FINANCIAL TIMES
La reforma fiscal da oportunidad  de salvar a los Estados Unidos

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Clive Crook
Uno de los pocos inconvenientes de residir en Estados Unidos es el encuentro anual con Formulario 1040, el cual es para las finanzas personales como una tortura por la cantidad y el tipo de preguntas que hace y que, además, tiene una fecha límite para poder declarar sus ingresos e impuestos al Servicio de Rentas Internas.

 A principios de abril, mientras el sol brilla y aparecen las flores, el estado de ánimo del país visiblemente disminuye. Los ciudadanos adquieren sus antidepresivos, así como los programas de preparación fiscal.

La lunática complejidad del código fiscal de E.U. es prueba de incompetencia legislativa. Es algo que no se puede mirar por mucho tiempo sin caer en la desesperación. Y, sin embargo, como uno patéticamente se aferra a estas esperanzas, también es una oportunidad. Si en algún momento hubo un almuerzo gratis, si hubo un dólar tirado en la acera, fue por la reforma fiscal. El momento no podría ser mejor.

Considere el contexto. Las oportunidades de que Washington pudiera llegar a un acuerdo sobre la política presupuestaria parecían escasas antes de la intervención de Barack Obama de la semana pasada, pero después parecían aún más escasas. El Partido Republicano es intransigente y Obama respondió de la misma manera. Él dijo que el déficit era necesario armonizarlo más rápido, pero ignoró las propuestas de los republicanos con una ferocidad inusual, y prometió nunca presupuestar las cosas que a los demócratas les importan más. La alegría de la izquierda fue confinada. Paul Krugman, del New York Times, dijo que él “podría vivir con eso. Raramente Krugman se entusiasmó.

Con ambas partes tan profundamente afianzadas y sólo interesadas de manera secundaria en el control del déficit (a los republicanos les importa más reducir el tamaño del Gobierno y a los demócratas derrotar ese esfuerzo), cierto tipo de disgregación fiscal absoluta puede necesitarse para forzar a tomar una acción, o es eso, o la reforma fiscal.

A primera vista, los impuestos pueden parecer el área menos prometedora de todas. Los demócratas están determinados a incrementar los impuestos pagados por los “millonarios y billonarios” (como ellos llaman a las familias con ingresos mayores a los $250,000); los republicanos no están menos dedicados a reducir los impuestos, especialmente a los ricos. Sin embargo, la estupidez misma del sistema actual hace el compromiso en este ámbito, uno que da victoria a ambas partes y que es posible que se logre, y que incluso ahora podría resolver el problema mayor.

La comisión Bowles-Simpson muestra cómo. Gradualmente eliminando las exenciones fiscales para los intereses hipotecarios, la asistencia de salud provista por el empleador y una miríada de otros gastos que cierto legislador u otro que se haya elegido en algún momento para favorecer, aumentaría tanto dinero que las tasas fiscales podrían ser profundamente reducidas aún cuando los ingresos fueran incrementados. Simplemente reducir, no eliminar, estos llamados “gastos fiscales” todavía rendiría suficientes ingresos para disminuir bastante las tasas. Esto es lo que recomendó la comisión fiscal del presidente.

La simplificación fiscal avanza muchos objetivos. Esta promueve el crecimiento económico reduciendo las distorsiones intencionales y las no intencionales. Reduce la carga de peso muerto debido a las tasas marginales necesariamente altas.

Esta podría, además, elevar los espíritus de la nación y más importante aún es que permitiría que los déficits futuros sean reducidos mientras le dan a ambos partidos algo más que ellos quieren. Los demócratas obtienen ingresos más altos para gastar en ayuda social y otras cosas buenas. Los republicanos obtienen tasas fiscales más bajas.

Para llegar a ese dulce punto, ambos lados necesitan ajustarse, y allí, la verdad es que radica un tremendo problema. Los republicanos necesitan admitir que mantener una adecuada provisión pública como lo requiere la población envejeciente es casi una cuestión de necesidad aritmética, más ingresos.

El problema de los préstamos a largo plazo no puede resolverse por medio de una reducción de gastos solamente. Los demócratas necesitan controlar su pasión por aplicar tasas de impuestos marginales más altas a los ricos, y librarse de su promesa de nunca aumentar los impuestos a nadie más.

Sobre ese ultimo punto, los demócratas y republicanos están actualmente en la misma conexión. Como refiere el 97% de la población trabajadora, ambos partidos han prometido “no más impuestos”. Completamente integrado, el enfoque Bowles-Simpson dejaría a muchos contribuyentes de clase media pagando más. También dejaría a muchos ricos, y especialmente a los súper ricos, pagando más, a pesar de más bajas tasas marginales, debido a que estos solicitan que los ingresos de capital y los dividendos sean fiscalizados a la misma tasa como un ingreso ordinario. Es sorprendente que los demócratas progresivos han dejado de ver esa idea ya que el premio sería para su lado.

Pero la reforma fiscal Bowles-Simpson requiere que ambos partidos aclaren sus posiciones. Su instinto es fortalecer sus desacuerdos con sus oponentes, antes que desenfocarlos en aras de un compromiso.

 A menos que eso cambie, el peor escenario, la consolidación fiscal involuntaria, se volverá aún más probable.

Posiblemente, la necesidad de aumentar el límite de deuda legal para julio podría ser la ocasión para tal disgregación, y hay personas en el Partido Republicano lo suficientemente demente para esperar eso. Es aún más probable que se encuentre una forma para desviar ese obstáculo.

Igualmente convencido de lo correcto, y de la popularidad de sus respectivas posiciones, los partidos pueden acordar estar en desacuerdo, y llevar sus diferencias fundamentales a las campañas electorales del 2012. Se vuelve muy claro que la semana pasada esas campañas ya habían comenzado.

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Alternativas

Puede ser que se haya reducido esa ventana en la cual E.U. puede confrontar difíciles alternativas políticas, dicen, hasta seis semanas al inicio de cualquier segundo mandato de cualquier presidente (eso es terminante). Podrían encontrarse ahorros considerables cerrando el Congreso por las 411 semanas preelectorales restantes del ciclo electoral de ocho años. Eso es algo que hay que tener en mente, en caso de que no se pueda lograr el acuerdo sobre la reforma fiscal.

Aumentos precios  materias primas provoca alza en inflación

R. Harding, C. Giles y J. Anderlini  en Beijing y Washington.  Europa  y Estados Unidos también están bajo presión según la data emitida en los últimos días que muestra un aumento en la inflación de China y la India, resaltando la amenaza para la recuperación económica global de los crecientes precios de las materias primas.

Los países de mercado emergente están apretando la política fiscal con el fin de combatir la inflación reduciendo potencialmente una fuente importante de demanda global para las economías avanzadas que luchan.

A medida que aumentan los precios de las materias primas, como es el caso del petróleo, el poder de compra de los consumidores de materia prima  está redistribuido en Europa, Estados Unidos y China para los productores de países tales como Arabia Saudita. Pero con los exportadores de materia prima incapaces de gastar o invertir su ganancia rápidamente, la demanda global ha caído.

Las presiones de los precios de materias primas fueron también visibles en Europa, donde la tasa de inflación titular de marzo fue elevada a un alza de dos años de 2.7%, y en Estados Unidos que observó un 2.7% de aumento en el índice titular del precio de consumo.

Respondiendo a los temores de inflación, el Banco Central Europeo la semana pasada aumentó las tasas de interés por primera vez en tres años.

Muchos comerciantes dicen que la falta de coordinación en las divisas y otras políticas exacerba el desequilibrio entre el mundo en desarrollo. “Con los altos precios de las materias primas internacionales agravando la presión inflacionaria guiada por la liquidez interna en China, una apreciación más rápida del renminbi sería una forma atractiva para reducir la inflación importada”, dijo Alistair Thornton, un economista de IHS Global Insight.

Los ministros financieros y los gobernadores de bancos centrales del Grupo de 20 principales economías estaban listos para acordar un paso adelante para una mayor coordinación, aprobando una lista de países que obtengan especial escrutinio del Fondo Monetario Internacional.

Los oficiales dijeron que las economías claves de Estados Unidos, la eurozona, China, Alemania, Japón, Francia y Reino Unido son las que cuentan.  En tanto, el Fondo Monetario Internacional (FMI),  evaluará la extensión a la cual las políticas de estos países contribuirán a los desequilibrios comerciales globales e indica cambios tales como una mayor flexibilidad de divisa en China.  

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