FINANCIAL TIMES
El FMI teme que la recuperación lleve a mayores desequilibrios

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Algunos de mis lectores más antiguos pueden recordar las guías nacionales para el ahorro. Éstas fueron prominentes en la Segunda Guerra Mundial como parte de un “esfuerzo civil”. Pero ellas perduraron por muchas décadas y dentro de la memoria viva cada discurso sobre presupuesto en el Reino Unido contenía una frase de agradecimiento al presidente del Movimiento Nacional de Ahorros.

Ahora los ciudadanos de algunos países, especialmente China y Alemania, están siendo sujetos de una clase de propaganda contraria: gastar más por el bien de la economía mundial. Mi propia creencia es que los individuos y familias pueden hacer sus propias consideraciones acerca de cuánto ahorrar. Los esfuerzos oficiales puede que no lleguen más allá de lecciones escolares en finanzas personales.

La razón por la cual algunos expertos suponen que de otro modo pueda ser resumido en las palabras “desequilibrios internacionales”. Esto simplemente se refiere al balance actual de los pagos de superávits y déficits.

El total de desequilibrios mundiales creció, de acuerdo a los estimados del Fondo Monetario Internacional, desde sumas insignificantes a finales del siglo pasado hasta un 2½ por ciento del producto interno bruto mundial en el periodo 2006-08.

Hasta el 2009 este total había aumentado dramáticamente por alrededor de un 1½ por ciento. Esto fue en gran parte debido a la recesión. El exceso mundial de ahorros tentativos sobre la inversión deseada fue establecido por una disminución en la producción y el ingreso, lo cual redujo el deseo de ahorrar en los países con superávit y el deseo de invertir en los países de déficit.

El FMI teme que la recuperación económica pueda dirigir a un retorno a mayores desequilibrios, lo cual pondrá esa recuperación en riesgo.

Existen básicamente dos opiniones respecto a los desequilibrios. La opinión inocente es que el exceso de superávit y déficit necesita ser reducido a políticas apropiadas, preferiblemente coordinadas internacionalmente.

La opinión alternativa es que los llamados desequilibrios son el resultado general de los préstamos internacionales. El superávit alemán o el déficit de E.U. no son más patológicos que los pagos de desequilibrio entre Yorkshire y Sussex, como indicó David Hume hace dos siglos y medio.

El remedio para las altas y bajas pueden ser que las políticas financieras y monetarias puedan expandir o contraer la demanda sin intentar jugar a Dios con el patrón de los pagos internaciones.

Sin embargo, no hay una economía, sino un caso político, para poder hacer algo respecto a los desequilibrios.

El Gobierno chino no lanzará una guía anti-ahorros para favorecer al FMI. Pero se está volviendo impaciente sobre mantener sus enormes y aún crecientes reservas en seguridades de dólar del mínimo rendimiento y valor incierto en el corto plazo.

El curso natural sería diversificar en inversiones reales tangibles con los mejores posibles retornos. Pero hay un límite sobre cuán lejos E.U. y Europa desearían que las facilidades claves estratégicas sean mantenidas por China. La alternativa para los países asiáticos de superávit sería que pusieran los ahorros en otros países emergentes, lo cual hasta cierto punto ellos están haciendo. Pero esto es un proceso lento.

El gobernador Zhou Xiaochuan del Banco Central Chino, nombró en abril del 2009 el caso de una divisa de reserva súper soberana. Tal divisa ya existe en forma embrionaria en los Derechos Especiales de Giro del FMI (SDR).

El total de SDR en existencia, es ahora valorado en $300 millardos o un 3 ó 4 por ciento de las reservas mundiales. Hasta el momento ellos son sólo “quasi dinero”. El mejor intento que yo he visto en explicar su estatus es en el Informe Económico Global No. 196 de Goldman Sachs. El punto principal es que ellos sólo llegan a existir si un país miembro toma prestado del Fondo. Ese es el porqué fue tan fácil para el G20 llegar al acuerdo en el 2009 de una triplicación de los recursos del FMI. A menos, y hasta que ésta sea asumida, como una operación sin costo.

Sin embargo, ¿por qué no gradualmente dar a los SDR más características de dinero genuino y asignar nuevas emisiones para los países emergentes? Originalmente esto fue propuesto en un plan olvidado hace mucho tiempo por el último Sello Maxwell.

El propósito de una reactivación no sería adicionar permanentemente las reservas de países emergentes sino proveer a estos países el recurso para incrementar la inversión.

Las naciones con superávit, tales como China, entonces recibirían pagos en divisas “no-depreciativas” garantizadas en contra de quiebra y los usuarios de los SDR tendrían mucha razón en temer la excesiva influencia política china. 

Las claves

1. Aumento desequilibrios

El total de desequilibrios mundiales creció, de acuerdo a los estimados del FMI, desde sumas insignificantes a finales del siglo pasado hasta un 2 por ciento del PIB mundial en el periodo 2006-08.

2. Opiniones 

Existen básicamente dos opiniones respecto a los desequilibrios. La opinión inocente es que el exceso de superávit y déficit necesita ser reducido a políticas apropiadas, preferiblemente coordinadas internacionalmente. La opinión alternativa es que los llamados desequilibrios son el resultado general de los préstamos internacionales. 

Nuevas normativas para las naciones en deuda

Alan Beattie

Por todas partes me mantengo leyendo que Grecia es el nuevo Lehman Brothers, inoportuna evidencia adicional de que la estructura “X es la nueva Y”, que habiendo escapado por mucho tiempo a su original gueto en las secciones de moda, ahora ha colonizado la totalidad del periodismo en el idioma inglés.

Problema es, si fuéramos a comenzar reproducir el Intervalo Histórico de Bancarrotas Público-Privadas, el juego nunca terminará. El mismo Lehman fue el nuevo Argentina (2001) y Argentina fue el nuevo CreditAnstalt (1931), y el CreditAnstalt fue el nuevo anterior Argentina (1890), y el anterior Argentina fue el nuevo South Sea Company (1720), el cual fue el nuevo Felipe II de España, quien a través de múltiples quiebras (1557, 1560, 1575, 1596) gestionó repetidamente ser el nuevo él.

Los gobiernos y banqueros han estado tranquilamente lanzando la vara de la bancarrota una y otra vez por medio milenio.

Con toda esta experiencia de estar en vías de quiebra, usted puede esperar que emerjan un conjunto de regulaciones. Pero no. Por alguna razón, y en este escenario tengo miedo de que sea demasiado prematuro para excluir los intereses personales, los gobiernos insisten en ser más severos con las financieras que con ellos mismos.

Es el momento para cierta consistencia. Si Grecia es el nuevo Lehman, las nuevas normativas para los bancos deberían convertirse en las nuevas normativas para los soberanos. Mi plan de cuatro puntos es el siguiente: tumbar

1. Los muy grandes para quebrar. Cualquier país cuya bancarrota sea posible que abata a sus vecinos debe disolverse.

De ahí que Reino Unido no pueda tomar prestado, pero los inversionistas pueden consolarse adquiriendo los bonos del nuevamente soberano Dominion of North Wales, la subdivisión administrativa de Greater Manchester.

Partes del plan

2. La normativa Volcker. A ningún país se le permite ofrecer tanto servicios financieros como de   manufactura. Usted puede pensar que esto ya ha sido implementado en gran parte de Europa y de Norteamérica, pero eso es sólo una coincidencia. Esto lo haría una ley. 3. Límites de préstamos inseguros. Todos los países están por anunciar la garantía contra la emisión de deuda soberana.4. El impuesto bancario global. El FMI fiscaliza los gobiernos con el objetivo de financiar sus rescates futuros, excepto por Canadá, dada la exención para usar el dinero para construir el Arco de la Satisfacción Triunfal en Toronto. 

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE  ROSANNA CAPELLA

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