FINANCIAL TIMES
La “generación perdida” sufrirá años de desempleo en España por crisis

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Miles Johnson
Madrid
Marta Fernández debería haber estado celebrando. Después de buscar trabajo por meses, finalmente encontró un puesto en una compañía de medios de comunicación en Madrid. Pero su nuevo empleo, trabajando tiempo completo por 300 euros al mes, apenas cubrirá su renta.

Ella es una de los españoles más afortunados de 25 años de edad hacia abajo, de los cuales más de la mitad están languideciendo sin trabajo o educación ya que el país sufre de uno de los niveles más altos de juventud desempleada dentro de la Unión europea.

El abrupto fin del auge del sector de la construción en España dejó a miles de jóvenes obreros sin trabajo. El desempleo desde entonces se ha extendido a la juventud más capacitada del país, cimentando los temores de una “generación perdida” arruinada por las próximas décadas por venir.

José Ramón Pin Arboledas, profesor de la escuela de negocios IESE de la Universidad de Navarra, dice que la demora en entrar a la fuerza laboral arriesga a atemorizar una generación de gente joven, y argumenta que aquellos que puedan deberían mudarse al extranjero si así lo necesitan.

“Durante el auge, mucha gente joven que dejó la escuela para trabajar en el sector de la construcción, perdieron sus empleos, y ahora quedaron sin ninguna educación básica”, expresa. “Ahora ellos están perdidos y deben ser reentrenados de alguna manera. Por otro lado, se tiene gente joven capacitada que se ha graduado durante la crisis. Al menos ellos tienen la opción de salir del país”.

Laura Frieyro, una diseñadora de escenarios de teatro, se está mudando a México, donde ella dice que no solo hay más trabajo, sino la oportunidad de escapar a una “actitud de crisis” que está absorbiendo la motivación de sus compañeros.

“Si se sale a la calle, aquí en España todo el mundo está hablando sobre la crisis y sobre los políticos. En México están acostumbrados a tener problemas, la actitud es completamente diferente”,  dice. “La gente en México se asombra cuando les digo que no hay trabajo en España. Es un total cambio de roles”.

El efecto psicológico del desempleo ha desgastado a algunos de sus amigos.

“Yo conozco personas que se sientan en casa todo el día a ver televisión, deprimidos. Es absurdo tener a alguien de 27 o 28 años viviendo así”.

Mientras un número cada vez mayor de jóvenes españoles con educación académica salga a buscar trabajo al extranjero, el país se arriesga a estar privado de talento cuando vuelvan los tiempos mejores.

El Instituto Nacional de Estadísticas de España espera que más de 500,000 personas salgan de España cada año hasta el 2020 en caso de que las tendencias demográficas continúen, de acuerdo a un reporte publicado el año pasado.

Para los que eligen quedarse en España, una sólida educación no provee garantía de encontrar trabajo. Haizea Uuinpas, de 26 años y que vive en el País Vasco, ha comenzado un curso de inglés después de una infructuosa búsqueda de empleo, habiendo ya completado una licenciatura en geología, una maestría en estudios ambientales, y un título adicional en educación.

Enfrentándose a los altos costos de despedir a los empleados más antiguos, las empresas tienen poco incentivo de ofrecer trabajos fijos a un personal más joven. En un país donde un tercio de los contratos de trabajo es temporal, los jovenes españoles mantienen el doble del número de los llamados “contratos ba sura” que el promedio de la OCDE.

“Las compañías saben que estamos en crisis, así que pueden conseguir personas que trabajen por menos”, dice Uuinpas.

“Si usted necesita dinero, usted no tiene otra alternativa más que esperar por algo mejor – usted tiene que comer”.

Las reformas de la ley laboral de España reducirán la cantidad de compensación ofrecida a los trabajadores que están cesados en la esperanza de que las compañías tengan mayor libertad para ofrecer contratos permanentes a los españoles predominantemente jóvenes que están atrapados en el lento carril del mercado laboral de dos velocidades que prima en el país. Mientras los economistas alaban las reformas que de alguna forma  resolverán los problemas estructurales que han afectado a los jóvenes, ellos dicen que los efectos tomarán años, antes que meses, en sentirse.

La cifra

500,000 personas. Se espera que salgan de España cada año, hasta el 2020, en caso de que las tendencias demográficas continúen, de acuerdo a un reporte publicado el año pasado.

Nacionalización latinoamericana se expande

John Paul Rathbon

Londres

Parece haber un efecto dominó en Latinoamérica. Dos semanas después que la presidenta Cristina Fernández nacionalizó la participación de la compañía petrolera española Repsol en YPF de Argentina, el presidente Evo Morales ha nacionalizado la empresa española gestora de electricidad, Red Eléctrica, en el vecino país de Bolivia.

En ambos casos, las tropas fueron enviadas para subrayar el glorioso nacionalismo de la ocasión. Pero, ¿este marca una nueva ola de populismo y de nacionalizaciones en la región? Casi seguro que no.

Desde que él llegó al poder hace seis años, Morales ha convertido las nacionalizaciones del 1ro. de mayo en un ritual. En el 2006, él nacionalizó las operaciones bolivianas de Petrobras de Brasil.

En el 2010, nacionalizó cuatro compañías eléctricas. El movimiento contra Red Eléctrica es una operación de limpieza de “activos estratégicos” que él desea ver retornadas al estado.

Esto es un golpe más psicológico que económico para los españoles: las empresas bolivianas representan solo un 1.5% de las ventas anuales de Red Eléctrica de €1.6 millardos. Bolivia ya está discutiendo la compensación con Madrid, uno de los mayores donadores de ayuda del país andino.

El movimiento de Fernández, por contraste, ha llevado a Argentina a una tarea totalmente nueva, al igual que el modelo populista que está implosionando en la Venezuela socialista, la fuente ideológica de donde este más recientemente llegó.

Aunque Fernández puede ver la nacionalización boliviana como una reivindicación para su propio movimiento en YPF, la mayor parte de la región ha salido de un populismo económico evidente. Los gobiernos centristas en México, Colombia, Chile y Panamá quieren alentar la inversión extranjera. Así también quieren hacer Perú y Brasil. Estos son países que están guiando el continente hacia adelante. La confianza de sus gobiernos en los futuros de sus países es sorprendente, especialmente cuando se compara con la instrospectiva de Argentina, Venezuela o Bolivia. No es coincidencia que en estos tres países los partidos regentes pronto también estén buscando la reelección, incluso cuando la popularidad de sus líderes está decayendo.

La nacionalidad en estos casos tiene más que ver con el mantenimiento del régimen y el poder político antes que la política energética o económica. Ciertamente, en estos tres países el subsecuente desarrollo de las industrias que han sido nacionalizadas ha sido mediocre, a lo mejor; este más a menudo ha sido muy pobre.

No obstante, esta pobre legislación económica, hasta la fecha, a menudo ha resultado en buenas políticas. ¿Por qué? En parte debido a que sus costos han sido ocultados en los últimos 10 años por la abundancia de riqueza de materias primas de la que todo Suramérica ha disfrutado. Gracias al auge de China, y a su hambre por materias primas, el dinero a menudo ha parecido caer desde el cielo. Algunos gobiernos gastaron o ahorraron el botín con inteligencia; otros lo desperdiciaron. Ahora, en un entorno económico global más incierto, debe haber un ajuste de cuentas.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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