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Selección de Talabani complica búsqueda de identidad árabe

FINANCIAL TIMES <BR>Selección de Talabani complica búsqueda de identidad árabe

Con la selección de Jalal Talabani como presidente de Irak, un país que una vez se declaró a la vanguardia del nacionalismo árabe tiene ahora un jefe de Estado kurdo.

Para algunos, la elevación de un miembro de un grupo étnico perseguido antes al puesto más importante (si no el más poderoso) en el gobierno es un ejemplo de igualdad en el Irak post-Saddam Hussein, pero para otros, la designación del señor Talabani significa que una recién potenciada minoría ha llevado su suerte demasiado lejos.

Después de sufrir masacres y deportaciones masivas bajo el régimen de dominio sunita de Saddam Hussein, y las sospechas de las intenciones de la mayoría chiíta -estimada en 20% de la población- los kurdos se han mantenido apartados del resto del país en su zona autónoma del norte. A{un as{i, la elección del señor Talabani desencadenó celebraciones mesivas en Sulaminiya, su cuartel general en el nordeste de Irak, cuando las multitudes se lanzaron a las calles agitando fotos del «Tío» Jalal de 72 años. «La gente está estática. Para muchos, al fin se sienten iraquíes; que están siendo tratados como iguales», dice Hiwa Osman, un analista y periodista kurdo.

Pero mientras algunos en Bagdad elogiaban esta demostración de unidad étnica, otros dijeron que los kurdos habían empleado tácticas negociadoras filosas para obligar a las otras partes en el gobierno a vender la identidad árabe de Irak.

Fadhel Humam, de 37 años, un funcionario civil miembro del partido Islámico Iraquí dominado por los sunitas culpó a la Alianza Unida Iraquí dirigida por chiítas, el mayor bloque del parlamento, por favorecer las demandas kurdas. «Obligaron a los iraquíes a aceptar algo a lo que no están acostumbrados. Yo rechazo que haya kurdos en un cargo alto como eses, puesto que son una minoría», dijo el señor Humam.

El discurso de aceptación del señor Talabani parecía orientado a amortiguar esa sensibilidad, al hacer hincapié en la «identidad árabe», y declarar que «el nuevo Irak del pueblo tendrá un papel importante en el apoyo al pueblo palestino», un tema pan-árabe defendido por los gobiernos iraquíes anteriores.

De todas formas, el señor Talabani tendrá que realizar un intenso trabajo para tratar de enmendar las relaciones kurdo-árabes durante los próximos meses, cuando el parlamento aborde temas que es probable que incrementen las tensiones.

Una es la bandera. Muchos kurdos dicen que jamás vivirán bajo la bandera que hizo ondear el ejército iraquí cuando invadía su patria, y piden al parlamento que la cambie. Para muchos árabes, sin embargo, la bandera se ha convertido en un símbolo de soberanía y resistencia ante la dominación de Estados Unidos.

El señor Talabani dijo que aceptaría la vieja bandera si el parlamento decide mantenerla, pero que el simple espectáculo de ver a los kurdos buscando un cambio pudiera provocar un retroceso.

Un tema más sustantivo y peligroso tiene que ver con la disputada ciudad de Kirkuk, de la cual el régimen de Saddam Hussein deportó a miles de kurdos y otras minorías étnicas, como parte de su campaña de «arabización».

Los kurdos quieren que a la larga Kirkuk se incorpore al kurdistán autónomo, pero muchos árabes rechazan lo que consideran un plan patrocinado por el extranjero para dividir y debilitar a Irak. No obstante, muchos iraquíes dijeron que esperan que la designación del señor Talabani signifique que estas diferencias pueden ser superadas.

«No me gustan los kurdos, pero me alegra que el Tío Jalal sea presidente», dijo un chofer del suburbio chiíta de Ciudad Sadr. «Ahora quizás ellos sentirán que forman parte de Irak y dejarán de hacer demandas».

VERSION AL ESPAÑOL DE IVÁN PÉREZ CARRIÓN

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