FINANCIAL TIMES
Hay dudas sobre la supremacía del dólar como moneda mundial

<STRONG>FINANCIAL TIMES<BR></STRONG>Hay dudas sobre la supremacía del dólar como moneda mundial

Alan Beattie
Las demandas para que el dólar sea despojado de su primacía internacional han surgido más débiles a medida que la escala de la tarea se vuelve clara y las ventajas parecen cada vez más dudosas.

De vuelta a los años 60, envidioso de la capacidad de América de tomar prestado fácilmente en el extranjero, el ministro financiero francés, Valéry Giscard d’Estaing, denunció el estatus de moneda de reserva del dólar como un “privilegio exorbitante”. Unos años más tarde, debilitado por el despilfarro fiscal de Estados Unidos, el sistema Bretton Woods de tasa de cambio fija colapsó por estar anclado en la moneda de Estados Unidos.

Medio siglo más tarde, Francia nuevamente se está quejando sobre los desequilibrios y la injusticia que dice son causados por la exaltada posición del dólar. El presidente francés, Nicolás Sarkozy,  dijo el año pasado que el dominio del dólar sobre las reservas de cambio extranjero y la valoración de las materias primas y el comercio internacional podrían no soportar. París hizo una gran fanfarria por la necesidad de rediseñar el orden monetario internacional y rumoreó haber tenido conversaciones privadas con Beijing sobre el asunto.

Pero como el tamaño de la tarea se ha puesto en foco, el sello revolucionario que emana de Francia se ha vuelto distintamente más moderado. Mientras los ministros financieros y los gobernadores de bancos centrales se preparan para reunirse en París para la primera reunión de la presidencia francesa de este año con el Grupo de los 20  esta semana, el debate se ha lanzado nuevamente a las preguntas fundamentales: ¿Es el dominio del dólar realmente una causa primaria de los desequilibrios económicos globales, o es una nueva moneda de reserva una solución en busca de un problema?

Verdaderamente, los beneficios para E.U. en términos de apoyo para su moneda y sus activos financieros son inciertos. Además, no está demostrado el caso más amplio que tener solamente una moneda de reserva es inherentemente inestable, así como contribuir con los desequilibrios de cuenta corriente global que se están ampliando nuevamente a medida que la economía mundial se recupera de la recesión.

El caso contra un dólar dominante se creó en un discurso muy discutido en el año 2009 por Zhou Xiaochuan, el gobernador del Banco Central de China. Él trajo a colación el “dilema Triffin”, identificado en la década  de 1960 por el economista Robert Triffin.

Examinando el sistema post guerra Bretton Woods, Triffin argumentó que la incesante demanda extranjera por una moneda de reserva forzaría a su país emisor a correr con persistentes déficits de cuenta corriente, la contraparte del ingreso de comercio y de inversión del superávit de cuenta capital que se deriva de tomar prestado dinero internacional, lo cual eventualmente desestabilizaría su economía.

Frente a esto, una versión moderna de la crítica de Triffin explica los recientes persistentes déficits de cuenta corriente estadounidenses. Ellos han sido financiados en gran parte por los gobiernos extranjeros comprando bonos en dólares. Pero la relación de causalidad no es directa. Bajo un flotante sistema de tasa de cambio, tan pronto los países acumulen sólo sumas moderadas de reservas de monedas permitiéndoles intervenir en cualquier crisis futura, la demanda por activos denominados en dólares podría ser limitada.

Sin embargo, muchos en E.U. indicarían que China ha adquirido voluntariamente enormes sumas de dólares en los últimos años como un subproducto de sus intervenciones para mantener su divisa baja y aumentar las exportaciones.  La súper floja política monetaria en E.U. puede estar empujando rápidos flujos de capital privado en las economías emergentes, pero nadie los está forzando a importar la política monetaria de E.U. vinculando sus monedas al dólar.

La búsqueda por un rápido reemplazo para el dólar, particularmente uno no controlado por los gobiernos nacionales, en cualquier caso, rinde pocos candidatos inmediatos plausibles. Una opción superficialmente atractiva es el Derecho Especial de Giro (SDR, por sus siglas en inglés), una forma de activo de reserva creado en 1969 durante otra ronda de discusiones sobre el dominante dólar. Zhou avivó el interés latente en los SDR en su discurso de 2009, diciendo que estos podrían volverse una “moneda de reserva súper soberana” y llamar a los gobiernos a emitir SDR, denominados en activos financieros y activamente promoverlos en el comercio internacional y en la valoración de materias primas.

Pero los SDR están más cerca de una unidad contable que una moneda. Estos se componen de un sopesado conjunto de monedas, el dólar, la libra esterlina, el yen y el euro, cuyos valores fluctúan de acuerdo a los movimientos de sus tasas de cambio. El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene la autoridad para crear SDR y distribuirlos a los países miembros, los cuales pueden usarlos en transacciones con otro. Pero desde que ellos son virtualmente desconocidos en transacciones privadas, usar los SDR para comprar cualquier cosa involucra tiempo y gasto para convertirlos de vuelta en monedas individuales. Los activos SDR constituyen menos de un 5% de las reservas de cambio extranjero global.

Con el fin de que los SDR funcionen como una moneda global apropiada, el profesor de economía Barry,  de la Universidad de California, dice que algunas organizaciones, probablemente el FMI, necesitarán controlar sistemáticamente su emisión más allá del sistema actual de distribuciones Ad hoc. Cualquier propuesta para globalizar la política monetaria provocaría explosiones de incredulidad en las legislaturas a nivel mundial. Como concluye Eichengreen, “ningún gobierno global, que no implique un Banco Central global,  implica ninguna moneda global. Un paro total”.

Una opción aún menos probable es vincular las divisas al precio del oro, recreando uno de los modelos del estándar internacional del oro usado en los siglos pasados, el interés en el asunto fue reactivado el año pasado por Robert Zoellick.  El presidente del Banco Mundial arqueó las cejas de los legisladores económicos, antes de apresurarse a aclarar que él no estaba a favor de un estricto estándar para el oro, argumentando que el metal se había convertido en un “activo monetario alternativo” y que los gobiernos podrían considerar usar su precio como un “punto de referencia internacional de las expectativas del mercado” para la inflación y los valores de las divisas.

Sin embargo, los economistas por mucho tiempo han argumentado que vincular las divisas y los niveles de precios al valor de una reserva fija de metales preciosos significan forzar las variables reales tales como el crecimiento y el empleo para soportar el peso de las crisis económicas, un resultado inaceptable política y socialmente. Eichengreen, en respuesta al discurso de Zoellick, indicó que la orientación del precio local del oro habría causado que la Reserva Federal, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra, hayan apretado la política monetaria fuertemente en los últimos años. “Es una locura sugerir que en circunstancias de débil crecimiento y de riesgo de inflación, los bancos centrales clave pudieran simultáneamente constreñir la política”.

Si las discusiones de este año producirán cambios concretos en la política, es dudoso. Una amplia opinión entre los expertos de E.U. es que la campaña de Sarkozy es principalmente un teatro político, tal vez en anticipación de un cambio en la elección presidencial francesa de 2012 de Dominique Strauss-Kahn, el director de gestión del FMI. Ciertamente Sarkozy ha estado pedaleando rápidamente hacia atrás desde los ruidosos llamados del año pasado por una nueva divisa de reserva. Durante una visita a Washington en enero, él enfatizó “cuán importante es el dólar de E.U. como la divisa número uno del mundo”.

El cambio más probable, una predicción también hecha por Zoellick, es un cambio gradual para una divisa mundial multipolar, que refleje el incrementado uso de otras divisas distintas del dólar en el comercio y las finanzas globales. China ha estado alentando más el uso internacional de su moneda, permitiendo, por ejemplo, la emisión de bonos denominados en renminbi en Hong Kong. El euro también tiene el potencial de tomar un mayor estatus de reserva si la eurozona pudiera clasificar sus dificultades económicas internas y crear un mercado de bonos gubernamentales que se le aproxime al mercado de la Tesorería de E.U. en profundidad y liquidez.

Arvin Subramanian, del Instituto Peterson para la Economía Internacional, radicado en Washington, piensa que el renminbi podría dentro de los próximos 10 a 15 años llegar a representar una seria amenaza para el estatus de reserva del dólar. “El estatus de moneda de reserva no es sólo por el tamaño económico y comercial, sino por la fe de los inversionistas en la credibilidad política”, dice Subramanian. La transición es posible que demuestre ser menos dramática que una gran conferencia internacional en la cual el dólar sea ceremonialmente desplazado del rango de moneda de reserva. Pero, no obstante, esta es una advertencia para Washington. “E.U. podría estar preocupándose más sobre si sus políticas económicas son una amenaza para el dólar ahora, que si una amenaza para el dólar descarrilará sus políticas económicas en el futuro”, dice Dadush, de Carnegie Endowment.

Las claves

1.  Dudas en el G20 

Una duda del G20 es si es el dominio del dólar realmente una causa primaria de los desequilibrios económicos globales o es una nueva moneda de reserva una solución en busca de un problema.

2.  Los SDR del FMI

Una opción  atractiva es el Derecho Especial de Giro (SDR), una forma de activo de reserva creado en 1969 durante otra ronda de discusiones sobre el dominante dólar.

3.  El oro como opción

Una opción aún menos probable es vincular las divisas al precio del oro, recreando uno de los modelos del estándar internacional del oro usado en los siglos pasados. El interés en el asunto fue reactivado el año pasado por Robert Zoellick

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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