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Flexibilidad fiscal no es pecado cuando políticas están fallando

FINANCIAL TIMES<BR>Flexibilidad fiscal no es pecado cuando políticas están fallando

En una democracia, la capacidad de infligir malestar económico es raramente una ruta hacia la credibilidad. Los inversionistas se rehúsan a creer que las políticas sobrevivirán. Una vez que ellos llegan a esa conclusión, la credibilidad desaparece.

Yo aprendí esto en  1992. Con la economía de Reino Unido en recesión, la credibilidad del compromiso del Gobierno para formar parte del mecanismo de tasa de intercambio del Sistema Monetario Europeo entró en cuestionamiento.

Muchos pensaron que la capacidad de aumentar las tasas de interés cuando la libra esterlina entró bajo presión restauraría la credibilidad. Esta hizo lo opuesto, aunque pocos creyeron que el malestar podría ser sostenido.

El Gobierno no puede mejorar la credibilidad de un compromiso increíble. Esta experiencia muestra mi opinión sobre las opciones para el gobierno del Reino Unido. Los argumentos formulados para continuar con la planeada contracción fiscal son que, en su ausencia, la credibilidad será perdida y las tasas de interés sobre los bonos del gobierno explotarán.

Yo sospecho que a última instancia la reversa demostrará ser el caso. En ausencia de políticas probables que restauren el crecimiento económico, la planeada contracción fiscal por sí misma será increíble.

Los inversionistas creerán que los intentos para recortar los déficits fiscales en una depresión prolongada ultimadamente forzarán a cambiar de curso. Los compromisos para entregar la credibilidad increíblemente debilitada.  El antecedente de tales pensamientos es que las noticias del primer estimado del producto interno bruto mostraron una caída en el primer trimestre del 2012 y así una recesión técnica sobre la popular definición de dos trimestres de crecimiento negativo.

Mucho más importante es el hecho de que la economía de Reino Unido se ha estancado durante un año y medio.

El producto interno bruto también se ha estancado en más de un 4% por debajo de su pico post crisis, cerca de donde estuvo en el tercer trimestre del 2006 y un 9% por debajo de su tendencia del periodo 1970-2007.

Cierto, la tasa de desempleo de 8.3% no es alta, dada la altura y la profundidad de la depresión. Pero una de cada cinco personas jóvenes entre las edades de 18 y 24 está sin trabajo.  Sin embargo, la contracción fiscal apenas ha comenzado.

Según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, los préstamos netos bajaron sólo un 1.8% del producto interno bruto entre el 2009 y el 2010, justo antes de que el gobierno de coalición entrara al poder, y 2011 y 2012. Una contracción adicional de 7.2% del PIB se debe para el 2016-17.

La suposición de que esto coincidirá con que la expansión económica está, en las condiciones económicas de hoy, bordeando lo heroico. 

Recuerde que las tasas de interés oficiales a corto plazo son la mitad de un porciento, los bonos gubernamentales a diez años rinden un 2% y los bonos vinculados a índices rinden cero. Sin embargo, a pesar de estos costos extremadamente bajos de financiamiento y los beneficios de compromiso para las finanzas públicas sostenibles, el sector corporativo corrió un enorme superávit financiero (un exceso de ganancias retenidas sobre la inversión) de un 5.3% del PIB el año pasado.

La opinión de que el constreñimiento fiscal ahora generará un aumento en el gasto privado parece improbable. Más posible es el estancamiento, sino algo peor. Así que, ¿puede hacerse algo para evitar los costos inmediatos y a largo plazo de una prolongación adicional de la depresión?

La respuesta de aquellos que insisten en que ningún cambio puede ser considerado en los planes del gobierno es que esa credibilidad sería destruida. Ciertamente, ellos demandan que las bajas tasas de interés sean por sí mismas pruebas de credibilidad.

Sin embargo, recuerde que cuando el canciller anunció sus planes fiscales en el 2010, los préstamos netos estaban supuestos a ser sólo de £206 millardos entre el 2012-13 y 2015-16. En el presupuesto de marzo de 2012 este fue de más de £317 millardos.

¿Podría esa falla colosal afectar su objetivo destruyendo la credibilidad y así dar lugar a explosivos incrementos en los rendimientos de bonos? No. Pero, ¿por qué no?

La respuesta es que con un banco central seguro de mantener el mercado de bonos líquido  y una tasa de cambio flotante, las bajas tasas de interés son lo que uno esperaría en una economía con los superávits del sector privado tan enormes. La depresión, no la credibilidad, ofrece estas bajas tasas.

Aún peor, el mayor peligro para la credibilidad es una prolongación de la depresión, lo cual puede demorar indefinidamente el cierre del déficit. ¿Cómo puede este riego ser afrontado? La respuesta es convencer a los que toman las decisiones privadas de que la economía crecerá, lo que requiere políticas dirigidas en demanda. El truco es introducirlas sin amenazar la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas.

La mejor forma de hacer esto es combinar el compromiso para reducir el porcentaje de gasto público actual en el PIB con flexibilidad sobre la fiscalización y una mayor inversión pública.

Ambos pueden creíblemente ser temporales. En las tasas de interés actuales, incluso un gran incremento del financiamiento en el mediano plazo casi ciertamente pagaría por sí mismo un valor mucho mayor de la actual y futura producción.

Los mejores recortes fiscales incrementarían la inversión, el gasto del consumidor y los incentivos para contratar a los trabajadores desocupados.  El error cometido por el gobierno fue anunciar los planes fijados por tantos años por venir. La recuperación no se ha materializado. La flexibilidad en respuesta no es pecado. Por el contrario, es  una gran virtud.

Recesión de propiedad comercial afecta bancos

Ed Hammond

La industria de la propiedad comercial ha caído de nuevo en recesión, agregando presión sobre los bancos mientras ellos luchan por arrojar £300 de exposición para el sector. Las cifras publicadas por el IPD, un grupo de investigación, mostrará que el valor promedio de las oficinas, tiendas y almacenes industriales ha bajado por un segundo trimestre.

 El declive, subrayando el impacto que la crisis de la eurozona ha tenido sobre la propiedad comercial, implica que los valores están un tercio por debajo de los picos del 2007.

 La situación es doblemente tan severa como en la anterior recesión de los años 90, cuando los valores de la propiedad se recuperaron dentro de un 15% de los niveles pre-crisis después de cinco años.   “A medida que los valores continúan decayendo, los inversionistas es poco probable que quieran desarrollar lo que dirigirá a un malestar adicional”, dijo Malcolm Frodsham, director de investigación del IPD.

Él agregó que los reguladores deberían detener las medidas que sofoquen las perspectivas de recuperación.

Basilea III, el tercer acuerdo de regulación bancaria global, está a punto de aumentar los costes para los bancos de mantener los préstamos de propiedades comerciales. Sus cambios es posible que tengan un gran impacto sobre Lloyds y el Royal Bank of Scotland. Ambos mantienen decenas de billones de libras de deuda de propiedad como un legado del despilfarro de préstamos.

 “Incrementar los requerimientos de capital de la banca y de las compañías de seguros en este punto del ciclo, por ejemplo, sólo deprimirá adicionalmente los precios, lo cual, en cambio, creará resultados adversos para otras instituciones que mantienen activos inmobiliarios, además de una contracción adicional”, dijo Frodsham.

Las claves

1. Crisis de la eurozona

El declive, subrayando el impacto que la crisis de la eurozona ha tenido sobre la propiedad comercial, implica que los valores están un tercio por debajo de los picos del 2007.

2. Acuerdo de Regulación

Basilea III, el tercer acuerdo de regulación bancaria global, está a punto de aumentar los costes para los bancos de mantener los préstamos de propiedades comerciales.

3.  Lloyds y el Royal Bank

 Ambos mantienen decenas de billones de libras de deuda de propiedad como un legado del despilfarro de préstamos.
VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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