FINANCIAL TIMES
Una bonanza inesperada de energía verde

FINANCIAL TIMES <BR>Una bonanza inesperada de energía verde

Hasta 1987, Ignacio Moya, un agricultor retirado, difícilmente viajara más allá de los límites municipales de La Muela, la aldea española donde nació en 1927. En estos días, trata de recordar cuántas veces ha estado en Islas Canarias, y qué puertos él y su esposa, Alicia Mateo visitaron durante un crucero por el Caribe en 2002.

Sin embargo, recuerda que el viaje en 2003 a México fue «divino».

Ignacio y Alicia no son los únicos residentes de La Muela que se dan la buena vida en sus años dorados.

Enriquecidos por una de las mayores concentraciones de «granjas de electricidad» movidas por la fuerza del viento de España, la villa y sus ciudadanos han pasado de la oscuridad a la notoriedad al nivel nacional, desde que los primeros 12 generadores de 25 MW fueron instalados en las afueras, en 1986.

En la actualidad, la villa da espacio a casi 50 torres; cada una de ellas soporta tres aspas de un rotor, de 20 metros, y producen 750 MW de electricidad en una hora.

Abanicando las planicies estériles barridas por el viento de Aragón central, en el nordeste de España, parecen enormes robots blancos de tres brazos.

Los viajes anuales de Ignacio y Alicia han sido subsidiados en gran medida por la alcaldía local, que recibe cerca de un millón (US$1,3 millones) al año en derechos y rentas de tierra por las compañías de electricidad que operan los generadores de viento.

Propietarios de tierra privados también ganan cerca de _2,000 al año por generador, lo que sitúa el dinero adicional total de La Muela en cerca de _1,5 millones al año.

Atraídos por la floreciente economía local, incluyendo la creación de un enorme parque de negocios cerca de la villa, las familias que regresan y los recién llegados han incrementado la población de La Muela cuatro veces en los últimos años.

Con unos 8,000 MW de capacidad instalada, España está detrás de Alemania y EEUU en el mundo, en términos de electricidad generada por el viento. Sobre una base per cápita, está detrás de Alemania.

Las granjas eólicas representan cerca de 85 de la capacidad de generación en el país, y se espera que aumente a cerca de 15% en 2010.

Los críticos de la industria dicen que las granjas eólicas son una mala inversión.

El costo total de producir 1 MW de electricidad es cerca del doble de una planta que emplee carbón. Los operadores nunca pueden predecir con certeza cuándo el viento producirá la nueva carga, lo que significa que las turbinas no son suplidores confiables para las redes de electricidad.

Los defensores de medio ambiente alegan que [los generadores] son feos e interfieren con los esquemas de vuelo de las aves.

Sin embargo, la fuerte oposición a las granjas de viento del tipo que se ve en el Reino Unido no existe en España, principalmente debido a la disponibilidad de tierra y proliferación de áreas rurales pobres que ya no viven de la agricultura tradicional.

Al mismo tiempo, los distribuidores de electricidad en España están obligados a pagar primas generosas por la energía generada mediante el viento, como parte del compromiso del país de limitar las emisiones de dióxido de carbono a 15% por encima de los niveles de 1990 en 2012.

Todo esto ha contribuído a alimentar una fiebre de oro moderna en el país, incluyendo los especuladores en tierras y pequeños grupos de desarrollo que construyen y después venden granjas eólicas a las compañías de generación. Gas Natural fue el último generador español que entró en la energía renovable, al pagar a un banco de ahorros regional y otros inversionistas financieros _272 millones por 470 MW de energía instalada y un proyecto de gasoducto de 1,400 MW.

Boston Consulting Group estima que en España más de 300 compañías participan en un negocio que ha generado directa o indirectamente 17,000 empleos en los últimos dos años.

Gamesa, la compañía aeronáutica española, es el segundo mayor fabricante de turbinas eólicas del mundo.

Carmela Moratalla estaba pensando vender su pequeña granja de cereales en las afueras de Sisante, Castilla La Mancha, cuando una compañía que fue absorbida por Iberdrola, el grupo de electricidad, le ofreció _9,000 al año durante 30 años por el permiso para construir tres generadores eólicos de 24 pisos de altura en su propiedad.

«Es un buen negocito», dice. «Y si construyeran seis…».

A pesar de las reservas iniciales, Casilda Agarra, la alcaldesa de Sisante, se siente feliz de ver las brillantes aspas blancas de 60 generadores gigantes en las afueras de la villa.

Iberdrola paga al consejo local _3000 en derechos por generador, lo que le da a la administración unos _180,000 adicionales al año para manejar.

Aunque es solo un «pequeño porcentaje» del presupuesto anual, el dinero ha ayudado a financiar una serie de proyectos, incluyendo la restauración del barrio histórico, que de otra manera hubiera sido pospuesto.

En Higueruela, cerca de 100 kilómetros al sudeste de Sisante, los ingresos de las granjas eólicas ha sido convertido en hogares para los ancianos, suficientemente grandes para que casi todos los residentes del pueblo se retiren al mismo tiempo.

La señorita Algarra no es propensa a extravagancias de ese tipo. Siendo una empresaria local, al mismo tiempo que alcaldesa, compara Sisante con una pequeña compañía con potencial para el crecimiento.

«La gente ve las granjas eólicas y ven un pueblo donde una gran compañía se ha ocupado de invertir mucho dinero», dice.

«Esto inspira a otros a ver Sisante como una oportunidad de inversión».

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

Publicaciones Relacionadas

Más leídas