FINANCIAL TIMES
Una clarinada sobre el cambio climático

FINANCIAL TIMES <BR>Una clarinada sobre el cambio climático

La advertencia difícilmente pudiera ser más clara. Los académicos de la ciencia de los países del G8, incluyendo la Academia Nacional de Ciencias (NAS) de Estados Unidos y Royal Society del Reino Unido, además de sus homólogos de China, India y Brasil han declarado inequívocamente que la confirmación científica es suficientemente explícita para que no haya nuevas excusas sobre la necesidad urgente de dar pasos eficaces para reducir las emisiones de gas de invernadero.

En otras palabras, el consenso científico se ha endurecido. El calentamiento global está en marcha. Una causa principal son las emisiones de dióxido de carbono. La agencia humana está en la base de todo. La necesidad urgente es reducir las causas y prepararse para las consecuencias del cambio climático. Mientras nuestro sistema climático es demasiado complejo para cuadrar algunos datos en conflicto, estas indecisión ya no ofrece una coartada para la inacción.

Hay, sin embargo, una reserva, y desgraciadamente se encuentra en la Casa Blanca donde -a pesar de la declaración sin precedentes de los científicos del G8 previa a la cumbre del mes próximo en Gleneagles- George W. Bush, el presidente, insiste en que todavía no sabemos lo suficiente sobre este, literalmente, fenómeno que cambia el mundo.

La inicialmente esotérica noción de que las emisiones de diòxido de carbono tienen un efecto invernadero sobre la atmósfera ha estado dando vueltas desde el siglo XIX. Pero en la última década, y sobre todo el año pasado, surgieron evidencias firmes sobre los efectos de calentamiento global en el Ártico, el Antártico y los océanos. Las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera se han incrementado de 280 partes por millón en 1750, antes de la revolución industrial, a más de 375 ppm ahora, causando el alza observable en las temperaturas promedio.

No hay que compartir la sensación de un cataclismo inminente que emana de los dedos verdes de este debate para darse cuenta de que la idea principal se ha desplazado en su dirección, exponiendo a los escépticos remanentes como una retaguardia extremista.

Las noticias de que funcionarios de la Casa Blanca sin entrenamiento científico han estado editando los estudios de la administración sobre el clima para disminuir o hasta eliminar el vínculo entre las emisiones de los combustibles fósiles con el calentamiento global refuerza esta impresión. Esta práctica parece análoga a la forma en que algunos en la administración Bush trataron de adaptar la información para que se ajustara a sus teorías preconcebidas sobre Irak. Pero la realidad no se puede refutar tan fácilmente.

EEUU ha demostrado mediante, por ejemplo, sus medidas contra la contaminación que puede tomar atajos sobre temas del medio ambiente. La NAS ha liderado en el cambio climático. Es tiempo ya de que la administración reconozca que el cambio en el clima es un fenómeno global en el cual tiene que dejar de estar ofuscado y mostrar liderazgo. Tony Blair, como el actual capitán del G8 y, a partir del mes próximo, de la Unión Europea tiene razón en insistir sobre la importancia del calentamiento global.

Por supuesto, tenemos que resolver la perplejidad de fenómeno. Pero lo que los científicos nos están diciendo con toda claridad es que ya tenemos el deber de actuar.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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