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Petróleo: “G7 comprende el problema, pero la solución está fuera de su alcance”

FINANCIAL TIMES <BR>Petróleo: “G7 comprende el problema, pero la solución está fuera de su alcance”

POR CHRISTOPHER SWANN Y CAROLA HOYOS
Desde que el precio del petróleo empezó a moverse con fuerza más allá de los US$30 el barril hace casi dos años, los políticos de las siete economías industrializadas líderes han estado pidiendo a los países productores que incrementen la producción.

El fin de semana pasado, azuzados por la preocupación de que los altos precios del petróleo pronto empiecen a retardar el crecimiento, también presentaron un plan para disminuir el aumento en la demanda de energía.

Gordon Brown, el canciller del “Exchequer” británico, dijo que la declaración le garantizaría a los consumidores y a los mercados financieros que los líderes económicos están ocupándose del problema.

Sin embargo, muchos expertos en energía dudan de la capacidad de los ministros del G7 para convertir su declaración en acciones.

“El comunicado ha identificado correctamente los problemas pero muchas de las soluciones no están bajo su control”, dice Michael Lewis, jefe de investigaciones sobre productos básicos de Deutsche Bank.

Los ministros intensificaron siete medias necesarias para controlar los precios:

-Mayor producción de los países con capacidad disponible.

-Incrementar las inversiones en la exploración, producción y capacidad de refinación.

-Mejorar el clima de inversiones en los países productores de petróleo

-Una mayor apertura de los productores de petróleo con datos sobre su producción  y reservas petroleras;

-Poner fin a los subsidios y controles a los precios;

-Incrementar el diálogo entre los países consumidores y los productores

-Una concentración mayor en la conservación de la energía y los combustibles renovables

Daniel Yerguin, presidente de Cambridge Energy Research Associates, cree que el análisis del G7 del problema puede ser “coherente y profundo”, pero le preocupa que algunas de las propuestas puedan chocar con las realidades políticas.

Muchos gobiernos asiáticos han subsidiado la energía con el fin de proteger a sus consumidores internos. Esto ha reducido el incentivo natural que la gente pudiera haber tenido para frenar el uso de los combustibles fósiles.

Aunque los subsidios son costosos -de US$14 millardos (_11, 5 millardos, £7,7 millardos) en Indonesia constituyen un tercio del presupuesto del gobierno central- los políticos temen la inquietud social, si permiten que el precio de la energía sea determinado en su totalidad por el mercado.

Si ese costo no es suficiente para convencer a Indonesia, es poco probable que una declaración del G7 lo consiga.

El comunicado del G7 también insta a una mayor conservación de la energía por parte de sus miembros, y pide un énfasis mayor en las inversiones en fuentes renovables de energía.

Estados Unidos ya empezó a mostrar conciencia de los problemas potenciales que causan  sus hábitos desmedidos, y el presidente George W. Bush pidió esta semana a los norteamericanos a que limiten los viajes no esenciales en un esfuerzo por ahorrar energía.

Sin embargo, los expertos siguen escépticos con que la administración o el Congreso consideren importante, pero políticamente difícil, aplicar medidas tales como un ajuste de las normas de eficiencia energética de los vehículos, que para la mayor parte de los modelos y tipos se han mantenido sin cambios desde 1986.

Si el G7 no es capaz de hacer mucho por cambiar los estilos de vida de sus propios miembros, tiene mucho menos poder cuando se trata de los productores de petróleo fuera de EEUU y del Mar del Norte.

Los países productores de petróleo, en especial Rusia y Venezuela, han estado incrementando sus demandas financieras sobre las compañías petroleras y limitando los incentivos para nuevas inversiones que pudieran resultar normalmente de precios tan altos del crudo.

 “Si usted echa un vistazo a los países que más petróleo producen, le será difícil esperar que el G7 tenga mucha influencia en el clima de inversiones en Arabia Saudita, Irán, Irak, Venezuela y Rusia”, dice el señor Lewis. “Pudieran tener algún éxito en Noruega, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos”.

Los altos precios del crudo, no la presión del G7, ha impulsado a muchos de estos países a dirigir más dinero para incrementar su industria.

Pero los altos ingresos generados por el petróleo también han reducido la necesidad de países como Arabia Saudita a invitar a las grandes compañías petroleras internacionales, con sus grandes reservas líquidas, a que exploren y produzcan petróleo dentro de sus fronteras.

Las compañías petroleras alegan que con su dinero y tecnología, los petro-estados pudieran aumentar su producción más rápidamente.

Mientras tanto, la tendencia de muchos de los productores de petróleo de guardar información sobre sus reservas petroleras reales, algo que preocupa a los ministros del G7, puede generar mayor especulación el mercado y causar inestabilidad.

“El mundo tiene que pedirle a la Organización de Países Exportadores de Petróleo que sea más abierta y transparente”, dice el señor Brown.

La OPEP, en asociación con los mayores consumidores de petróleo del mundo, ya lo están haciendo mediante la forma de la Joint Oil Data Initiative, conocida como JODI, que se espera resulte en cifras más precisas sobre la demanda y el suministro, a partir de finales de este año.

Sin embargo, algunos países como Venezuela no cuentan con el sistema técnico de monitoreo necesario para calcular sus volúmenes de petróleo y depende de los cálculos basados en los datos de las divisas para determinar su producción actual.

Es poco probable que esto cambie en un breve plazo. Entretanto, Arabia Saudita, que guarda sus cifras como un secreto nacional estratégico, incrementó sensacionalmente este año la información que le pasa a los países consumidores.

El cambio se debió a las dudas que sembró un libro de Matthew Simmons, un destacado corredor de la industria, sobre el volumen real de las reservas de Arabia Saudita, no a la presión del G7.

En verdad, muchos analistas, y los más importante, la mayoría de los miembros de la OPEP consideran que la declaración del G7 tiene que ver más con pasar a otro la responsabilidad que con tomar las decisiones políticas difíciles que son necesarias para reducir la dependencia mundial del petróleo.

La buena nueva es que factores como las presiones del mercado, ya empezaron a cambiar los patrones de demanda y suministro de una manera que las declaraciones del G7 no podrían lograrlo.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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