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México,  ¿un giro a la izquierda?

FINANCIAL TIMES <BR>México,  ¿un giro a la izquierda?

POR JOHN AUTHERS, RICHARD LAPPER Y SARA SILVER
En la oficina de Andrés Manuel López Obrador, el alcalde de ciudad de México, las alfombras están deshilachadas y unidas por cinta adhesiva. “México no está en venta”, proclaman carteles enmarcados en las paredes blancas. Un tanque contiene un “pejelagarto”, un espinoso pez de río del estado natal del señor López Obrador, Tabasco. Un monitor de televisión transmite imágenes de 125 intersecciones de caminos, para que el hombre que supervisa una de las mayores ciudades del mundo pueda telefonear a la Policía, para que despeje cualquier entaponamiento.

Con esta mezcla de austeridad, desafío y manos listas para la acción –y un toque del instinto de supervivencia que le ha permitido al pejelagarto resistir la depredación de los cazadores– el señor López Obrador se ha vuelto no solo un alcalde popular, sino uno de los políticos más importantes de México.

Navegando sobre una ola de respaldo después de superar un intento altamente politizado de procesarlo el mes pasado, el señor López Obrador es el claro corredor puntero para las elecciones presidenciales del año próximo, con una ventaja entre 12 y 17 puntos porcentuales sobre sus rivales más probables. Mientras que su nominación por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) es una formalidad virtual, las dos mayores fuerzas que se le oponen –el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de Acción Nacional (PAN) del presidente Vicente Fox– es probable que sufran luchas internas para escoger sus candidatos. Si el señor López Obrador puede evitar un error durante los próximos 12 meses, parece que la presidencia de México será suya.

Los pobres de México creen en el señor López Obrador. El alcalde conduce un Nissan destartalado, una vez ofreció entregar sus ingresos a la población indígena pobre de Tabasco, y empezó su mandato como alcalde imponiendo una reducción de 10% en su propio salario. En el cargo, le entregó a cada residente de más de 75 años un cheque por 633 pesos (US$58) cada mes.

Sin embargo, el alcalde necesita ganarse a lo s inversionistas internacionales si es que quiere evitar el pánico en el mercado que México ha experimentado frecuentemente con la elección de un nuevo presidente. El señor López Obrador está orgulloso de que lo describan como un izquierdista, pero necesita que lo vean en la línea de Luis Ignacio Lula da Silva, el presidente pragmático de Brasil, más que como un populista demagogo, similar al venezolano Hugo Chávez.

Durante una entrevista reciente con el Financial Times, el señor López Obrador se esforzaba por presentarse como un economista moderado. Negó enfáticamente las especulaciones de que él buscaría renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con EEUU y Canadá, cuyas etapas finales entrarán en vigor bajo el nuevo presidente. Promete crear empleos y crecimiento económico mediante construcciones a gran escala y otros proyectos de obras públicas. Pero dice que mantendría las políticas anti-inflacionarias que ha seguido México, con éxito, desde la crisis del peso de 1994-95.

 “La inflación y la inestabilidad afectan más a los pobres, puesto que no tiene forma de defenderse, dice el señor López Obrador. “En el caso de México, los que se han beneficiado más de las crisis son los que tienen los mayores recursos. Los ricos tienen más formas de defenderse.” Un gobierno liderado por él manejaría la economía “de una manera técnica, más que ideológica”, dijo.

Él no cree que sean necesario aumentar los impuestos. “La estabilidad macroeconómica es simplemente sentido común2, dijo. El problema, añadió es que México, durante los últimos 20 años “ha puesto todo el énfasis en la estabilidad macroeconómica. Lo que estamos sugiriendo es una fórmula que se pueda resumir en cuatro conceptos: estabilidad macroeconómica, crecimiento, empleos y bienestar”

El crecimiento económico bajo el señor Fox ha sido decepcionante, con un producto interno bruto per cápita que cayendo cada año de su presidencia antes de una recuperación modesta el año pasado. Pero las continuas políticas monetarias ajustadas han creado una bendición para los inversionistas, con un mercado de valores en niveles récord, el pago de la deuda externa y mercados de capital vibrando como nunca antes.

Hasta el momento, los inversionistas extranjeros han mostrado poca preocupación de que el señor López Obrador pueda poner esto en peligro; el peso se ha fortalecido frente al dólar estadounidense este año, y tanto Moody´s como Standard & Poor´s, las agencias calificadoras, subieron recientemente la calificación soberana de México. Los inversionistas internos parecen pensar diferente. Los mexicanos poseen solo14% de los bonos soberanos de México a 10 años denominados en pesos. Los administradores de fondos de pensiones mexicanos reconocen que esto se debe a que están nerviosos de lo que el señor López Obrador pueda hacer en el cargo.

Eso tiene más que ver con su personalidad que con su ideología. Antiguos colegas se quejan de una veta impositiva. Su estilo de manejo de crisis también ha despertado preocupaciones. El año pasado, cuando aparecieron los vídeos en televisión mostrando a dos de sus ayudantes principales aceptando sobornos -el peor momento de su administración- su respuesta fue alegar una conspiración contra él, en la que estaban implicados el señor Fox y un ex presidente. Uno de los banqueros de Ciudad de México dice: “Su primera respuesta a su primera crisis verdadera fue decir que era una conspiración. Esa forma de manejar una crisis no es aceptable en un presidente”.

El señor López Obrador comprende cómo utilizar la política de la calle, con su experiencia en “sentadas” en los pozos petroleros de Tabasco, y encabezó una marcha hasta Ciudad de México para darle publicidad a un supuesto fraude electoral en su contra, en una elección por una gobernación. Como líder nacional del PRD a finales de los años 90, era bien conocido por sus ataques abiertos al rescate bancario de US$65 millardos que siguió a la crisis del peso.

Desde que ganó la alcaldía -el segundo puesto electivo más importante de México- en 2000, el señor López Obrador ha predicado la preocupación social y la austeridad. Mientras que la deuda total de Ciudad de México se ha duplicado prácticamente bajo su administración, se ha incrementado más lentamente que bajo alcaldes anteriores y se ha mantenido dentro de los límites impuestos por el Congreso federal.

Intenta utilizar su estilo de administración municipal frugal como un punto de referencia. El señor López Obrador dice que él puede reducir los costos actuales del gobierno en US$10 millardos, u 8%, durante su primer año en el cargo. “No es fácil. Yo estoy muy consciente de eso. Pero sí, creo que lo puedo hacer. Eso implica una nueva actitud, empezando con el presidente. El presidente gana más del doble de lo que gana Lula. Y tres veces lo que gana Lagos [el presidente chileno].”

Dicen los críticos que su financiamiento para programas sociales en la ciudad ha venido principalmente de re-orientar los fondos de otros programas, más que de austeros ahorros. También señalan que la mitad de los costos de operación del gobierno nacional se lo llevan los salarios de los maestros, un gasto que sería muy difícil o imposible de recortar.”

Dulce María Sauri, líder del PRI en el comité de finanzas del Senado, compara la promesa del señor Fox de generar un crecimiento de 7% anual con un contagio: “Espero que no se haya infestado por el presidente Fox”, dice.

El señor López Obrador intenta igualmente reducir los cargos por servicio de la deuda mediante el re-financiamiento de deuda fuera de las hojas de balance, como préstamos de financiamiento de proyectos y las obligaciones incurridas en el rescate bancario. Al denominar su propuesta una “reestructuración”, en lugar de un “re-financiamiento”, ha generado cierto nerviosismo en el mercado. Pero hace hincapié en que no tiene intenciones de cancelar la deuda, o pedir moratorias.

López Obrador tiene un plan de austeridad similar para PEMEX, la compañía petrolera estatal, que bajo su mandato, se mantendría en manos públicas. PEMEX está atrofiada por la necesidad de actuar como la vaca lechera del gobierno, representando el 36% de sus ingresos. 

Sus asesores esperan que los ahorros por austeridad dentro de la propia compañía petrolera y en otras áreas del gobierno le permitan a PEMEX retener hasta US$10 millardos más por año para inversiones en áreas como la exploración en aguas profundas y en las refinerías.

A inicios de su administración como alcalde, el señor López Obrador trabajó bien con el sector privado, particularmente para reanimar el descuidado centro histórico de la ciudad. Su socio principal en el proyecto fue Carlos Slim, el cuarto hombre más rico del mundo. “Por cada peso que el gobierno invirtió, el sector privado invirtió 22 pesos”, dice el señor López Obrador.

Sin embargo, la comunidad empresarial en su conjunto sigue preocupada por las perspectivas de una presidencia con el señor López Obrador. “Cuando le hablo a los empresarios locales  por el país ellos se ven preocupados”, dice un importante hombre de negocios mexicano. La preocupación principal es lo que un empresario llama “una tendencia a desobedecer la ley si no le viene bien”.

Otra preocupación es que el señor López Obrador tiene miras estrechas. Tiene poco que decir sobre la amenaza de China a la economía de México, que lo desplazó como el mayor exportador al mercado estadounidense hace tres años. Interrogado sobre el tema, el alcalde es vago: “Tenemos que ser imaginativos, asegurarnos de que las propuesta son viables y realistas y tener interés

Otra motivo de preocupación relacionado es que el señor López Obrador sería el primer  presidente mexicano en una generación no habla inglés. En rasas ocasiones ha salido del país y solo una vez ha visitado Estados Unidos. Sus asesores dicen que planea hacer viajes internacionales después que deje el cargo de alcalde a finales de julio.

El señor López Obrador sugiere que sus prioridades políticas hacia el poderoso vecino del norte de México serían prácticamente idénticas a las del señor Fox. Intentaría lograr un acuerdo sobre el estatus legal de los trabajadores emigrantes de México, fundamentada persuadir a EEUU de que es por su interés propio, e intentaría desplazarse a un acuerdo “NAFTA Plus”, en el cual EEUU y Canadá le dieran a México subsidios cruzados para ayudar al desarrollo.

“EEUU es muy importante”, dice. “Hemos llegado a un acuerdo. Es una relación que tiene que mejorar, y necesita mantenimiento y atención”.

Una cuestión final concierne a lo que el señor López Obrador pudiera lograr dado que su partido, el PRD, actualmente el tercero del país, casi seguramente no logrará una mayoría en el Congreso. Los pilares principales del programa del señor Fox, reformas que hubieran ampliado la base tributaria, liberalización de las leyes laborales y la apertura del sector de la energía a más inversiones privadas, todas encallaron ante la oposición en el Congreso, lo que condujo a temores sobre gobernabilidad.

Hay motivos para creer que el señor López Obrador pudiera ser más eficaz que su antecesor. Los elementos claves de su programa de austeridad en el gobierno -el combate a la evasión fiscal, reorganización de PEMEX y desviación de fondos hacia programas sociales- se pueden alcanzar sin la participación del Congreso, o cambios legislativos al por mayor. “No vamos a emplear la excusa que utilizó el señor Fox, de que el Congreso le cerró el paso. La clase política mexicana es la más inclinada a la negociación del mundo. Fox no sacó ventaja de eso”.

Por último, hay una sensación por la cual incluso el sector privado cree que su ideología lo podría ayudar. El señor Fox trató de aumentar los impuestos y privatizar las redes de energía desde la derecha política. Pero muchos en México creen que un político de la banda opuesta pudiera tener un éxito mayor, señalando los avances alcanzados en otros lugares de América Latina por políticos de tendencia izquierdista. “El efecto Lula va a estar presente aquí”, dijo un empresario. “Con esto quiero decir la creencia de que alguien de la izquierda puede alcanzar algunas de las reformas  Solo Nixon se pudo acercar a China”.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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