargo, el señor Espinoza se ha hecho amigo del supervisor taiwanés, le gusta tener algún dinero para ver películas norteamericanas en un cine local y dice que sin ese trabajo estaría sentado en su casa.

Juan Carlos Pereira, el presidente de Pro-Nicaragua, una agencia de promoción de inversiones, espera que plantas como USLC y John Garments pudieran convertirse en los bloques de construcción para una base industrial más amplia.

Pero tal como están las cosas, las posibilidades de que el CAFTA –RD logre ser aprobado parecen escasas. Los productores de azúcar, que perderán los subsidios si se aprueba el tratado, han desplegado su formidable poder negociador y los sindicatos estadounidenses no se sienten felices con la falta de protección del tratado.

Todo lo anterior significa que la vida no resultará más fácil para empresas como la del señor Fernández dentro de poco tiempo.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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