POR PHILIP COGGAN
La fuerte caída en los mercados accionarios después de las explosiones en Londres ayer representaron una respuesta instantánea de incertidumbre. Las confusas noticias, la amplia escala de los ataques y la interrupción del transporte y las redes de comunicaciones mantuvieron a los inversionistas en ascuas. Aunque los mercados no cerraron, como ocurrió en el caso del 11 de septiembre de 2001, la Bolsa de Londres liberó a los que hacen el mercado de su responsabilidad de hacer precios de dos sentidos.

Se produjeron todos los movimientos previsibles del mercado. Los activos seguros, como el oro, el franco suizo y los bonos del gobierno subieron todos. Las bajas de la bolsa de valores replicaron los descensos similares para un día que siguieron a los atentados en Madrid y Bali. Los ataques terroristas pueden haber venido como una sacudida para los inversionistas, puesto que parece ya ha pasado largo tiempo desde que ocurrieron los ataques en Estados Unidos y Europa. La «prima por terrorismo» que se apreció por los mercados después del 11/S parecía haber desaparecido.

Lo que le importa a los mercados ahora es qué es lo que viene. Si los atentados resultan ser estos y ninguno más, es probable que los mercados recuperen su compostura después de algunos días. Sin embargo, si este es el anuncio de atentados más regulares en la red de transporte del Reino Unido, podría esperarse entonces que los efectos potenciales en los inversionistas fueran más permanentes. También pudieran tener efectos potenciales en el sentimiento de los consumidores del RU, que ya parecen estar muy sensibilizados. Muchas personas pudieran estar cancelando viajes de compra a Londres, como resultado. Pero ya hemos visto con anterioridad, que a la larga, los consumidores recobran su disposición a gastar.

El sentir en el resto del mundo dependerá obviamente de si se producen o no otros atentados en Europa, o en EEUU. Pudiera ser que el mundo desarrollado tenga que vivir con ataques terroristas ocasionales de esta naturaleza, tal como los padeció el RU con los atentados del IRA en los años 70 y 80. Y mientras los ataques de ayer mostraron una coordinación considerable, no tuvieron la dimensión destructiva de los del 11/S, ni parecieron incluir armas biológicas o químicas, como algunos temían. El impacto económico en áreas como los seguros, tiene que ser en consonancia mucho menor que hace cuatro años. Y por esta pequeña concesión los inversionistas debe estar agradecidos.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION