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Vientos huracanados sacan a Bush de su curso

FINANCIAL TIMES <BR>Vientos huracanados sacan a Bush de su curso

COMENTARIO EDITORIAL
Cuando el huracán “Katrina” azotó el Golfo de México, sumergió la ciudad de Nueva Orleans y transformó una costa hasta hacerla irreconocible. La tasa de aprobación del presidente George W. Bush ha caído ante las legítimas críticas a su liderazgo, y sus reformas internas más audaces corren riesgo. La marea generada por la tormenta está recomponiendo el paisaje político y reordenando las prioridades del segundo mandato del señor Bush.

La semana pasada, el Congreso aprobó un voluminoso nuevo paquete de ayuda por el huracán, añadiendo US$51,8 millardos a los US$10,5 millardos aprobados previamente. La ley de ayuda a las víctimas de la inundación en Luisiana y la reconstrucción de Nueva Orleans atraerán más gastos. También lo hará la necesidad de restaurar el agua potable, la energía y los equipos de emergencia para evitar otro desastre posterior al huracán.

Un gasto de esta cuantía debilita el compromiso del señor Bush con la disciplina fiscal, después del dispendio de su primer periodo. También cuestiona su promesa de crear una “sociedad de propiedad” en la cual los norteamericanos asumieran mayor responsabilidad por su servicio de salud, retiro, vivienda y educación. “Katrina” sacó a la luz el fracaso catastrófico de los servicios públicos en los niveles local, estatal y federal. A pesar de lo que digan algunos republicanos, gobernar sigue siendo importante.

En un plano más amplio, el señor Bush apostó su presidencia a dos osadas misiones. En el extranjero, se suponía que con la liberación de Irak se plantaría la semilla de la democracia en el Oriente Medio. En casa, el señor Bush se dispuso a reescribir el contrato social establecido por el “New Deal” de Franklin D. Roosevelt. La pieza clave de este proyecto fue un compromiso de cambiar la seguridad social, el programa de gobierno decretado durante la depresión de la década de 1930 para garantizarle una pensión a los ancianos, los enfermos y los jubilados.

En el primer frente, a pesar de una débil agitación democrática en las elecciones presidenciales de Egipto, todo depende de una transición exitosa hacia un gobierno multi-étnico en Irak. Las últimas señales distan mucho de ser promisorias. El legado del señor Bush sigue siendo rehén de sucesos que están fuera de su control, en las calles sin ley de Bagdad, Karbala y Tikrit.

En casa, hasta los más decididos conservadores reconocen que la reforma de la seguridad social, ya en dificultades, es imposible en un corto plazo. Otros acariciaban otros objetivos, como la eliminación de la ley de impuesto a los bienes, que también está en peligro, aún si fuera solo porque corre el riesgo de ser atacada como un regalo para los ricos, mientras que las masas pobres y abrumadas del Delta del Misisipí andan sofocadas en albergues por todo Estados Unidos. Sin embargo, al señor Bush le quedan todavía algunas cartas por jugar. Puede convertir la crisis en una oportunidad para reconstruir el sur de Luisiana y Misisipí. Mientras los demócratas alegan correctamente que el fenómeno “Katrina” dejó expuestas “dos Américas”, corren el riesgo de ser considerados un partido que no hace nada, si no logran actuar. La reconstrucción -un término que una vez revolvió el Sur después de la guerra civil- pudiera convertirse en el grito de invocación para una resurrección, encabezada por el sector privado, de dos de los estados más pobres de la Unión.

El señor Bush también pudiera darle forma a los acontecimientos en el mediano plazo, como su nominación del juez John Roberts, como juez principal de la Corte Suprema de  Justicia, después del deceso de William Rehnquist. El juez Roberts, un conservador de pura cepa, con impecables credenciales legales, inicialmente estaba nominado para llenar la plaza vacante dejada por Sandra Day O´Connor, en retiro. Ahora el señor Bush tiene la posibilidad de asegurar una ligera inclinación a la derecha en la Corte durante la próxima generación

El presidente está siendo martillado, pero no aplastado. En la medida que el esfuerzo de ayuda finalmente cobra impulso, es probable que también mejore su situación en las encuestas. Pero durante las últimas dos semanas, se le vio más como un gerente que como un líder. Y la recuperación no será nada fácil.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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