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Lula actúa como mediador en disputa diplomática por «arresto» de guerrilero

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POR ANDY WEBB-VIDAL
BOGOTA.- Luis Ignacio Lula da Silva, el presidente brasileño, viajó a la frontera colombiana ayer para reunirse con el líder del país vecino en un esfuerzo por mediar en favor de una solución a un tenso enfrentamiento diplomático entre Colombia y Venezuela.

Desde la semana pasada, los dos vecinos andinos se han trabado en una agria disputa provocada por la captura encubierta en diciembre de un alto insurgente colombiano en Caracas, la capital venezolana. Colombia insiste en que Venezuela está protegiendo a los «terroristas» buscados por las autoridades colombianas, mientras que Venezuela retiró su embajador en Bogotá en protesta y suspendió los vínculos comerciales unilateralmente.

Se esperaba que el estancamiento dominara la reunión bilateral programa previamente entre el líder brasileño y el presidente Álvaro Uribe en Leticia, un pueblo de la selva colombiana en la frontera con Brasil.

Brasil mantiene relaciones relativamente cordiales tanto con Bogotá como con Caracas, y una iniciativa de paz que surja de aquí es probable que sea tomada en cuenta por Hugo Chávez, el presidente de Venezuela. Ya Caracas dio señales de qu8e está dispuesta a extender la rama de olivo.

«Queremos superar esta situación, y que quede como un incidente del pasado», dijo el martes Alí Rodríguez, el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela.

El gobierno de Colombia dice que Rodrigo Granda, el representante de la guerrilla, fue capturado por soldados venezolanos y entregado a Colombia después de ofrecer una recompensa. Venezuela alega que Colombia, ayudado por la Agencia Central de Inteligencia de EEUU sobornó a miembros de la guardia nacional venezolana para que ejecutaran un secuestro «ilegal» que violó su soberanía.

Colombia está acopiando información que respalda su alegato de que el gobierno de Chávez está apoyando a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un grupo clasificado como «terrorista» por Estados Unidos y Europa.

Interpol circuló documentación en septiembre pasado, incluyendo al representante de Interpol de Venezuela, que detalla la historia del señor Granda en las FARC. Venezuela, añade Bogotá, ignoró el pedido de Interpol de arrestar al señor Granda, a pesar de asistir al seminario organizado por el gobierno colombiano.

De acuerdo con fragmentos del diario del señor Granda -vistos por el Financial Times- el alto representante de las FARC guardaba números telefónicos de varias personas del gobierno de Chávez y de otros miembros de las FARC en Venezuela. También tiene los números de Evo Morales, el líder de los cocaleros bolivianos y aliado internacional del señor Chávez.

Aún cuando se alcanzara un arreglo en la disputa diplomática por el presidente de Brasil, el espinoso asunto del supuesto apoyo de Venezuela a las FARC va a mantenerse. Colombia, el más decidido aliado regional de Washington en la guerra contra el terrorismo, dijo que le entregará a Caracas los detalles de la ubicación de siete altos jefes de las FARC y de varios campos guerrilleros en Venezuela.

Colombia posee fotografías de asentamientos de las FARC en Venezuela tomadas por satélites norteamericanos. Ser catalogado por Colombia, y por extensión, por EEUU, como un apoyo de los terroristas pudiera darle a Venezuela, el quinto exportador mundial de petróleo, el estatus de «estado delincuente». Condoleeza Rice, la próxima secretaria de Estado de EEUU, describió al señor Chávez como «una influencia negativa» en la región.

Un consultante norteamericano en Bogotá dijo: «Espero que alguien en Caracas esté analizando esto. No creo que Chávez quiera que este país sea declarado un refugio de terroristas».

El «incidente Granda» ha generado roces dentro del gobierno del señor Chávez, campeón con estilo propio de la ola de populismo radical en la región. Su posición en días recientes ha estado influenciada por las fuerzas en competencia de una serie de facciones dispares de izquierda y militares.

Mientras que todas las facciones son leales al presidente, los radicales favorecen un ritmo más rápido de reformas sociales y una posición de enfrentamiento más directo con EEUU. Después de la captura del señor Granda, un grupo radical de intelectuales marxistas que han estado buscando la solidaridad internacional para el señor Chávez, así como con las FARC, presionaron al señor Chávez para que asumiera una posición agresiva con el señor Uribe.

«Esta lucha interna está teniendo un fuerte impacto en [la estructura de] poder», dice Alfredo Keller, un analista político con sede en Caracas. «Chávez actuó para satisfacer los requerimientos de la izquierda».

Las diferencias entre estos y facciones más conservadoras, principalmente militares -dicen los analistas-, ayudan a explicar por qué el señor Chávez se demoró tanto en responder a la captura del señor Granda..

TRADUCCION: IVAN PEREZ CARRION

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