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Pekín intensifica lucha en propiedad intelectual

FINANCIAL TIMES <BR>Pekín intensifica lucha en propiedad intelectual

POR ANDREW YEH
“Gilheney”. “Future Cola”. “Starsbuck”. “N-Mart Super Center”. Si estas marcas chinas le resultan familiares, se debe a que sus nombres hacen eco de algunas de las más conocidas marcas de Estados Unidos: Gillette, Coca-Cola, Starbucks y Wal-Mart.

En la medida en que China se ha vuelto un productor importante de todo, desde camisas hasta semiconductores, también se ha vuelto el imitador más apto del mundo de las marcas extranjeras, y de los conceptos de los negocios.

Marcas locales, como Future Cola, Gilheney, para las máquinas de afeitar y Starsbuck, están operando en una zona gris, donde las distinciones entre los productos legítimos demasiado parecidos y la copia ilegal sigue siendo poco clara, aunque algunas compañías, como General Motors, de EEUU, ya ha actuado  o para buscar clarificación en los tribunales chinos.

América, la Unión Europea y Japón han criticado todos la visión de China de los derechos de propiedad intelectual y Pekín ha prometido aplicar sanciones más fuertes a los falsificadores.

Pero mientras los negocios legítimos se adaptan a mercados que cambian y a las  regulaciones, los copiadores de China se están hciendo más aptos para eludir a las autoridades. Y para ellos, resulta una tarea lucrativa: se están produciendo productos falsificados por un valor entre US$19 millardos y US$24 millardos, de acuerdo con un estimado del Centro de Investigaciones para el Desarrollo del Consejo de Estado, un órgano de investigación del gobierno chino. Como resultado, los que llevan la inversión directa a China están cada vez más preocupados por compartir su experiencia con sus socios locales. “Pueden copiar cualquier cosa”, dice Horace Lam, un abogado de Lovells, la firma norteamericana radicado en Pekín. “Les toma algún tiempo, pero se están haciendo cada vez más listos”.

Los falsificadores chinos emplean una combinación de estrategias para burlar a las autoridades, incluyendo el empleo de varias capas de intermediarios, que producen componentes en diferentes fábricas, machacando productos por la noche y embarcando las copias en partidas limitadas. Además, dice el señor Lam, “los falsificadores suelen beneficiarse de la protección de los funcionarios locales. Pueden incorporar un nivel extra de seguridad para establecerse en el exterior, al igual que las redes del crimen organizado”.

Joseph Simone, de la firma legal de EEUU Baker & McKenzie, añade que las medidas para hacer cumplir las leyes, como las multas, incursiones sorpresivas y confiscaciones, no han logrado contenerlas.

Boston Consulting Group (BCG), una consultoría de administración, dice que “la compleja red” de departamentos gubernamentales encargados de hacer valer las leyes contra la piratería, ha ayudado a debilitar las acciones contra las falsificaciones. Mientras que algunos departamentos tienen objetivos relativamente claros, otros tienen potenciales conflictos de intereses. Los expertos de la industria señalan a la Administración Estatal de Industria y Comercio, cuyas oficinas regionales conceden las licencias a los negocios, también fiscalizan las violaciones de marcas. Algunos burós tienen déficit de personal y filtran información abiertamente.

Pekín insiste en que está buscando formas de enfrentar el problema, El año pasado, solo una mínima fracción de unos 10,000 casos de propiedad intelectual se sometieron a las leyes criminales. Sin embargo, los falsificadores enfrentan ahora sanciones criminales más severas, incluyendo condenas a prisión. “El hecho de que el gobierno haya logrado esos avances es asombroso”, dice Li Mingde, un profesor de la Academia China de Ciencias Sociales.

La falta de entrenamiento legal adecuado entre muchos jueces chinos es una debilidad. Tampoco existen leyes suficientemente fuertes sobre el secreto comercial, lo cual dificulta evitar el robo de patentes, marcas y derechos, según BCG.

El señor Li considera que el problema refleja en parte la naturaleza evolutiva de la economía y la política de desarrollo de China. En esta etapa de su desarrollo, que él compara con la de EEUU en las décadas de 1950 y 1960, China depende del trabajo, más que de la innovación, lo cual crea un clima en el cual puede hacer proliferar los falsificadores.

Pero mientras son capaces de ver las amenazas a sus negocios, muchas compañías extranjeras se han movido con lentitud para proteger su tecnología de la falsificación. “Si usted no se defiende, le secuestran sus derechos”, dice el señor Lam. “Cuando observamos el portafolio de algunos [negocios] extranjeros, se notan las brechas. Si usted no invierte dinero ahora, lo va a tener que gastar más adelante”.

Los funcionarios de la industria y el comercio han estado entre los críticos más abiertos de la política de China sobre la propiedad intelectual de compañías que se concentran en los productos de lujo, programas informáticos, entretenimiento y productos industriales.

Funcionarios de EEUU hicieron dos demandas: incrementar las batidas a los manufactureros locales y llevar a más violadores tras las rejas. Sin embargo, algunos expertos de la industria creen que los funcionarios de EEUU están recibiendo muy poca ayuda de las compañías que ellos representan. “Compañías de EEUU y la UE han estado realizando un trabajo lamentable con el suministro de información cuantificable a sus gobiernos respectivos”, dice un abogado radicado en China. “Las compañías no deberían quejarse, si no aportan cifras”.

La falsificación es un problema mundial, no solo en China. Pero en EEUU y Europa los departamentos de Aduanas estiman que China constituye el grueso de los productos falsificados que se confiscan en las fronteras. El año pasado, las Aduanas de EEUU vieron subir en 47% el valor total de falsificaciones chinas confiscadas.

Wu Yi, el principal funcionario chino que se ocupa de los derechos de propiedad intelectual, reiteradamente le ha dijo a sus homólogos estadounidenses que los resultados llevan tiempo.

Sin embargo, hay señales de un incremento en la cooperación internacional. El desmantelamiento el año pasado de un anillo de exportación de DVD basado en China, no hubiera sido posible sin la participación conjunta de la policía china y el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU. Esto determinó la confiscación de unos 21,000 DVD y la destrucción de varios almacenes.

Aún así, le tomará años al gobierno central encontrar las vías para hacer prevalecer sus intentos por detener el problema al nivel local. Una respuesta sería que las compañías extranjeras iniciaran procesos legales en China. El resultado sería incierto, pero les daría algún control sobre el proceso. Si Starbucks quiere poner fin a cualquier confusión con Starsbuck, tendrá que actuar por sí solo.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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