PHILIP STEPHENS
Los primeros años del siglo actual vieron un mundo corriendo asustado de una América ultra poderosa. En la narrativa sobre la organización de su segunda década se verá el reducido poder de EEUU.
Parece una era desde en la que Gerhard Schröder de Alemania y Jacques Chirac de Francia levantaron las manos con Vladimir Putin de Rusia como los campeones del mundo multipolar para constreñir a EEUU. En un importante sentido, ellos consiguieron lo que deseaban. La dificultad es que los grandes cambios en el poder global han estado sobre una América obstaculizada y sobre una naciente Asia antes que sobre una Europa resurgente.
El viejo continente está todavía avanzando en el camino hacia la irrelevancia geopolítica.
El entonces canciller alemán y el presidente francés no estaban solos en su preocupación sobre el hiper poder de EEUU. Una de las razones por la que Tony Blair estuvo tan determinado en acercarse a George W. Bush fue que él pensaba que el unilateralismo americano amenazaba con romper el orden multilateral post guerra. De todos modos, eso es lo que me dijo Blair en ese momento.
Una década después, la única potencia no escaparía de sus intereses y compromisos en medio de la noche. El Pacífico no está a punto de ser cedido a China. El constreñimiento será relativo y selectivo. EEUU todavía representa casi la mitad de todo el gasto militar.
También sería un error asumir que el desarrollo de China y del resto está destinado a continuar sobre una trayectoria lineal. Cuando me encuentro con los oficiales de Beijing me quedo sorprendido por cuán realmente nerviosos ellos están respecto la sostenibilidad de la economía de China y de sus modelos sociales.
Dicho esto, EEUU está visiblemente abrumado por sus actuales enredos. Su clasificación crediticia ha sido bajada de categoría y Washington está en un estado de permanente estancamiento político. Usted no tiene que ser un americano declinista para imaginar que está a punto de dar un gran paso hacia atrás.
La incómoda ironía es que los amigos y aliados probablemente encontrarán la ausencia de Washington igual de preocupante de la misma forma que una vez vieron su excesiva presencia. Tal vez eso es porque usted ahora escucha a los políticos franceses cantando la frase de la alianza Nato. Extrañamente, algunos de los rivales de Washington pueden también encontrar un EEUU más débil y menos agradable que la hegemonía de algunos años atrás.
En Washington, los políticos y economistas van al mismo paso. Los altos totales de desempleo y un déficit insostenible demandan que los políticos enfoquen su atención hacia adentro. La guerra en Irak y Afganistán ha minado el apetito de los votantes para las aventuras en el extranjero.
Cuando Barack Obama fijó un calendario para una retirada militar desde Afganistán, las protestas en el Capitolio fueron confinados uno o dos de los republicanos de la vieja escuela. Cuando se ofreció un paquete de límite de deuda con recortes en la defensa, el liderazgo republicano firmó en la línea de puntos.
Libia ha sido un precursor. La contribución militar de EEUU fue esencial en sostener la campaña de Nato. Pero estaba condicionado que Francia y Gran Bretaña pusieran sus fuerzas en la línea frontal. Obama ha sido ridiculizado por liderar desde atrás, pero estaba lejos de estar solo en sus dudas. El Congreso rechazó la autorización para la guerra; y no hubo clamor en Centroamérica por la expulsión de Muammer Gaddafi.
El ex secretario de defensa Robert Gates, estableció las frustraciones de Washington en su discurso de despedida a los aliados del Nato en Bruselas. Los europeos quieren continuar viviendo bajo el paraguas de seguridad de EEUU. Ellos quieren a los americanos continúen haciendo el trabajo pesado en un momento en que Europa tiene problemas en su propio patio. Con esas garantías embolsilladas, ellos pueden continuar con la reducción de sus presupuestos de defensa, algunos tan bajos como un 1% del ingreso nacional.
Y una cosa más, los mismos europeos se reservan el derecho de optar por operaciones de combate de alianza. Alemania no fue el único país en sentarse en el banquillo de Libia. Por mi cuenta, menos de un tercio de los miembros europeos del Nato estuvieron involucrados en lo que los tipos militares llaman actividad kinética.
Algunos consideraron que Gates es excesivamente contundente al advertir que Europa se enfrenta posiblemente a un oscuro y triste futuro, pero independiente de lo que ellos algunas veces se sientan obligados a decir públicamente, yo sé que todos los oficiales de EEUU piensan que la retirada de EEUU es inevitable.
Un decadente presupuesto de defensa demandará una mayor concentración del poder de EEUU. ¿Por qué Europa podría ser una prioridad? La amenaza de Irán asegura una continua presencia de EEUU en el Golfo, pero en otros lugares en el amplio Medio Oriente habrá una huella americana más pequeña. Las grandes armas de EEUU, por así decirlo, serán reservadas para el este de Asia y la competencia geopolítica con una China más asertiva.
No hay circunstancias en las que Washington sea posible que tome una iniciativa en reparar y restaurar un crujiente orden multilateral. Obama menciona todas las cosas correctas sobre usar el liderazgo de EEUU para abrir y modernizar las instituciones de la post guerra. Pero no hay que contener la respiración.
En cambio, el emergente panorama geopolítico es más posible que se asemeje al del siglo XIX que al de la segunda mitad del siglo 20. El Instituto Internacional para los Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés) lo expresa bien en su última revisión anual de los asuntos mundiales, la Encuesta Estratégica de 2011. El IISS ve la consecuencia de la fatiga de EEUU como fragmentación regional. Las coaliciones variarán de acuerdo a la circunstancia de los cambios de seguridad. La implicación es mayor incertidumbre e inestabilidad.
Muchos en el mundo renaciente, por supuesto, dan la bienvenida a una América más reticente. Ellos apuntan hacia el Medio Oriente, donde los árabes han comenzado a trazar su propio destino aún cuando la influencia de EEUU se desvanece. Respecto el modelo oriental de capitalismo liberal, bien, está en gran forma. Dicho esto, los poderes nacientes han prosperado a partir de la seguridad y la oportunidad provistas por el sistema de EEUU basado en normas de previsión. Ellos todavía no están listos para soportar la carga. Un mundo hobesiano será incómodo para los nacientes y los resucitados por igual. Algunos, piense usted en la India, Vietnam o Indonesia, ya ven a EEUU como una fuerza de equilibrio.
Esto, me parece a mí, es la ironía final. Hace media docena de años atrás, el poder de EEUU fue la mayor amenaza para el orden multilateral. Ahora, usted puede aplaudir los enormes avances económicos por parte de China, La India, Brasil y Turquía, y sin embargo, todavía ven los peligros de la retirada de América.
Las claves
1. EEUU como potencia
El Pacífico no está a punto de ser cedido a China. El constreñimiento será relativo y selectivo. Estados Unidos todavía representa casi la mitad de todo el gasto militar.
2. Trabajo pesado
Los europeos quieren continuar viviendo bajo el paraguas de seguridad de Estados Unidos. Ellos quieren a los americanos continúen haciendo el trabajo pesado en un momento en que Europa tiene problemas en su propio patio.
VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA