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Por qué Obama tiene que curar una economía mundial enferma

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MARTIN WOLF
Pobre presidente Barack Obama. Accedió al poder debido en parte a la crisis económica global. Él mismo, la mayoría de sus conciudadanos y gran parte del resto del mundo están de acuerdo en que EEUU fue el que destrozó la economía mundial y ahora tiene el deber de repararla. Por desgracia, este consenso es falso. La crisis es un producto de la economía global. EEUU no puede curarla por sí solo.

Afortunadamente, Obama cuenta con la autoridad necesaria para liderar al mundo hacia una solución: sus manos están limpias, y su falta de deseo de exculpar a su país es evidente. A su nación y al resto del mundo también les interesa que la economía mundial alcance un equilibrio más firme. Si este esfuerzo fracasa, me temo que resurgirá el proteccionismo.

¿Cuál es entonces el fallo global? Es la maligna interacción entre la propensión de algunos países hacia el exceso crónico de oferta y la propensión opuesta de otros al exceso de demanda. Este es el tema de mi libro Fixing Global Finance. Pero la principal cuestión sobre la economía actual es que los créditos hipotecarios que apoyaron el exceso de demanda en países deficitarios se han cortado de forma repentina. A menos que esto cambie, el exceso de oferta de países con superávit también debería colapsarse. Es sencillo: a escala mundial, la oferta debe igualar a la demanda. La cuestión es simplemente cómo tendrá lugar ese ajuste.

Michael Pettis de la Universidad de Pekín expuso este argumento en Financial Times el 14 de diciembre de 2008. El profesor Pettis considera que el mundo está dividido en dos campos económicos: por un lado están los países con sistemas elásticos de financiación al consumo y un alto nivel de gasto; por otro se encuentran los países con un alto grado de ahorro e inversiones. EEUU es el ejemplo más importante del primer grupo. China lo es del segundo. España.

He expuesto que la razón detrás de estos “desequilibrios” han sido las políticas de los países excedentarios, especialmente China, cuyos superávits han crecido con especial rapidez. Un tipo de cambio controlado, enormes reservas de divisas extranjeras y la desinfección de sus consecuencias monetarias, una severa disciplina fiscal y las retenciones de los altos beneficios de las empresas han generado tasas de ahorro muy por encima del 50% del producto interior bruto y superávits por cuenta corriente de más del 10%. La economía de los hogares parece generar menos de un tercio del ahorro total. A su vez, la inversión ha contribuido a la expansión de la oferta, incluidas las exportaciones: la proporción de las exportaciones chinas con respecto al PIB aumentó desde el 38% del PIB a comienzos de 2002 hasta el 67% en 2007.

Varios políticos, incluido Hank Paulson, el secretario del Tesoro saliente, comparten la idea de que los excesos de los países deficitarios fueron en parte una respuesta al comportamiento de los países excedentarios. Según varias fuentes, Zhang Jianhua, del Banco Popular de China, ha declarado que “esta idea es extremadamente absurda e irresponsable y una ‘lógica de gángsters’”. Bajo esta perspectiva, el modelo de déficits y superávits fue consecuencia únicamente de los políticos occidentales, especialmente de las poco estrictas políticas monetarias de la Reserva Federal estadounidense y de la expansión libre del crédito.

Sin embargo, sin importar quién fuera más responsable, hay algo claro: las enormes burbujas de los precios de los activos posibilitaron el excesivo superávit de algunos países, especialmente China. Desde la crisis financiera de los mercados asiáticos de 1997 y 1998, el mundo desarrollado – ha experimentado, de forma sucesiva, la mayor burbuja de la bolsa y la mayor burbuja hipotecaria de su historia. Esta era ha acabado. Tendremos que hacer frente a sus repercusiones durante años.

Sector privado

La implosión de la demanda procedente del sector privado de países deficitarios debilitados en términos financieros puede acabar de dos formas, mediante la compensación de los aumentos de la demanda o mediante una brutal contracción de la oferta.

Contracción de la oferta

Si es mediante la contracción de la oferta, los países excedentarios  especialmente en riesgo, ya que dependen de la voluntad de los países deficitarios para mantener abiertos los mercados. Esa fue la lección que aprendió EEUU en los años 30. Los países con superávit disfrutan condenando a sus clientes por su derroche. Pero cuando el gasto se detiene, los primeros se ven seriamente dañados.

¿Qué pasa ahora?

La implosión de la demanda procedente del sector privado de países deficitarios debilitados en términos financieros puede acabar de dos formas, mediante la compensación de los aumentos de la demanda o mediante una brutal contracción de la oferta.

Si es mediante la contracción de la oferta, los países excedentarios se encuentran especialmente en riesgo, ya que dependen de la voluntad de los países deficitarios para mantener abiertos los mercados. Esa fue la lección que aprendió EEUU en los años 30. Los países con superávit disfrutan condenando a sus clientes por su derroche. Pero cuando el gasto se detiene, los primeros se ven seriamente dañados. Si intentan subvencionar su excedente de oferta, como respuesta a la caída en la demanda, el contraataque parece garantizado.

Obviamente, la expansión de la demanda es una solución mucho mejor. La cuestión, sin embargo, es ¿dónde y cómo? Actualmente, se espera que gran parte de la expansión proceda del presupuesto federal estadounidense. Dejemos a un lado la cuestión de si dará o no resultado. Ni siquiera EEUU puede soportar déficits fiscales del 10% del PIB de forma indefinida. Gran parte de la necesaria expansión de la demanda global tiene que proceder de países excedentarios. La gestión de este ajuste es, con diferencia, el mayor reto para el grupo de las 20 economías avanzadas y emergentes, que se reunirán en Londres a principios de abril. Obama debe asumir el liderazgo. Puede –y debería– declarar que espera que estos ajustes se ejecuten, pero que comprende que llevarán tiempo. También puede apoyar medidas fiscales y monetarias excepcionales a corto plazo.

El presidente del BCE  está preparado para supervisar los bancos

RalphAtkins

Jean-Claude Trichet, el presidente del Banco Central Europeo, declaró el miércoles que «estaba preparado» para hacerse cargo de la supervisión de la banca europea y señaló que otorgar al BCE los poderes legales necesarios sería relativamente sencillo.

Las declaraciones del presidente del BCE ante el parlamento europeo fueron el indicio más sólido hasta la fecha de que Trichet considera que es necesario que se refuerce el papel de la autoridad monetaria de la eurozona para ayudar a prevenir futuras crisis en los mercados financieros.

Sin embargo, Trichet hizo hincapié en que los 22 miembros del consejo de gobierno del BCE aún no habían acordado una postura sobre el futuro de la supervisión bancaria de la UE –una observación que sugería que aún existe desacuerdo entre sus miembros, entre los que se incluyen los gobernadores de 16 países de la eurozona.  Las autoridades reguladoras nacionales, incluida la alemana, han mostrado su escepticismo a la cesión de poderes supervisores al BCE.

Las debilidades de la supervisión bancaria en la UE han quedado evidenciadas durante la crisis de los últimos 18 meses, provocando las quejas del BCE por el escaso intercambio de información en el actual sistema fragmentado.

El aumento de la integración financiera también ha reforzado los argumentos para una mayor centralización. 45 grandes grupos financieros trasfronterizos de la UE representan cerca del 70% de los activos bancarios. Trichet señaló que el tratado de creación de la UE, Maastricht, que preparó el camino para el lanzamiento del euro en 1999, contenía una cláusula que permitiría a los políticos otorgar al BCE poderes para actuar como supervisor bancario.

Las claves

1-  Advertencia

Trichet advirtió al parlamento que la crisis financiera requería una respuesta exhaustiva, dijo que hay que reformarlo todo, sin dejar ni una piedra sin levantar.

2- Consecuencia de crisis 

Descartó la idea de que los países podrían dejar la eurozona como resultado de la crisis económica. Los mercados financieros muestran una mayor preocupación después de las reducciones de ráting sufridas por Grecia y España.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE  ROSANNA CAPELLA

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