FINANCIAL TIMES
Cómo la crisis nos catapulta hacia el futuro

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Martin Wolf
Cambió mucho la crisis financiera? Esa fue mi pregunta cuando fui a la reunión anual del Foro Económico Davos la semana pasada. La respuesta es: sí. Por encima de todo, esta ha acelerado la llegada de nuestro futuro. Aún para los ganadores, esto representa un buen susto.

Hace tres años y medio desde que la crisis financiera comenzó y un poco más de dos años desde que alcanzó su peor momento. Bob Diamond, jefe ejecutivo de Barclays, dio las gracias por parte del sector financiero a los gobiernos por el rescate. Ahora el estado de ánimo es de un optimismo cauteloso. De acuerdo a la actualización de la Perspectiva Económica Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) del Fondo Monetario Internacional, la producción mundial creció en el 2010 por un 5%, en la paridad del poder adquisitivo, y un 3.9%, en las tasas de cambio del mercado. Esto contrasta con un descenso de un 0.6% y un 2.1%, respectivamente, en el 2009. El FMI espera que el crecimiento frene sólo ligeramente por un 4.4% en PPP y un 3.5% en las tasas de cambio del mercado en  2011.

El optimismo continúa reinando. Con la crisis ya desvaneciéndose en la memoria ¿cómo evaluarán los historiadores su legado? Los periodistas no pueden darse el lujo de dejar que pase el tiempo. Así que aquí están mis conjeturas.

La crisis no fue ni siquiera el comienzo de una depresión, ni tampoco el fin del capitalismo. Pero ha causado una contracción de la regulación financiera, particularmente en los bancos, aunque esto haya ocurrido dentro del marco intelectual e institucional pre-existente. Después de tres décadas de desregulación, el movimiento es en la dirección opuesta, aunque no sin resistencia.

La crisis también ha marcado un giro en el apalancamiento privado en los países de altos ingresos. La proporción del producto interno bruto para E.U. subió desde un 123% en 1981 hasta un 293% en el 2009. Para el tercer trimestre del año, la proporción había bajado hasta un 263%. El sector financiero guió el camino en ambas direcciones: la deuda del sector financiero bruto aumentó desde un 22% del producto interno bruto en  1981 hasta un 119% en el 2008. Este bajó por un 98% en el tercer trimestre de 2010. El desapalancamiento probablemente continuará, pero incluso si no lo hace, otro periodo similar de aumento de apalancamiento parece inconcebible.

Al menos en el largo plazo, la crisis también marcó un reverso de los “desequilibrios globales”, según denota la actualización de WEO. El FMI espera un retroceso parcial, aunque la escala de los desequilibrios podría no ser lo que fue antes de la crisis. Una de las características sobresalientes de esos desequilibrios, la acumulación de reservas de monedas extranjeras, particularmente por parte de China, no se ha alterado: entre febrero de 2009 y octubre de 2010, las reservas de monedas extranjeras subieron por $2,004 millardos, de los cuales sólo China ascendía a $849 millardos. Esto es peligroso.

La crisis también reveló la vulnerabilidad de la eurozona a excesivas acumulaciones del apalancamiento de los sectores público y privado, causados por los flujos de ahorros de superávits en malas inversiones por vía de instituciones financieras subcapitalizadas. Manejar el desapalancamiento será muy difícil, particularmente sin la flexibilidad de la tasa de cambio interna.

Ahora vayamos a donde la crisis ha sido mucho más un acelerador. El cambio más obvio es fiscal. Cada persona bien informada sabía que el paso del tiempo generaría una contracción fiscal en los países de altos ingresos a  medida que el gasto subía y el crecimiento se frenaba. La crisis se ha adelantado por una década. De acuerdo al FMI, la deuda neta general del Gobierno del Grupo de Siete países de altos ingresos subirá desde un 52% del PIB en el 2007 hasta un 90% en  2015.

Esto no significa hiperinflación o la quiebra. Pero la gestión de las finanzas públicas se regirá por las políticas en el futuro previsible. Esta será una experiencia miserable. Justamente tan importante es el cambio acelerado en el balance mundial del poder económico.

Si uno fijara el PIB en 100 en el 2005, fuera de un 105 en Estados Unidos en  2010, 104 en la eurozona y 102 en Japón y Reino Unido. Pero en Brasil este fuera de 125, en La India de 147 y en China de 169. ¿Crisis? ¿Qué crisis?”. Esa debe ser la respuesta en China y la India.

De acuerdo al FMI, la acción de los países avanzados en el PIB global y el PPP fue de un 63% en el 2000. Este fue de un 56% en el 2007, en la víspera de la crisis. Este fue de un 53% el año pasado y bajará más de un 50% en  2013. China y la India ascienden a un 80% de la cuota de aumento en el pronóstico de la producción mundial para los países emergentes entre el 2000 y el 2013, con China solamente ascendiendo a un 63%. El crecimiento de estos gigantes ha sido acompañado por la presión de los recursos naturales, que también sólo puede crecer.

Lo que me sorprendió aún más en Davos es la incertidumbre de lo que la crisis tanto reveló como causó. Mientras el comportamiento es más optimista, está también lleno de dudas. Yo tuve una larga discusión privada sobre si E.U. evitaría el destino de Japón. Esto es referido por la mayoría de la gente como inconcebible. Sin embargo, otra vez dice, en 1993 pocos esperaban largo malestar en Japón. El hecho de que el desapalancamiento del sector privado esté ocurriendo sin contratiempos, está lejos de estar claro. La oportunidad de una renovada debilidad económica es grande. Otra vez, el comportamiento sobre la eurozona es ahora más optimista. Pero, queda oscuro cómo la zona está por salir de sus dificultades. Los líderes europeos han querido al final: la sobrevivencia de la eurozona. Por qué y cómo ellos pueden querer los medios, aún se desconoce.

El hecho de que la crisis ha catapultado al mundo a su futuro también crea enormes incertidumbres.

Algunas de mis más interesantes discusiones fueron sobre si China tiene planes claros para la economía global y los sistemas políticos. Un erudito chino que está muy bien relacionado me aseguró que la respuesta es no.

Sin embargo, ya que siempre China es capaz de sostener su rápido crecimiento, tendrá que desarrollar sus propias ideas muy pronto. Esta ha ganado su grandeza. Ahora, después de la crisis, quiérase o no, es que está teniendo la responsabilidad sobre esta.

La crisis no ha demostrado ser un gran punto de inflexión, hasta el momento. Pero no podemos concluir que esta sea de poca significación. Esto ha traído cierta transformación, mucha aceleración de las tendencias previas y, por encima de todo, gran incertidumbre. Esa incertidumbre estuvo presente todo el tiempo. Pero ahora nosotros sabemos.

Cambio de actitud

 Lo que la crisis ha acelerado aún más fuertemente es un cambio en la actitud hacia el Occidente y los Estados Unidos  en particular. Como ha denotado Kishore Mahbubani, un decano de la Escuela de Política Pública Lee Kuan Yew, de la Universidad Nacional de Singapur, los asiáticos ya no respetan la competencia de Occidente, maltratado como ha sido por la desventura militar y luego por el contratiempo financiero. De igual forma, conjuntamente con las cambiantes actitudes han llegado las cambiantes responsabilidades.

Las cifras

2,004 millardos.  Hasta ese monto aumentaron las reservas  de monedas extranjeras entre febrero de 2009 y octubre de 2010, de los cuales sólo China ascendía a $849 millardos.

53% del PIB global.  Hasta ese porcentaje bajó la acción de los países avanzado, desde un 63 por ciento  que tenían en el año 2000..  

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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