FINANCIAL TIMES
Un credo para un capitalismo revivido luego de la crisis actual

<STRONG>FINANCIAL TIMES<BR></STRONG>Un credo para un capitalismo revivido luego de la crisis actual

Samuel Brittan
En cierto punto será necesario observar más allá de los rescates y de los paquetes de emergencia y preguntar qué tipo de capitalismo puede surgir después de la crisis actual. Hay más en juego que la esencial regulación bancaria.

Para comenzar con el fundamentalismo mercadológico, el cual no tuvo una existencia real fuera de Norteamérica, ahora en verdad está muerto. Tomemos en cuenta dos expresiones que lo personifican.

Primero, hay una pregunta retórica: “Qué usted debe hacer si se encuentra una papeleta de US$$100 en la calle? La respuesta de Chicago se supone que sea: Que no encontraría nada. Alguien ya la habría recogido hace mucho tiempo. La respuesta presupone una combinación de extrema racionalidad y de egoísmo extremo, que no siempre prevalece.

El segundo es el siguiente eslogan: “El gobierno no es la respuesta. Es el problema”. A menos que usted sea un anarquista sincero, realmente usted no puede creer eso; y yo espero nunca haber dicho eso, ni siquiera en mis momentos más anti-estatales.

Hay una tercera expresión que yo declararía culpable. Una cita del gran literato inglés del siglo XVIII, Samuel Johnson: “Hay pocas formas en las cuales un hombre puede ser empleado más inocentemente que para conseguir dinero”. Eso apenas puede considerarse después de la última burbuja de precios de activos y de la crisis crediticia.

En base a estas extremistas declaraciones, el caso básico para los mercados competitivos es todavía la mano invisible de Adam Smith. Un comerciante o un manufacturero obtendrán más ingresos si suministran lo que los consumidores buscan más y al más bajo costo posible. Hay un dicho americano que dice, que si usted inventa una mejor ratonera, el mundo vendrá más rápidamente donde usted. Esta declaración común no dice nada acerca del capitalismo. Usted podría tener empresas propiedad del estado, o trabajadores o una cooperativa de consumidores, para competir por los ingresos. Es sólo el hecho que el socialismo del mercado mayorista nunca ha funcionado, aunque haya habido destacados éxitos individuales, tales como la Sociedad John Lewis o Mondragón.

Entonces, cuáles son las excepciones principales para la doctrina de la mano invisible o, para ponerlo más positivamente, las áreas que requieren de la intervención del estado. Yo dejo de lado el caso antimonopolista contra el del monopolio, lo cual es relativamente poco controversial, excepto para denotar que muchos monopolios deben su fortaleza a las barreras estatales o a los subsidios, especialmente del comercio extranjero. Las otras áreas principales del “fracaso del mercado” son:

1. Las externalidades. Ésta es la jerga para los costos o beneficios por los cuales los responsables no pagan directamente. El ejemplo anterior se aplica a una chimenea humeante o a un extenso jardín frontal. Hoy, las argumentaciones generales del calentamiento global se refieren a las externalidades.

Ellas pueden a menudo ser tratadas por remedios del mercado sin una intrusión muy detallada de parte del gobierno. La pesca excesiva puede reducirse extendiendo los derechos de propiedad del lecho marino, y la contaminación urbana por medio de permisos de polución que sean vendibles.

2. Los bienes públicos. Esto no hace referencia a nada que el público quiera, sino a productos o servicios que no pueden ser cargados a ciudadanos individuales, tales como la defensa nacional, o lo que confiera beneficios a aquellos que no pagan, tales como un parque urbano que mejora el panorama de las calles vecinas aún para aquellos que no las circulan.

3. Distribución de ingresos y riqueza. Casi nadie reclamaría que el modelo de recompensas resultantes de las transacciones mercadológicas y de los derechos de propiedad heredada es sólo uno.

En cualquier caso, los gobiernos pueden llegar bastante lejos, aunque no siempre tan lejos como a ellos les gustaría, para corregir problemas a través de la progresiva fiscalización y de los beneficios del seguro social.

Estas categorías fueron analizadas hace un siglo atrás por un economista de Cambridge, de nombre A.C. Pigou. Ellas solamente pueden proporcionar un marco que tiene que ser completado por una evaluación caso por caso y con un amplio juicio político.

También necesitamos recordar una consideración adicional no discutida por los economistas pioneros. Esto es un “fracaso gubernamental”.  Ésta es una categoría controversial. Pero hay aspectos que pueden ser analizados, como lo es el estímulo para emprender actividades cuyos beneficios son altamente concentrados, tal vez en distritos claves, pero cuyos costos son poco extensos. El apoyo para las divisiones comerciales es un ejemplo obvio.

Fracaso

A pesar del inevitable fracaso de aplicar las clases correctas de intervención y la persistencia de la clase equivocada, debe haber enormes beneficios de la liberalización económica. Como señala Jagdish Bhagwati en una contribución para The Future of Money (El futuro del dinero), tales reformas han impulsado casi 500 millones de personas en China y La India por encima de la línea de la pobreza. El error político, él argumenta, ha sido “llevar una legítima aprobación de un comercio más libre”, y dirigir la inversión extranjera a un sector financiero totalmente más volátil, lo cual representa el punto débil del capitalismo”.

Él entra en detalle acerca de cómo este error fue motivado por el constante movimiento de las altas cifras entre Wall Street y el Departamento de la Tesorería de E.U. Yo acostumbro a pensar que tales declaraciones por  Bhagwati representaban  las frustraciones naturales de un economista comercial de alta reputación con toda la atención enfocada en los asuntos financieros. Yo pienso que ya no será más de esa forma.

El legado económico de Gordon Brown

Martin Wolf

El Reino Unido tiene una alianza gubernamental entre los conservadores y los demócratas liberales. Es más posible que esta alianza luche efectivamente con su nefasta herencia que con cualquier otra alternativa: ésta no solamente tiene una decente mayoría, sino que obtuvo cerca de un 60% de la votación en la elección general. Esto le da la legitimidad que necesita. Yo le deseo éxito.

Todavía, antes de que comience el gobierno, es importante preguntar justamente por qué su herencia es tan nefasta. En una columna el 9 de mayo, mi amigo, Niall Ferguson, se refirió a la administración de Gordon Brown como un “desastre”. Pero, ¿fue el  Brown el único responsable? Difícilmente. Yo argumentaría que su gran error subyacente fue poner demasiada confianza en las ortodoxias de los economistas y financieros contemporáneos.

La era de Brown comenzó con arrogancia sobre terminar el ciclo de “prosperidad y depresión” de los Tory y fue debidamente terminado con una depresión aún mayor. Pero la subyacente creencia en lo que los economistas llamaban “la Gran Moderación” fue mantenida en ambos lados del Atlántico.  Brown confió en tales economistas, pobre hombre. Es evidente, otra vez, que el ligero toque del régimen regulativo promovido por la Autoridad de Servicios Financieros (ASF) fue un enorme error. Adair Turner, quien se convirtió en presidente de la ASF en septiembre del 2008, puso esto bastante explícito en su estudio. Los Tory han concluido a partir de esto que la regulación de los bancos podría ser llevada de vuelta al Banco de Inglaterra. En balance, pienso que esto es correcto. Pero, dado la ira de los tiempos, ¿le hubiera ido mejor al banco como regulador? Lo dudo. En retrospectiva, el gobierno también confió demasiado fácilmente en la estabilidad de las finanzas.

Inflación

Brown también siguió la mejor opinión profesional en hacer el banco operacionalmente independiente para perseguir un objetivo de inflación. Yo estoy de acuerdo en que ésta fue una decisión inteligente. Todavía la creencia en un estrecho vínculo entre el control sobre la inflación y la estabilidad macroeconómica se tornó falsa.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE  ROSANNA CAPELLA

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