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POR ANDY WEBB-VIDAL
CARACAS.- Un incremento en ataques armados mortales de los rebeldes colombianos han colocado al presidente Álvaro Uribe a la defensiva esta semana, mientras el presidente busca disipar temores sobre la importancia de una gran contraofensiva de las guerrillas.
Más de 50 soldados y no menos de una docena de civiles han muerto en las últimas tres semanas como resultado de una serie de ataques con bombas y emboscadas de los insurgentes izquierdistas en varias regiones de Colombia.
Las acciones, las más serias desde que el señor Uribe asumiera el cargo en 2002, han despertado preocupaciones de que después de un periodo de dos años en que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se vieron obligadas a retirarse hacia áreas más remotas, ahora parecen estar desarrollando una contraofensiva.
El señor Uribe, un líder popular que cuenta con el fuerte respaldo de Estados Unidos, ha priorizado las políticas orientadas a terminar con la insurgencia de 40 años en el país, principalmente incrementando la eficacia militar.
Las fuerzas armadas del Estado colombiano están actualmente involucradas en una ofensiva llamada Plan Patriota, centrada en el sudeste del país, que intenta derrotar a las FARC de manera decisiva en su plaza fuerte en la jungla.
Pero el lunes, el señor Uribe intentó restar importancia a la idea de que una contraofensiva de las FARC, que se estiman en un número de 15,000 combatientes y está considerado un grupo extranjero terrorista por EEUU, afectaría la moral nacional.
El mundo debe saber que jamás habrá una retirada por el pueblo colombiano de su decisión de derrotar al terrorismo, dijo el señor Uribe, aunque añadió que la insurgencia no será derrotada fácilmente.
Gracias a la mejoría en las medidas de seguridad, las cifras oficiales muestran un sensacional descenso durante los últimos dos años en la incidencia de secuestros por rescates, una táctica favorita de las FARC.
No obstante, parece haber sido confirmada por el grupo una contraofensiva..
Esto es solo el comienzo de lo que viene en el país contra el régimen de Álvaro Uribe, dijo Raúl Reyes, el segundo al mando de las FARC, en una declaración enviada a una estación de la televisión colombiana durante el fin de semana.
Las FARC obtienen gran parte de su apoyo financiero del comercio ilegal de drogas, y por eso están bien equipados militarmente. Colombia es el principal suministrador mundial de cocaína.
Algunos analistas creen que el momento escogido para estas acciones de las FARC tienen la intención de generar alteraciones en las elecciones del año próximo, en las que el señor Uribe espera postularse para un segundo periodo mandato presidencial sin precedentes en el país.
Adam Isacson, analista principal del Centro de Política Internacional en Washington, dijo que la frecuencia de los incidentes es probable que se incremente en los próximos meses, aunque los niveles de inseguridad y violencia no es probable que retornen a los niveles previos a Uribe, de los años 90.
Esto no quiere decir que [las FARC] vayan a golpear más a los militares, y que probablemente [la situación] empeore, en la medida que nos acercamos a las elecciones, dijo.
Sin embargo, otros observadores dijeron que la importancia de los recientes ataques de las FARC están siendo subestimados, y que no es probable que reviertan de manera significativa el impacto de las políticas exitosas hasta ahora.
Puesto que las FARC han sido golpeadas fuertemente, era de esperar que respondieran mas tarde o más temprano, dijo un consultante de EEUU, familiarizado con el conflicto colombiano. El gobierno es víctima de su propio éxito.
El presidente Uribe sigue siendo popular en Colombia, de acuerdo con encuestas de opinión recientes, en gran medida debido a su posición firme contra los rebeldes. Un sondeo desarrollado por Invamar-Gallup, publicado a inicios de esta semana, reveló que EL 71% de los colombianos aprueban su política.
VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION
