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Unidad sudamericana todavía es un sueño distante

FINANCIAL TIMES <BR>Unidad sudamericana todavía es un sueño distante

RICHAR LAPPER
Para ser una región culturalmente homogénea, a América del Sur le ha resultado sumamente difícil forjar una identidad unitaria política y económica. En la superficie, la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones, como dicen sus proponentes, sí parece representar algo parecido a “un momento histórico”.

El problema está en que el acuerdo que se firmó simbólicamente en Cuzco, Perú, capital del viejo imperio Inca, es tan flojo, tan a largo plazo y tan tangencial a la mayor parte del comercio intra-regional, que pudiera ser absorbido por negociaciones más abarcadoras con Estados Unidos.

En el centro, el acuerdo del jueves pasado es una fusión, durante 15 años, de los dos acuerdos de libre comercio existentes en América del Sur, el MERCOSUR, la unión aduanera conformada por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, y la Comunidad Andina, integrada por Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador.

Chile, Suriname y Guyana también se esperaba que firmaran el acuerdo, que gradualmente  liberará las tarifas al comercio intra-regional extremadamente limitado. (El comercio bilateral entre ambos bloques se ha estancado entre US$5 millardos y US$6 millardos desde 1996. En comparación, combinó exportaciones de Brasil y Argentina que se espera superen los US$125 millardos este año).

El asunto es proveer también mejorías radicales en el transporte, conexiones de energía y otra infraestructura destinada a permitir que los países tradicionalmente orientados al Atlántico, como Brasil y Argentina, realicen negocios con mayor facilidad con los vecinos que dan la cara al Pacífico.

Ya los funcionarios han distribuído más de 300 proyectos en 31 prioridades, de las cuales solo 10 cuestan más de US$100.0 millones. El financiamiento vendría de organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento (CAF) y fuentes privadas. 

Por el momento, la unión no tendrá una presencia institucional aparte, pero podría permitirle a América del Sur asumir una posición común en los foros internacionales. Brasil, con mucho el mayor país de América Latina, espera que los vecinos más pequeños adopten sus posiciones.

Rubens Barbosa, un consultor independiente y ex-diplomático brasileño, dice que una América del Sur unificada -a diferencia de una América Latina unificada-, ha sido durante mucho tiempo un objetivo de la política brasileña y sus logros demostrarían una “voluntad política” real a favor de la integración regional.

“Esta es una decisión principal en términos de voluntad política”, dice el señor Barbosa.

La política de comercio en América Latina también ha desempeñado un papel en forzar los acontecimientos. Por una parte, la formación de un Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte en 1994 haló a México con más firmeza hacia la esfera de influencia de EEUU. Mientras tanto, el avance hacia un más amplio Tratado de Libre Comercio de las Américas, también acordado inicialmente hace una década, ha dado tropezones, principalmente debido a la reticencia brasileña de conceder beneficios a EEUU en áreas como la intervención del gobierno sin las concesiones correspondientes en la agricultura, un sector en el cual Brasil disfruta ventajas comparativas.

En años recientes, EEUU negoció de manera creciente con los países individualmente, y logró acuerdos bilaterales con Chile, y está negociando otros dos -uno con siete países de América Central y el Caribe, y otros con Colombia, Perú y Ecuador-.

Nelson Cunningham, un especialista sobre América Latina radicado en Washington, dice que EEUU ha adoptado una estrategia de eje y rayos, como “una forma de incorporar socios comerciales y generar potencia hacia un TLCA”

En este contexto, el acuerdo de ayer se puede ver como “una astuta jugada de respuesta a la posición negociadora de EEUU. Estamos en presencia de un fascinante juego de ajedrez global”.

Brasil y sus socios del MERCOSUR  han hecho significativas concesiones comerciales en su intento por ganar terreno político. El acuerdo le ofrece a Venezuela, Ecuador y Perú acceso libre de impuestos a Brasil por el 90% de sus exportaciones dentro de dos años. En contraste, los exportadores del MERCOSUR tendrán que esperar más de 10 años para lograr los mismos beneficios.

Muchos directivos brasileños se quejan de que el negocio tiene motivaciones políticas y que no han sido sometidos a consultas adecuadamente. “Hemos tenido muy poca participación y los resultados son débiles y vagos”, dice Lucía Maduro, una economista de la Confederación Industrial Nacional, en Sao Paulo.

Tampoco está claro si Brasil logrará el respaldo internacional. Argentina se ha negado a apoyar los intentos de Brasil por un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, y está trabada en disputas comerciales con Brasil dentro del MERCOSUR.

Y también es realmente significativo que ni el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, ni sus homólogos de Uruguay y Paraguay siquiera hayan concurrido a la cumbre.

TRADUCCION: IVAN PEREZ CARRION

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