FINANCIAL TIMES
Contracción monetaria de China se sentirá en todo el mundo

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HENNY SENDER
Jung An Credit Co suministra fondos a las pequeñas empresas tanto alrededor de sus sus Shenzhen como en todas partes de China, pero sólo cuando este puede recibir dinero de los bancos chinos ya que en sí no tiene depósitos para reciclar. En los últimos meses, este ha tenido que rechazar casi la mitad de sus prestatarios potenciales por la falta de fondos.

Mientras tanto, los 1,300 kilómetros y a un mundo de distancia, en Shanghai, International Far Eastern Leasing, una de los mayores entidades no bancarias de China, tiene compromisos con los bancos que equivalgan a dos veces la suma de su balance general y que no tengan problemas en ayudar a sus clientes a financiar la compra de todo, desde máquinas de resonancia magnética hasta máquinas de impresión

China ha dado un giro de las flojas políticas monetarias que adoptó a consecuencia de la crisis financiera global por meses. Con la inflación sobre un 5%, especialmente para productos alimenticios y propiedades políticamente sensibles, lidiar con crecientes precios se ha vuelto de alta prioridad en Beijing.

Hasta el momento, los efectos han sido desiguales según indican las variantes circunstancias de Jung An y Far Eastern.

Mientras tanto, el análisis de la data de préstamos y otros indicadores de la política monetaria se han vuelto un pasatiempo mundial. La extensión a la cual China cogerá la contracción en serio hoy tiene consecuencias potenciales que podrían resonar mucho más allá de la misma China, influenciando el crecimiento y el precio de las materias primas en todas partes.

Si el crecimiento de los préstamos continúa a un ritmo acelerado, esto podría reforzar los temores de sobrecalentamiento, de inversión antieconómica y una nueva ronda de préstamos en mora. Pero si el crecimiento se calma lo suficiente, los precios alrededor del mundo para todo, desde el oro hasta la carne de cerdo, podrían disminuir y las factorías y puertos caen silentes ya que también caen las órdenes de los clientes de China que anteriormente eran voraces.

Los reguladores bancarios han dicho que ellos no adoptarán grandes objetivos de préstamos por el año. El banco central, el People’s Bank de China, ha subido las tasas de interés dos veces recientemente e incrementó seis veces en el 2010 la suma de dinero que los bancos chinos tienen que dejar en depósito con este. Pero las tasas de interés reales permanecen negativas.

El año pasado, los bancos chinos prestaron un total de alrededor de Rmb7,500 millardos. En diciembre, Fitch llegó con un reporte que indicó que los flujos crediticios en China estaban tan altos este año como el pasado, sólo que menos visibles. “Los préstamos no se han moderado, simplemente han encontrado otros canales”, establece el reporte Fitch, que dijo que los bancos estaban evadiendo cuotas de préstamos más estrictas para asegurar los préstamos, vendiéndolos a compañías de fideicomiso y luego reservando más préstamos.

El momento en que el reporte Fitch es particularmente sensible es desde que el mercado está inquieto por los números inflacionarios y la proyección de adicional contracción monetaria.

Por los primeros once meses del 2010, la creación de nuevos préstamos oficiales ascendió a algunos Rmb7,460 millardos, de acuerdo a las cifras de JPMorgan, confirmando el reporte Fitch. Todavía, al mismo tiempo, la economía real está mostrando señales de enfriamiento, indicando que ha habido algunos efectos de los esfuerzos de los reguladores para llegar al menos a una política monetaria más neutral.

Por ejemplo, el indicador favorito de Jerry Lou, el estratega chino de Morgan Stanley son las reservas de las aerolíneas, las cuales él dice señalan una drástica paralización. Otros ven señales de que el mercado inmobiliario y las áreas de fuerte inversión, tales como el acero, se están enfriando. Las tasas interbancarias también se han elevado.

Así que hoy China enfrenta dos desafíos. Debe drenar el exceso de liquidez, lo cual ha alimentado inaceptablemente aumentos acelerados en los precios de las propiedades y sobreinvertir en sectores como el del acero.

Pero debe también tratar de cambiar la asignación de capital. En el pasado, las grandes empresas de propiedad del estado podían siempre contar con sus banqueros para canalizar fondos hacia ellos. Pero hoy, la estructura de la economía está cambiando. La mediana y pequeña empresa suma por encima de un 60% de la actividad económica. Todavía en los buenos tiempos en que el dinero fluía generosamente, todavía conseguían sólo un 30% del financiamiento. Y cuando los tiempos son malos, son los primeros en hacer reducciones, siendo más vulnerables los más pequeños. Eso significa que los modestos clientes de Jung An no pueden conseguir dinero para apoyar sus pequeñas operaciones empresariales como las que proveen agua embotellada a las pequeñas cadenas de tiendas, las que operan pequeños spas o las imprentas.

Los oficiales chinos están constantemente solicitando que E.U. actúe responsablemente como impresores de la moneda de reserva mundial. Al mismo tiempo, el mundo puede decir a China que lo que hace también tendrá consecuencias cada vez más globales. Por años, el capital en China ha sido sin duda muy barato a causa de los límites impuestos sobre las tasas y a una alta tasa de ahorros. Ciertamente, el mundo se ha vuelto adicto al capital barato en ambos lados del Pacífico.

En los años recientes, China ha hecho un impresionante trabajo en apoyar el crecimiento sin generar inflación excesiva. Y China es inmesurablemente más fuerte que a mediados de los años 90 cuando la inflación estaba en doble dígitos y había mucho menor calidad para su crecimiento económico. En aquel entonces, fuertemente le importaba lo que estaba más allá de las fronteras de China. Esta vez es diferente.

Las claves

1.  Política monetaria

China ha dado un giro de las flojas políticas monetarias que adoptó a consecuencia de la crisis financiera global por meses.

2.  Consecuencias

La extensión a la cual China cogerá la contracción en serio hoy tiene consecuencias potenciales que podrían resonar mucho más allá de la misma China.

Altos precios  de alimentos no son algo por lo cual asustarse

Los precios de los alimentos están subiendo nuevamente, pero todavía el mundo no necesita entrar en pánico. De acuerdo a la Organización de Agricultura y Alimentos, estamos experimentando un “problema” antes que otra crisis del tipo que afectó el mundo en el 2007.

Los precios pueden haberse elevado fuertemente, pero los grandes aumentos han sido en las materias primas agrícolas de “la clase media”, como el azúcar, la carne y la soya. Esto no son productos de primera necesidad de los cuales los habitantes de las naciones más pobres dependan para la subsistencia, pero los “lujos” a los cuales ahora pueden aspirar los consumidores en los países en desarrollo por los crecientes ingresos.

Los precios más altos no son algo por lo cual asustarse. Ciertamente, son una precondición necesaria para hacer que el suministro se ponga a la par de la demanda. Más inversión se requiere en el sector agrícola para poder cumplir con el creciente consumo, y los incrementados precios podrían estimular esto.

Pero, tampoco debe ser causa de satisfacciones. El mundo puede hasta el momento evitar una repetición de la escasez y el desorden vistos en el 2008, aunque la situación permanece en expectativa.

Aproximadamente una de cada seis personas en el mundo todavía sufre de hambre crónica. El cuadro de la demanda-suministro es constreñido, entre otras cosas debido a que el cambio hacia un mayor consumo de proteína es propenso a emplear más recursos tales como tierra y agua.

Todavía la crisis actual podría llegar a una crisis total. Los precios de los productos de primera necesidad, como el trigo y el arroz, han aumentando, si no a los niveles del 2008. El mal estado del tiempo en algunas regiones, notablemente en la cuenca del Mar Negro, ha guiado a prohibiciones en las exportaciones.

El mecanismo del mercado se debe hacer para operar sin mayor inconveniente, ya que este promueve a una mayor inversión en la producción, mientras que al mismo tiempo los más pobres deben protegerse de una carga excesiva.

Lo que se necesita es una nueva revolución verde. Esto implica mejorar los rendimientos a través de más producciones resistentes a la sequía y a las enfermedades, y más enfocadas en el desarrollo de la infraestructura agrícola. Varias cosas pueden hacerse para ayudar a los agricultores.

La capacidad de recibir pronósticos del tiempo podría incrementar la productividad. El acceso a los productos de gestión de riesgo les daría mayor seguridad financiera.

Para proteger a los más pobres contra la adversa crisis el mundo debe mantener más reservas, especialmente en las regiones vulnerables. Pero los países ricos deben continuar reemplazando las actuales ayudas alimentarias con inversión en la productividad agrícola.

El mundo desarrollado comprende el desafío. Tanto el G8 como el G20 (bajo la presidencia de Francia) han asumido la causa de la seguridad alimentaria.

Lo que queda en cuestionamiento es la disposición de hacer que las cosas sucedan. 

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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