POR PHILIP COGGAN
Los «toros» del mercado de valores siente que les llegó de nuevo su momento. Después de años en los cuales el tono del debate ha estado fijado por los que se preocupan por el déficit comercial de Estados Unidos y la débil política monetaria, algunas ya están empezando a hablar de la nueva «Edad de Oro».
Un elemento clave de la defensa de los elementos agresivo ha sido el vuelco en las fortunas de los mercados emergentes, encabezados por China. De ser simples jinetes al lomo del crecimiento global, los mercados emergentes se han vuelto, dicen los optimistas, en un factor positivo de significación.
Anais Faraj, de Nomura Securities, cree que la economía mundial ha experimentado una racha estructural que la llevará a un alto crecimiento y una inflación modesta. «la productividad global está aumentando en la medida que economías como Brasil, India y China se incorporan al flujo principal. Como consecuencia, la inflación en los mercados principales continúa cayendo. Parece que estamos repitiendo el ciclo benigno de la «edad dorada» que se extendió entre 1955-1974″. Dice que la economía mundial no es dependiente del consumidor norteamericano. Por el contrario, el crecimiento y los flujos de inversiones entre los mercados emergentes son ahora la fuerza motriz.
Todo esto, considera el señor Faraj, será muy bueno para los activos financieros. «La liquidez global es abundante, el gasto de capital y la demanda de los consumidores están subiendo, las hojas de balance corporativo y la eficiencia se ven mejor de lo han estado por mucho tiempo y las tasas de intereses son bajas», dice.
Otro estratega que ve los mercados emergentes bajo una luz positiva es Eric Lonegan, de Cazenove. Alega que los mercados emergentes son mucho más fuertes de lo que fueron o en 1994 o 1997-1998. Tienen excedentes en sus cuenta corriente, activos externos netos y monedas baratas. Esto reduce la posibilidad de una crisis extendida en los mercados emergentes, eliminando una fuente importante de inestabilidad de los mercados financieros.
Lonergan agrega que esta mejoría de los fundamentos se ha reflejado en los diferenciales de los bonos de los mercados emergentes, pero todavía no en los precios de las acciones corrientes. De acuerdo con estas cifras, las acciones de los mercados emergentes ofrecen una prima de riesgo de 3 puntos porcentuales por encima de las acciones globales, que contrasta con el cero, o casi, de comienzos de los 90.
Para que se pruebe que los toros tienen razón, necesitaremos probablemente un par de años de fuerte crecimiento global, sin crisis en las divisas o en los mercados de bonos causados por un dólar en descenso, o el incremento en las tasa de EEUU a corto plazo.
VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION