FINANCIAL TIMES
Brasil debe tener cuidado, ya que goza de éxito en medio de  locura

FINANCIAL TIMES<BR>Brasil debe tener cuidado, ya que goza de éxito en medio de  locura

JOE LEAHY
São Paulo
. Una vez que la crisis económica ha dejado de ser ajena, los brasileños repentinamente han aterrizado en la envidiable posición de ser espectadores de las vanidades del mundo desarrollado. 

Las charlas sobre actualidad en la televisión brasileña han sido un hervidero durante semanas, por las discusiones de los problemas que barren a Europa y EEUU, que van desde la postura del límite de deuda de Washington hasta la crisis financiera griega, así como las noticias relativas al escándalo mundial en Reino Unido.

Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, parecía sumar las percepciones brasileñas sobre el mundo exterior la semana pasada, cuando describió la crisis de deuda de EEUU y Europa como “una locura”. La incapacidad política del mundo desarrollado para encontrar soluciones a sus problemas,  dijo Rouseff, representa una “amenaza” para la economía global.

Un mercado emergente que estaba luchando hace una década atrás, Brasil es hoy un cuadro de estabilidad política y macroeconómica, en comparación con su socio del norte, que una vez fue dominante, y los antiguos poderes coloniales de Europa. No sólo es ahora acreedor de EEUU, con $327 millardos en reservas de moneda extranjera a partir de junio, la economía está creciendo y el desempleo tiene una tasa baja.

Sin embargo, con el mundo desarrollado mostrando tendencias, una vez asociadas con los mercados emergentes, el desafío para Brasil es cómo manejar su éxito. Este no puede permitirse el lujo de ser complaciente frente a la tarea todavía desalentadora de salirse de la trampa del ingreso-medio en que su economía ha estado atascada por décadas.

El avance de la economía de Brasil llegó durante los años 90 cuando el ex presidente Fernando Henrique Cardoso lanzó políticas que ayudaron a estabilizar los precios de consumo y la tasa de cambio.

Su sucesor, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, continuó su enfoque sobre la estabilidad macroeconómica, mientras se expandían los programas sociales, con el fin de mejorar los estándares de vida de los muy pobres.

Los resultados fueron impresionantes. El crecimiento económico en Brasil ha promediado un 4% al año en los pasados ocho años, y aproximadamente 49 millones de brasileños han sido elevados a clase media y más alta.

Brasil también ha demostrado ser relativamente responsable en el manejo de los desafíos. Su éxito económico ha atraído un flujo de dinero de los mercados desarrollados estancados, conduciendo la tasa de cambio de la moneda de Brasil, el real, contra el dólar y amenazando la competitividad de la industria local. Brasil ha respondido con la llamada “guerra de divisas”, los controles de capital y de monedas que ayudaron a frenar esta apreciación. Pero, mayormente, Brasil ha resistido la presión de la industria local para tomar medidas extremas, en vez de imponer un complejo sistema de impuestos, diseñado para desmotivar los flujos de “dinero caliente” en el corto plazo.

En el frente fiscal, Rousseff había tratado de frenar el derroche de gasto durante las elecciones federales el año pasado, reduciendo el tamaño del presupuesto propuesto para este año. El Banco Central también había tomado la decisión, políticamente difícil, de incrementar las ya altas tasas de Brasil, que sirven benchmark, cinco veces este año hasta un 12.5%, para acabar con la alta inflación. Se han unido estas medidas encaminadas a frenar el rápido crecimiento del crédito que algunos analistas temen que sea insostenible.

En el frente político, Rousseff había estado limpiando la corrupción en el ministerio de transporte, despidiendo oficiales alineados con el socio de coalición de su Partido de los Trabajadores. Sus problemas políticos han sido interpretados por el público como una limpieza de primavera de un nuevo presidente.  Nada de esto es para decir que Brasil no tiene sus propios desafíos. Un mercado laboral contraído, un débil sistema de educación y la falta de trabajadores capacitados, están guiando en aumento los salarios, mientras la pobre infraestructura está propulsando los costos.

Los niveles de deuda familiares son observados fuera del alcance de los prestatarios que disfrutan de un boom crediticio. Brasil debe ser cuidadoso de no enterrar sus nuevas clases medias bajo demasiada deuda, ya que cuando lleguen las próximas depresiones ellos se hundirían en la pobreza.

Los costos de hacer negocios siguen siendo prohibitivos, en parte debido a los altos impuestos y costos del empleo. Aunque los precios de las materias primas han aumentado, los volúmenes de exportación no.

Fundamentalmente, Brasil ha usado más la bonanza del aumento de las materias primas para incrementar el volumen de sus importaciones.

Brasil puede sentirse muy orgulloso de sí mismo. Pero necesitará quedar vigilante para asegurar que no se siembren las semillas de la próxima crisis durante el presente periodo de prosperidad.

Las claves

1.  Inicio del avance

El avance de la economía de Brasil llegó durante los años 90 cuando el ex presidente Fernando Henrique Cardoso lanzó políticas que ayudaron a estabilizar los precios

2.  El crecimiento del PIB

El crecimiento económico en Brasil ha promediado  4% al año, en los pasados ocho años y aproximadamente 49 millones de brasileños han sido elevados a clases media y más alta.

2.  Medidas monetarias 

El banco central también había tomado la decisión políticamente difícil de incrementar las ya altas tasas de Brasil.

Mercados  acciones caen en Asia por debilidad de EE.UU.

Song Jung-a y Dave Shellock

Seul

Los mercados de acciones asiáticos cayeron cuando las preocupaciones sobre la perspectiva de crecimiento global fueron alimentadas por nuevas señales de debilidad en la economía de Estados Unidos.  

Los exportadores japoneses están bajo una presión adicional desde que la fortaleza de los yenes siguió atrayendo flujos de recursos de los nerviosos inversionistas. Toyota Motor, el fabricante de autos más grande del mundo por sus ventas, dijo que un yen más fuerte había reducido el ingreso operativo del primer trimestre fiscal por Y50 millardos.

Las acciones en Toyota bajaron  un 0.3% antes de que la compañía aumentara su pronóstico de ingreso neto del año completo, en un 40% después del cierre del comercio, mientras que Honda Motor bajó un 0.5%, hasta Y3,110 después de anunciar un fuerte declive en el ingreso trimestral neto de la empresa.

Tokyo Electron bajó un 6.2% hasta Y3,940, después de que la empresa manufacturera de equipos de fabricación de chips redujo sus pronósticos anuales, citando una inversión de capital a lo largo del sector.

En Seúl, SamsungElectronics, la compañía más grande del mundo de la tecnología por sus ventas, bajó un 2.1% hasta Won852,000, y Hyundai Motor disminuyó un 4.9% hasta Won224,000.

La Kopi bajó un 2.4% hasta 2,121.27, su mayor disminución en dos meses.

Imarketkorea cayó en  un límite diario de 15% hasta Won22,450, después que su matriz, el Grupo Samsung, dijo que vendería su participación mayoritaria en la contratación de suministro de servicios.

Las reservas de recursos perdieron terreno por las preocupaciones de que el decreciente crecimiento global podría perjudicar la demanda de materias primas.  En Australia, el grupo minero Rio Tinto perdió un 1.8%, hasta A$80.05, mientras que el benchmark S&P/ASX 200 bajó un 1.4%, hasta 4,433.70.

Zoom

Caída de bolsas

1. Jiangxi Cooper, el mayor productor de metal de China, se redujo en un 2.3% hasta Rmb33.75, y las acciones de China Continental descendieron hasta una baja de seis semanas, a consecuencia de finanzas más débiles.

2. El Shanghai Composite cayó en un 0.9% hasta 2,679.26, con el Industrial & Comercial Bank of China y el China Construction Bank que disminuyeron por un 0.9% hasta Rmb4.20 y Rmb4.67, respectivamente.

3.  El Han Seng de Hong Kong bajó  un 1.1% hasta 22,421.46. En Mumbai, el BSE Sensex cerró en  baja por seis semanas seguidas, y disminuyó por un 1.1%.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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