Hoy 
POR STEPHANIE KIRCHGAESSNER
WASHINGTON.- La intensa oposición política en Washington que al final echó a perder el intento de adquisición de UNOCAL, la empresa petrolera de California por parte de CNOOC, estaba escrita en la pared días antes de que siquiera fuera anunciada la oferta de la empresa respaldada por el gobierno de China.
Seis días antes de que CNOOC revelara su oferta no solicitada, Richard Pombo, un republicano de California con vínculos estrechos con el gigante petrolero rival norteamericano Chevron, dijo en una carta dirigida al presidente George W. Bush que le preocupaba que cualquier acción por la compañía por parte del grupo chino representara una amenaza a la seguridad nacional.
En pocas semanas, lo que primero pareció ser oposición de los halcones chinos y los leales de Chevron se convirtió en un coro de resistencia.
Los abogados de Washington familiarizados con el negocio dicen que la derrota de la oferta de CNOOC no fue solo un resultado de, o gracias a la capacidad de cabildeo de Chevron, o la campaña del señor Pombo contra el negocio, que finalmente culminó en la aprobación de la legislación que pudiera haber demorado el análisis regulatorio de una fusión CNOOC/UNOCAL.
Dicen ellos que el problema mayor de CNOOC en Washington fue que su intento chocó con la creciente frustración de los legisladores estadounidenses por las relaciones de Estados Unidos con China en temas que van desde la manipulación de la moneda hasta la reciprocidad en el comercio y los derechos de propiedad intelectual.
«Se metieron con dos de los cuatro angustias del Congreso respecto de China, y se vieron compitiendo contra una compañía norteamericana que tiene una muy elaborada capacidad de cabildeo. Esas dos cosas resultaron demasiado cuesta arriba», dice Todd Malan, director ejecutivo de la Organización para Inversión Internacional, una asociación de compañías norteamericanas de propiedad extranjera.
William Reinsch, presidente del Consejo Nacional de Comercio Exterior, dice que el acuerdo probablemente estuvo condenado desde el comienzo.
«Estamos en un tiempo y espacio en que cualquiera de estos negocios se va a someter a un escrutinio extremo, porque los negocios alimentan el criterio de que China es el enemigo, y no deberíamos estar dándoles nada porque nos estamos entrando en una relación de adversarios con ellos», dice.
Dicen algunos expertos que la represalia política fue estimulada por los mismos malos pasos de CNOOC.
Un abogado de Washington que siguió la oferta dijo que el primer error de CNOOC fue no aprovechar la oportunidad de adquirir UNOCAL en abril, cuando por primera vez pensó en una adquisición. La demora facilitó que Chevron se sumara.
Y al final, los legisladores de Washington que no respaldaban la oferta de CNOOC no tuvieron que mirar muy lejos para encontrar puntos de ataque. Al arreglar un financiamiento favorable del gobierno chino para respaldar su oferta, CNOOC le propició al Capitolio las argumentos suficientes para acusar a la compañía china de estar controlada por el Estado, según la persona que siguió el acuerdo.
«Muchos de los miembros del Congreso están reacios a considerar en esto temas de seguridad nacional, sin embargo, vieron la injusticia de los términos favorables. Se situaron de tal forma que le resultó fácil de comprender al Congreso», dijo esta persona.
También la gerencia de la compañía cometió errores tácticos.
La administración Bush había mantenido la distancia durante las primeras etapas, pero la decisión de la compañía de solicitar que el comité de inversiones extranjeros en EEUU, el panel que analizar las adquisiciones extranjeras de compañías norteamericanas desde el punto de vista de la seguridad nacional, empezara su análisis antes de que CNOOC hubiera sellado un acuerdo con UNOCAL, obligó a la Casa Blanca a involucrarse.
VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION
