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Los iraquíes votan para establecer su agenda propia

FINANCIAL TIMES <BR>Los iraquíes votan para establecer su agenda propia

Con un valor extraordinario, millones de iraquíes votaron por una asamblea constitucional que elegirá un nuevo gobierno, e intentan trazar un nuevo rumbo para su país dividido. Si el resultado del domingo resulta superior al 60%, como parece probable, ayudaría a cambiar la percepción tanto en Irak como en el exterior de un futuro estable y democrático. Podría, y debería significar un punto de viraje.

Sin embargo, el camino que queda por delante sigue plagado de dificultades. La negociación para eliminar los obstáculos requerirá la generosidad y el compromiso de los vencedores chiítas y kurdos hacia la minoría árabe sunita, que se abstuvo masivamente de votar, o bien se vio impedida de hacerlo mediante la intimidación sangrienta. Ese proceso de reconciliación se vería favorecido en gran medida por una clara señal de Estados Unidos y sus aliados en la coalición de que sus fuerzas se retirarán tan pronto como sea posible, dejando el espacio libre para que los iraquíes reconstruyan sus propio país. Las elecciones del domingo no fueron simplemente por un régimen democrático, sino para ponerle fin a lo que muchos perciben como una ocupación.

Todavía no se tiene un cuadro claro de las votaciones en el área sunita, pero ciertamente, fue baja, en contraste con la muy alta participación en el norte y sur del país. Debido al sistema de lista única de partidos, el resultado se inclinará más todavía hacia la mayoría chiíta. Sin embargo, es esencial llevar representantes genuinos de la comunidad sunita al gobierno, y lo más importante, al proceso de elaboración de la constitución, si es que se quiere derrotar la insurgencia. La nueva administración iraquí tiene que estar lista para tratar con los líderes nacionalista y los ex miembros del partido BAAS, y para apartarlos de los «yijadis» extremistas que no tienen interés en un Irak democrático.

Una votación, particularmente cuando se realiza en medio de los cañones de los fusiles, no es suficiente para crear una democracia. Esto depende de la creación de instituciones democráticas abiertas que aseguren el imperio de la ley y garanticen el respeto de las minorías por parte de las mayorías. Durante el último año, Irak ha experimentado una corrupción rampante, sin que se haya logrado edificar un Estado, ni fuerzas de seguridad efectivas. Todos estos fracasos tienen que ser enfrentados por el nuevo gobierno, mientras se intenta redactar una constitución y se preparan las elecciones parlamentarias plenas en diciembre.

Es una agenda que asusta. Sin embargo, tendrá la ayuda, no el lastre, de un compromiso claro de EEUU y sus aliados, de que están dispuestos a partir lo más rápidamente posible. Su presencia se ha convertido en parte del problema, no de la solución. El establecimiento de una fecha precisa para una retirada completa no sería una medida inteligente, obviamente. Pero una reducción inicial del número de tropas, al mismo tiempo que un traspaso programado de la autoridad en áreas de calma relativa, sería una señal clara de esa intención. Una declaración firme de EEUU de que no tiene intención de mantener bases permanentes en Irak también sería de gran ayuda.

Los iraquíes tienen que construir su propia democracia, si es que esperan derrotar a los insurgentes. Esta es una tarea política, no militar. Merecen toda la ayuda que se les pueda dar, tanto de los que se opusieron, como de los partidarios de la guerra.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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