FINANCIAL TIMES
¿Por qué IBM está dando algo a cambio de nada?

FINANCIAL TIMES <BR>¿Por qué IBM está dando algo a cambio de nada?

POR PATTI WALDMEIR
¿Por qué un capitalista habría de dar algo por nada? Para hacer dinero, por supuesto. IBM, que anunció el mes pasado que daría acceso libre a 500 de sus patentes, obviamente está  convencido de que la caridad es el camino de las ganancias en la era digital.

Big Blue sorprendió al mundo de los luditas, cuando anunció que estaba prometiendo un valioso trozo de su carpeta de patentes al movimiento de programas informáticos gratis. Cualquiera que ande con una colita de caballo y la promesa de un movimiento que abre las fuentes, pudiera utilizar el material patentado libre de costos; otro tendrá que seguir pagando por él.

La declaración sonaba más como un manifiesto que una nota de prensa. “A diferencia de la Economía Industrial precedente, la Economía de la Innovación requiere que la propiedad intelectual se despliegue para algo más que propiciarle al propietario libertad de acción y generar ingresos”, dijo el anuncio. Por supuesto, las letras en puntaje menor no fueron suficientes para comunicar la nueva de tal magnitud: esa propiedad ya no hace girar al mundo.

¿Es que realmente la tecnología ha reescrito las reglas de la Economía? ¿Tiene razón IBM en que el ciberespacio exige una forma nueva y completa de hacer negocios? Varios académicos comunitarios han estado diciendo eso durante años, pero cuando el mensaje viene del mayor dueño de patentes del mundo, y uno de los más grandes expertos de la historia en hacer dinero con la propiedad intelectual, está claro que es el momento para que hasta los detractores pongan atención.

Big Blue no está planeando “regalar” sus bienes terrenales y vivir el resto de su vida corporativa en un monasterio: el mismo día que proclamó su gran cesión, la oficina de patentes de Estados Unidos anunció que IBM había obtenido más patentes nuevas que cualquier otro el año pasado -por duodécimo año consecutivo.

Con 400,000 patentes, obviamente, IBM todavía tiene un pie firme en el mundo de las propiedades. Pero también está rozando seriamente la contra-cultura, y espera persuadir a otros para que unan fuerzas para crear una “cámara de patentes” -un lugar donde las ideas se compartirán libremente con la esperanza de crear otras nuevas.

Ya IBM ha estado probando esta idea durante algunos años, por ejemplo, al respaldar a Linux, el grandioso viejo de los programas informáticos, y el mayor rival de Microsoft. IBM vende servidores cargados con programas Linux gratis, mientras que Microsoft cobra por Windows. Microsoft hace dinero con la venta de sus sistemas operativos; IBM espera hacer lo mismo o más con la venta de productos y servicios para calzar la alternativa libre de Windows.

La idea es que el dinero y la libertad han tropezado con una nueva relación total en el espacio cibernético. La vieja lógica de las patentes era esta: los inventores las necesitaban para protegerse de los ladrones de ideas. Y la sociedad los necesitaba porque los inventores las necesitaban: si los espíritus creativos no podían protegerse de los ladrones, no iban a inventar nada. Y así, ¿dónde conseguiríamos nuestros iPods? 

Pero en el ciberespacio esto no siempre es verdad, dice Lawrence Lessig, un profesor de leyes en Stanford Law School (SLS). Cuando llegamos al “software”, en el que cada inventor tiene que crear a partir de lo que ya ocurrió, compartir conocimiento muy bien pudiera resultar más productivo que ocultarlo. El profesor Lessig señala que las patentes de programas informáticos son en sí mismas una invención relativamente nueva: hasta los años 80, no estaban disponibles.

Lessig alega que, lejos de propiciar la innovación, las impiden. Las patentes de “software”, dice el profesor Lessig, pueden crear una “anti-cámara”: un mundo en el que “los derechos de propiedad que se superponen pueden hacer imposible que alguien desarrolle un recurso por temor a que se le detenga por uno de los dueños de los derechos”.

El contra-culturalismo del movimiento de apertura de recursos, ciertamente conoce el problema: la amenaza mayor al “software” de recursos abiertos siempre ha sido la posibilidad de que se inicien litigios por personas que son propietarios de partes de un código que de alguna manera fue a parar a la versión gratuita.

En un mundo donde las litis por patentes cuestan como promedio US$4.0 millones por cada bando, el programa informático gratuito siempre ha sido vulnerable, dice Mark Lemley, un experto en patentes de SLS. Dice que las grandes compañías se protegen mediante un sistema de “destrucción mutuamente garantizada”: si usted me demanda por violar sus patentes, yo lo voy a demandar a usted por violar las mías. “El problema con la apertura de recursos es que se desarman unilateralmente”, comenta. Ahora, con 500 patentes de IBM, “pueden devolver el golpe”

Esto no significa el fin de la patente de los programas informáticos, tal como lo conocemos. “No se trata de un enfrentamiento de comercio contra anti-coimercio”, dice Mike Godwin, de Public Knowledge, un grupo de presión que hace campaña para fortalecer el dominio público., “sino de dos modelos diferentes de desarrollo de programas informáticos compitiendo entre sí”. 

Y en algún punto intermedio está IBM. “La industria está en camino hacia un nuevo equilibrio entre la propiedad de los recursos y los recursos abiertos”, dice Bob Sutor, vicepresidente de normas en IBM. En un extremo del espectro, está Microsoft, el campeón del modelo de propiedad; en el otro,  el amor libre y la multitud de los retoños de Linux. “En el medio, se puede hacer dinero”, dice el señor Sutor. 

Así que IBM, uno de los mayores beneficiarios del sistema de propiedad intelectual en EEUU, decidió que lo mejor que puede hacer para el negocio es liberar algunos de sus derechos de propiedad intelectual: es poco menos que asombroso. La decisión bien pudiera generar temores en todo el mundo de los negocios. Sun Microsystms se apresuró para informar que va a liberar el código de fuentes de su sistema operativo insignia, gratuitamente; y otros vendrán atrás.

¿Prueba esto que el comunismo está vivo, y saludable, y que vive en el Internet? No tanto, camarada. “El asunto no es que estaríamos mejor sin la propiedad sobre la tecnología, o sin cualquier tipo de propiedad”, escribe el profesor Lessig en su libro “El futuro de las ideas”. “El punto es, al contrario, uno que ha sido obvio desde el nacimiento de la república: que el equilibrio entre la propiedad propia y la que no lo es, es mejor que cualquiera de los extremos”. IBM no lo hubiera podido exponer mejor.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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