Wolfgang Münchau
Las muchas fallas de la política de respuesta a la crisis de la eurozona tienen una causa común: la eurozona es una gran economía cerrada. Cada uno de sus 17 miembros son pequeños y abiertos.

Los líderes políticos que manejan la eurozona tienen una mentalidad de pequeña economía abierta, todos y cada uno de ellos, sin excepción. Los economistas que ellos emplean mayormente usan modelos de economías pequeñas y abiertas.

Justo en este momento, la falla en ajustarse a las necesidades de una gran economía cerrada es la única gran fuerza detrás de la crisis. La mentalidad de economía pequeña y abierta nos ha traído paquetes de austeridad fiscal sin coordinación.

Conjuntamente, estos programas han tenido un efecto profundamente negativo sobre el crecimiento, uno que la colectividad de economías pequeñas y abiertas fue incapaz o no quiso ver. Todos los pronósticos para el crecimiento económico y los déficits presupuestarios han sido demasiado optimistas debido a que los gobiernos fallaron en tomar en cuenta su impacto total.

No sólo a Grecia e Irlanda les están faltando sus objetivos, sino a España e Italia por igual. Yo presiento una recesión en Italia el año próximo, y un incremento general en el déficit. Así el efecto neto de la austeridad será un incremento en la deuda.

¿Cómo ha ocurrido esto? Cuando los estados miembros elaboraron los programas de austeridad, ellos asumieron que el mundo alrededor de ellos quedaría sin cambio. La mentalidad de economía pequeña y abierta no está limitada a los estados miembros.

La Comisión Europa también adquirió completamente esa ideología. Como la única institución capaz de corregir la deriva de la economía pequeña, esta terminó amplificándola. Lo que ellos ignoraron fue el impacto acumulativo de esos programas en la misma eurozona, y en el resto del mundo.

La eurozona se ha vuelto una gran economía cerrada. Esta no es una versión gigante de Finlandia. Las políticas macroeconómicas importan.

Y así mismo, las políticas microeconómicas. Si la Unión Europea impone un 9% de norma de adecuación de capital sobre todos los bancos europeos, como está actualmente en discusión, este creará una severa crisis macroeconómica justo cuando la economía se está dirigiendo a una depresión, o a una recesión. No estoy seguro de qué ha hecho la matemática en este caso.

Un alto legislador de la eurozona, que estuvo molesto por mi crítica de la política de la eurozona en el pasado, argumentó que algunos de los más calificados expertos en los estados miembros, la Comisión, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, habían elaborado estos programas. ¿Acaso yo creía que ellos eran unos idiotas, él preguntó? Yo no usaría esas palabras, pero sólo puedo concluir que ellos están mal informados o no están diciendo la verdad. No puedo ver cómo alguien con un sólido entrenamiento en macroeconomías, y con un mínimo sentido de honestidad y decencia, podría venir con la historia de una contracción fiscal expansionaria. O incluso con una noción menos extrema, pero todavía fuerte, de que los programas de austeridad coordinados no afectarían el crecimiento en el corto plazo.

Nosotros lo sabemos mejor. Los economistas del FMI, Jaime Guajardo, Daniel Leigh y Andrea Pescatori, recientemente produjeron nueva evidencia empírica sobre las contracciones fiscales expansionarias, basados en un gran conjunto de informaciones de los miembros de la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica.

Sus resultados destruyen esa teoría. La data muestra que, en promedio, una consolidación fiscal de un 1% del producto interno bruto se ha reducido el consumo privado real por un 0.75% dentro de dos años y una baja en el Producto Interno Bruto real de 0.62%. Pueden haber razones de porqué un país querría imponer austeridad, pero no se haga el tonto al pensar que esta no tiene impacto macroeconómico.

Los economistas europeos no son los tipos que se rinden ante una teoría sobre las bases de evidencia empírica. Ellos culpan la falla del programa griego sobre factores externos que están más allá de su control. Así que no me sorprende que la consecuencia de un programa de austeridad fallido sea otro programa de austeridad.

¿Y qué sobre el BCE? Para ser justos, esta ha sido la única institución en la Unión Europea en ver a la eurozona como una simple economía. Sería también injusto culpar al BCE por las limitaciones legales bajo las cuales este opera y que reducen sus márgenes para maniobrar a una mayor extensión de lo que los comentaristas reconocen.

Pero este ha cometido dos errores de política en los pasados tres años, en el 2008 y nueva vez este año, cuando prematuramente subió las tasas de interés.

Lo hizo así porque este fijó un ambicioso y asimétrico objetivo de inflación, mantener la inflación por debajo de un 2%. Esto ha producido un sesgo político. Una de las primeras tareas de Mario Draghi como presidente del BCE será reducir las tasas agresivamente. Otra tarea más sutil será que el BCE preste más atención al impacto de sus políticas en el resto del mundo.

Zoom

Economías pequeñas

1.  Se puede detallar el dilema de la eurozona así: mientras la suma de las 17 economías pequeñas y abiertas sea una grande y cerrada, la suma de 17 legisladores de economías pequeñas y abiertas es un “grupo de 17 legisladores de economías pequeñas y abiertas, que se fortalecen entre ellos”.

2.  Temo que la cumbre del domingo no nos lleve cerca de resolver la crisis.

3. Sería también injusto culpar al Banco Central Europeo (BCE) por las limitaciones legales bajo las cuales este opera y que reducen sus  maniobras.

Se culpa a la política alimentaría por el hambre global

Martin Sandbu y Kiran Stacey

La política sobre seguridad alimentaria de Gran Bretaña es una “causa central del hambre global”, de acuerdo con el grupo campañista antipobreza War on Want.

En un informe altamente crítico emitido en los últimos días, el grupo dice que los intentos por parte del gobierno para conseguir que los agricultores del mundo en desarrollo usen tecnología más moderna y liberen sus redes comerciales, han perjudicado tanto a los agricultores como a los consumidores.

El reporte dice: “Cientos de millones de personas se enfrentan a la inanición como resultado de la política del gobierno británico”.

Este agrega: “El gobierno de Reino Unido era un participante central en la respuesta de los líderes del G8 a la crisis de los crecientes precios de los alimentos, lo cual llama a descartar las restricciones de exportación y la disminución del rol de los mercados libres en el sistema alimentario, a pesar del reconocido daño que este causaría”.

War on Want defiende un sistema que se llama “soberanía alimentaria”, que implica que los agricultores sean capaces de desarrollar sus propias formas de sostenibilidad agrícola.

Este dice poco, sin embargo, sobre cuán productivo sería dicho enfoque.

El Departamento para el Desarrollo Internacional refutó las afirmaciones del domingo, argumentando que esas “demandas están mal formadas y les falta credibilidad”.

El Reino Unido es reconocido por los expertos y organismos internacionales que está a la vanguardia en la forma en que se lucha contra el hambre mundial.

Nuestro enfoque es asegurar el alimento para millones de personas que de otro modo pueden haber estado pasando hambre.

“Estar a la cabeza no hará nada para alimentar una población que está determinada a crecer por dos millardos en menos de 40 años”.

Las claves

1.  Seguridad alimentaría

La política sobre seguridad alimentaría de Gran Bretaña es una “causa central del hambre global”, según el grupo campañista antipobreza War on Want.

2.  Tecnología moderna

En un informe  emitido los últimos días, el grupo dice que los intentos por parte del gobierno para conseguir que los agricultores del mundo en desarrollo usen tecnología más moderna, han perjudicado.

3. G8

Reino Unido era un participante central en la respuesta de los líderes del G8 a la crisis de los crecientes precios de los alimentos. AP

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA