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Eduque a sus ciudadanos o importe los nuevos empresarios

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John Gapper
En estos días todo el mundo tiene una política de innovación. Ningún primer ministro o presidente se ha quedado sin una. Después de la declaración de Barack Obama en su discurso presidencial en la que mencionó que Estados Unidos enfrenta un nuevo “momento de influencia”, David Cameron viajó a Davos la semana pasada para    insistir en que “nuestras mayores ambiciones han tenido que ser por la innovación”.

Como una observación general, eso es difícil de disputar. Siguiendo la crisis financiera del 2008, los gobiernos enfrentan una crisis presupuestaria en el sector público y una débil demanda, a medida que los consumidores reducen la deuda. Ellos necesitan que el sector privado compense por medio de la inversión en productos y servicios que sean nuevos y suficientemente rentables para poder crear empleos altamente pagados.

¿Cómo pueden los gobiernos estimularlos? Primero, ellos pueden hacer un gran esfuerzo por aumentar el suministro de “capital humano”, también conocido como “personas altamente preparadas y motivadas”, a través de la educación o la inmigración. Segundo, ellos pueden eliminar obstáculos para las compañías de alto crecimiento que pueden ser el próximo Google o Walmart.

Una tercera posibilidad, aunque menos práctica, sería invertir masivamente en la investigación públicamente financiada que es una plataforma para la innovación. Estados Unidos hizo eso mismo después de la crisis de 1957 cuando se creó Darpa, una iniciativa de investigación que desarrolló la tecnología que andaba detrás de la fabricación de aviones sigilosos, el Sistema Global de Posicionamiento y la Internet.

“La gran inversión americana en fuentes de ciencia y tecnología fue justificada al público por la guerra fría”, dice Bill Janeway, un director de gestión de Warburg Pincus, la firma privada de acciones. A Janeway le gustaría que Estados Unidos tratara nuevamente sobre las bases de que el sector privado, abandonado en sí mismo, no invierta en tales tecnologías fundamentales.

Pero ni E.U. ni los países europeos tienen el presupuesto y la ambición política para, por ejemplo, combinar el tamaño de Darpa de China con la propuesta de tecnología de energía renovable. La inversión única de US$10 millardos que hizo Estados Unidos en National Institutes for Health, el grupo de investigación médica, como parte del estímulo fiscal del 2009, en comparación fue un chapuzón en el océano.

China gasta US$100millardos  anualmente en R&D (Research and development,  es decir investigación y desarrollo), alrededor de un 1.5% del producto interno bruto, pero tiene un objetivo de 2.5% para el 2020, compitiendo con el gasto de R&D de E.U. de US$325 millardos, de acuerdo con Global Markets Institute de Goldman Sachs.

 Obama desea aumentar el US R&D a un 3% del producto interno bruto, que es más que una aspiración al estilo en comparación que un difícil objetivo al estilo de los chinos.

Todavía, el hecho de que la investigación se está realizando en Asia no descarta la habilidad occidental de innovar. Como argumentó el profesor Amar Bhidé, de la universidad Tufs, la innovación ocurre en compañías tales como Apple, que pueden explotar y adaptar nuevas tecnologías, incluyendo algunas del extranjero, y sacar productos de ellas.

El navegador de la Web fue inventado en Cern, el laboratorio de físicos europeos cuyas  posibilidades comerciales fueron explotadas por compañías que incluyen a Google, cuyos cofundadores eran estudiantes postgraduados de Stanford. La fuerza de Silicon Valley es la combinación de financiamiento de capital de riesgo y un suministro siempre-listo de ingenieros de software diseñadores y mercadólogos.

El mayor desafío de innovación para E.U. en relación a Asia no es financiero, sino humano. China enlista un 15% de los estudiantes universitarios del mundo y un 40% de los nuevos graduados en ciencias e ingeniería, comparado con sólo un 15% en E.U. Mientras tanto, un 68% de los doctorados en ingeniería de E.U. son ahora adjudicados a los ciudadanos no americanos.

La distribución global de ciudadanos bien preparados tiene un gran impacto no sólo en la investigación, sino donde los empleos de innovación intensiva son creados. Pfizer, que recientemente anunció que estaba cerrando su laboratorio en Sandwich, Reino Unido, como parte de recortes en la investigación inicial, ha abierto un centro de investigación en Shanghai y en sociedad con los chinos.

Andrew Wyckoff, un director de la Organización para el Desarrollo y Cooperación Económica, señala que países  como Finlandia y Corea del Sur respondieron a la pasada crisis económica invirtiendo en la educación y en R&D.

Otros necesitan combinar la innovación retórica con esfuerzos prácticos para conseguir más gente joven que aprenda ciencias e ingeniería.

Si ellos no pueden educar un suficiente número de ciudadanos, eso pondrá aún más tensión sobre la inmigración. Tanto Obama como Cameron han tratado de facilitar los límites sobre los ingenieros y empresarios que llegan a sus países. Sin tales reformas, hay un peligro de que las multinacionales tengan facilidades de investigación y de empleos altamente pagados dondequiera.

La segunda cosa que los países occidentales hambrientos de innovación pueden hacer es eliminar la creación de frenos, ya sea en forma de regulaciones o de impuestos, para las compañías de más alto crecimiento, algunas veces conocidas como “gacelas”.

E.U. está en una posición comparativamente buena, su mercado y su madura industria de capital de riesgo tienen un fuerte récord de que fomentan nuevas empresas y que les permiten crecer. Será difícil para los países europeos que están menos acostumbrados a conquistar a los empresarios con tales incentivos para su adaptación.

En ausencia de mucho más inspiración para poder hablar sobre sus afectadas economías, es sólo natural para los líderes políticos aprovecharse de la innovación como un curalotodo. La evaluación será que aún sin el presupuesto público y la determinación autocrática de China ellos pudieran hacer mucho sobre esto.

Las claves

1.  Capital humano

Los gobiernos pueden hacer un gran esfuerzo por aumentar el suministro de “capital humano”, también conocido como “personas altamente preparadas y motivadas”, a través de la educación o la inmigración.

2.  Eliminar obstáculos

Segundo, ellos pueden eliminar obstáculos para las compañías de alto crecimiento que pueden ser el próximo Google o Walmart.

3.  Más  investigación

Una tercera posibilidad, aunque menos práctica, sería invertir masivamente en la investigación públicamente financiada que es una plataforma para la innovación. Estados Unidos hizo eso mismo después de la crisis de 1957.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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