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Derrotar el temor del liderazgo al fracaso explica triunfo de Obama

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En un frío día de febrero en Springfield, Illinois, tres años atrás, un joven senador de Estados Unidos anunció que iba a optar por la presidencia.

El país y el mundo enfrentan enormes desafíos, él dijo. “Nosotros conocemos los desafíos, pues hemos hablado de ellos por años. Lo que nos frena de llevar a cabo estos desafíos no es la ausencia de soñadas políticas y planes sensibles. Lo que nos frena es el fracaso en el liderazgo”.

Ahora que él es el presidente, Barack Obama conoce cuán difícil es realizar un cambio exitoso. Pero eso tampoco hace que su prematuro diagnóstico sea equivocado. De hecho, este fue compartido por los autores de un informe producido por tres profesores de la Escuela de Negocios de Harvard 18 meses antes de que él lanzara su campaña para ganar en la Casa Blanca.

En un artículo llamado “Movimiento de la educación superior a su próxima etapa”, Rosabeth Moss Kanter, Rakesh Khurana y Mitin Nohria analizaron el fracaso de los líderes corporativos para llegar con soluciones para algunos de los mayores problemas del mundo.

Hay un vacío intelectual en lo que respecta a resolver problemas de clase emergente de alto perfil que trasciende a todos los sectores”, según ellas escribieron. El conocimiento de “muchos campos profesionales” tiene que ser empujado junto para encontrar respuestas.

Los líderes suben a las cimas de sus organizaciones. Ellos pueden ser realmente buenos en lo que hacen, dentro de ese contexto. Pero si se les solicita trabajar en otros sectores o disciplinas, sacándolos de su zona de confort, se encontrará que, para gran sorpresa, los resultados a menudo no son muy buenos. El resultado es que estamos fracasando en desarrollar líderes que estén aptos para el desafío de combatir los problemas más urgentes del mundo.

Esta consideración guió a la Profesora Kanter y a sus colegas a lanzar la Iniciativa de Liderazgo Avanzado (ALI, por sus sigla en inglés) de la Universidad de Harvard. Esto involucró colaboración sin precedentes entre las diferentes facultades de la institución. La escuela de negocios, ciencias políticas, leyes, educación y salud pública fueron las primeras en unirse para concebir un nuevo programa de educación de un año de duración para los líderes experimentados, muchos de los cuales estaban dejando sus organizaciones después de dos o tres décadas en búsqueda de nuevos desafíos. El programa inaugural (con la asistencia de 14 ejecutivos) se implementó el año pasado, y el segundo (con 22 asistentes) está llevándose a cabo en la actualidad.

Los compañeros, como son llamados los participantes, asisten a seminarios y lecturas, y pueden también asistir a cualquier otro curso de Harvard mientras están realizando la residencia.

El año ALI también incluye un “comité de expertos”, dos a tres sesiones de un día sobre asuntos específicos, así como también excursiones educativas de una semana de duración (“inmersiones”) para ganar experiencia de primera mano en las áreas afectadas por problemas particulares.

La única parte de este programa es el elemento interdisciplinario: la reunión de miembros de la facultad usualmente discretos, que trabajan con ejecutivos veteranos que vienen en turno de un amplio rango de preparación.

Los ejecutivos son buscados y selectos por Harvard para unirse al programa. La idea es que, al final del año, los compañeros se reúnan para dirigir un proyecto que aborde un gran problema multifacético que ellos no hubieran sido capaces de resolver en sus anteriores roles corporativos. Su capacidad de liderazgo puede haber sido realzada y posiblemente transformada.

Mientras el liderazgo convencional puede ser encontrado en una simple organización, el liderazgo avanzado emerge, dice   Kanter, donde los “problemas y asuntos desbordan los límites, los objetivos no son claros o son conflictivos, las trayectorias todavía no han sido establecidas, los participantes son politizados, y ninguno está claramente a cargo”.

La tercera etapa de la educación, ofrecida por ALI, combate con ese otro gran cuestionamiento del momento: ¿qué hacen con el resto de su vida los ejecutivos capaces y experimentados de 50 o 60 años de edad que desean un cambio? ¿Podría toda esa capacidad y potencial desperdiciarse? Todavía es muy pronto para ellos retirarse.

En su poema Sailing to Byzantium (Navegando hacia Bizancio), W.B. Yeats se desespera con las personas más jóvenes que, deslumbradas por la excitación del día, fracasan en utilizar la perspicacia de sus más experimentados compañeros ciudadanos:

Atrapados en esa sensual música todos descuidados. Monumentos de intelecto antienvejenciente Tal vez la respuesta a este dilema radica en la sala del seminario universitario. El liderazgo avanzado es lo que el mundo necesita ahora mismo. Pero para desarrollar suficientes de esto, tendrán que surgir muchos imitadores.   

Las claves

1.  Análisis ALI

Rosabeth Moss Kanter, Rakesh Khurana y Mitin Nohria analizaron el fracaso de los líderes corporativos para llegar con soluciones para algunos de los mayores problemas del mundo, y plantean que hay un vacío intelectual en lo que respecta a resolver problemas de clase emergente de alto perfil que trasciende a todos los sectores.

2.  Liderazgo avanzado

 Los analistas plantean que el liderazgo avanzado es lo que el mundo necesita ahora mismo. Pero para desarrollar suficientes de esto, tendrán que surgir muchos imitadores.

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