FINANCIAL TIMES
El retroceso de los líderes de Europa de la unidad

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PHILIP STEPHENS
La crisis del euro es una crisis de Europa. El continente está cayendo en un nuevo nacionalismo. Esto no es una repetición del expansivo chovinismo de los antiguos ejércitos que marchan a través de las fronteras y que dejaron cicatrices tan graves durante la primera mitad del siglo XX. Lo que estamos viendo ahora es el aplastado nacionalismo de una Europa que ha perdido la confianza en su futuro.

Mientras la Unión Europea ha cambiado en respuesta al cambio del poder global hacia el Este, así también lo han hecho sus miembros. Los líderes de París, Berlín y Roma que una vez previeron a Europa como un actor en el escenario mundial han hecho camino para los políticos más pequeños que luchan por definir estrechos intereses nacionales.

La soberanía nacional fue un estándar previamente sostenido en alto principalmente por los euroescépticos británicos. Ahora está siendo invocada a lo lago del continente. La solidaridad, fijada por los padres fundadores de la Unión como la piedra angular del futuro de Europa, es una idea que cae en mal estado.

En tales circunstancias, ya no es más descabellado imaginar que este único experimento en la gobernación supranacional podría todavía romperse. La próxima causa de dicho caso probablemente sería otra crisis económica. Todavía el malestar subyacente es político. Los gobiernos, que luchan por mantener el apoyo en casa, no pueden sólo ajustarse a un mundo que ya no pertenece más al oeste.

El nuevo nacionalismo está siendo escuchado desde lo más débil hasta lo más fuerte. En Irlanda, la última víctima de la crisis de deuda en la eurozona, los votantes temen que la independencia duramente ganada de los británicos hace alrededor de un siglo atrás esté siendo perdida por la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Las instituciones europeas que suscriben el cambio a la democracia de España, Portugal y Grecia ahora amenazan con convertirse en una camisa de fuerza para su prosperidad. Las quejas de Alemania son que tiene que pagar las facturas de sus vecinos irresponsables. La réplica que se escucha en los llamados estados periféricos es que Berlín parece estar determinado a una Europa alemana.

Lo que se ha perdido es el sentido de interés mutuo sobre el cual la Unión fue creada. Compartir la soberanía no fue hace mucho tiempo visto como un multiplicador de poder e influencia. Ahora la Unión es tratada como un juego de suma cero. Mientras ellos son forzados a rendirse al poder de la globalización y una creciente Asia, los políticos imaginan que ellos pueden de alguna forma reclamarlo a Bruselas.

Yo me pongo nervioso cuando Angela Merkel dice que el futuro del euro y el de la Unión Europea están inextricablemente vinculados. El problema es que ella está en lo correcto. La U.E., como sabemos, no sobrevivirá a la implosión de su más ambicioso proyecto. Lo que me preocupa es que en las evidencias hasta el momento, Berlín no tiene la voluntad política para rescatar la divisa única.

Los motivos del canciller alemán de establecer el vínculo entre el euro y la Unión son dudosamente honorables. La intención, dicen sus oficiales, es subrayar la importancia que ella adjunta para defender la moneda única. Berlín nunca permitiría que Europa fracase; por lo tanto, salvará el euro.

Los mercados, a pesar de todo, no están ciegos. Ellos han seguido las dudas que acompañaron los rescates de Grecia y de Irlanda y las advertencias que son adjuntados por Berlín para los futuros rescates. Ellos pueden ver eso, al enmarcar su política europea, Merkel tiene un ojo sobre la opinión pública y el otro sobre la corte constitucional de Alemania. Francia, que una vez fue un contrapeso para las economías de deflación, parece ahora pensar que no tiene opción sino aquiescencia.

La crisis en la eurozona está enraizada en las economías: en la burbuja de liquidez que precedió el auge financiero, en el libertinaje de los gobiernos, y en la ausencia de una contraparte fiscal para la unión monetaria. Todavía el fracaso de los legisladores de tomar el control de vuelta de los hechos marca el más importante cambio político. Alemania ha separado su interés nacional del interés europeo.

La causa y efecto de la crisis ahora viaja en ambas direcciones. La crisis sobre los mercados de bonos corroen la confianza en el más amplio sector corporativo de Europa; el menguante entusiasmo político para la Unión drena los gobiernos de la energía y resuelve rescatar la divisa única.

La paradoja aquí es que no es la toma de poder por parte de Bruselas lo que ha robado a los gobiernos el comando de sus destinos nacionales. Los culpables son la globalización y el cambio en el poder económico desde occidente hasta oriente. Todavía cuando los votantes demandan protección de las inseguridades de la época, los políticos responden culpando a la U.E.

Portugal, España e Italia ahora han tomado el lugar de Grecia e Irlanda a los ojos de los mercados. Berlín se queja de que ha sido injustamente señalado como culpable. Alemania desea simplemente ser un país “normal”. Francia, Italia o Gran Bretaña sopesan lo nacional en contra del interés europeo.

Alemania, sin embargo, no es un país normal. Es demasiado grande, poderosa y estratégicamente importante para comportarse como alguien más. La cohesión de Europa depende de que Berlín actúe como el absorbedor de crisis del continente. La generación de líderes tales como Helmut Kohl comprende esto. La ortodoxia económica de Merkel no sustituye la visión política de Kohl.

Un amigo alemán que por mucho tiempo siguió la política extranjera del país me dice que el dictamen de Merkel de un nuevo conjunto de normas para el euro marca una ruptura dolorosa con el pasado post guerra. Dos décadas después de la unificación, Alemania está despejándose de todas las inhibiciones sobre la afirmación de su poder.

La moneda única puede ser salvada. Si se llega a esto, el Banco Central Europeo puede simplemente comprar todas las deudas malas. Las economías deben reequilibrar la eurozona para permitir que los estados más débiles paguen sus deudas y ganen su competitividad, lo que es un desafío más complejo.

La austeridad es inevitable, pero España, Portugal, Irlanda y otros, no pueden ser condenados a una deflación semi-permanente. Los políticos no permiten que Europa sea rehecha a la imagen de Alemania. Y, ultimadamente, todo esto se trata sobre las políticas.

Es pasado que los estados europeos vayan a la guerra entre sí. Ese ha sido uno de los mayores logros de la Unión. La amenaza ahora es de irrelevancia en un mundo que pertenece al Pacífico antes que al Atlántico. El nuevo nacionalismo puede sólo acelerar el proceso.

Las claves

1.  Temor en Irlanda

En Irlanda, víctima de la crisis de deuda,  los votantes temen que la independencia  ganada de los británicos  esté siendo perdida por la Comisión Europea y el FMI.

2.  Economías  Eurozona

La crisis en la eurozona está enraizada en las economías: en la burbuja de liquidez que precedió el auge financiero, en el libertinaje de los gobiernos, y en la ausencia de una contraparte fiscal para la unión monetaria.

3.  Condena de deflación 

La austeridad es inevitable, pero España, Portugal, Irlanda y otros, no pueden ser condenados a una deflación semi-permanente.

Aumento tasa desempleo de E.U. a 9.8% mina esperanzas

R. Harding. Washington y A. Rappeport y M. Mackenzie.  New York. La tasa de desempleo de Estados Unidos aumentó hasta un 9.8% en noviembre, disminuyendo las esperanzas de una recuperación más fuerte y de lidiar con el fuerte golpe político que significa para el presidente Barack Obama.

La economía sumó sólo 39,000 empleos en noviembre, mucho peor que el aumento de 150,000 pronosticado por los analistas de Wall Street, y no lo suficientemente rápido para mantenerse con el crecimiento de la población.

La débil creación de empleos indica que la economía no está reuniendo la fuerza necesaria y resalta la naturaleza de la recuperación del desempleo hasta el momento. Algunos analistas cuestionaron la debilidad de los números, sin embargo, indican que estos pueden ser revisados.

El débil informe socava la administración de Obama que ha puesto en juego su credibilidad en lo que respecta al éxito en la creación de empleos.

“Una tasa de desempleo de 9.8% es inaceptablemente alta y necesitamos lograr un robusto crecimiento del empleo con el fin de recuperarnos de las profundas pérdidas de empleos que comenzaron hace dos años atrás”, dijo Austan Goolsbee, presidente del Consejo de Asesores Económicos del Presidente.

El empleo del sector privado aumentó por 50,000, frenado por una disminución de 28,000 en el sector de ventas al detalle, mientras que las presiones presupuestarias sobre los estados y ciudades guiaron a una caída de 11,000 empleos del gobierno. Las ganancias promedio por hora y semana de trabajo, ambos importantes indicadores de la contratación futura, fueron flojas comparadas con el mes de octubre. Los políticos de ambos lados del continente demandaron acción para combatir el aumento del desempleo, pero solicitaron respuestas políticas fuertemente diferentes.

“El hecho de que la tasa de desempleo haya aumentado significa que tenemos que pasar las extensiones de los seguros de desempleo”, Carolyn Maloney, presidenta demócrata del comité económico unido en el Congreso, dijo a Financial Times.

Dos millones de americanos perderán sus beneficios a finales del mes a menos que el Congreso los extienda.

John Boehner, líder republicano en la Cámara de Representantes, dijo: “Cualquier señal de crecimiento de empleos en esta economía en plena lucha es alentador, pero claramente no combina para las familias en incertidumbre y para las pequeñas empresas que lo están enfrentando, lo cual es el porqué debemos reducir el gasto y detener los inminentes aumentos de impuestos”.

Los economistas dijeron que el débil crecimiento de empleos apoyaba la decisión de la Reserva Federal de comprometerse en una nueva ronda de compras de activos de $600 millardos designada para obtener bajas tasas de interés a largo plazo. El rendimiento sobre los documentos a 10 años bajó hasta 2.90% desde 3.05% en cuestión de minutos, mientras la data de empleos era digerida, pero el rendimiento en New York ha retrocedido hasta 2.97%, 3 puntos base más bajos.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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