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Un voto para lo mejor y lo peor en unas   elecciones celebradas anticipadamente

FINANCIAL TIMES<BR>Un voto para lo mejor y lo peor en unas   elecciones celebradas anticipadamente

Cuando el Gobierno de derecha de Iveta Radicova cayó el pasado mes de octubre tras la disputa sobre la participación de Eslovaquia en el rescate financiero de los países endeudados de la eurozona, parecía que la cuestión de Europa cambiaría el tradicional mapa mental y político del país. 

 Las elecciones anticipadas del 10 de marzo servirían para confirmar una nueva era en la que la orientación a favor de Europa constituiría un nexo más importante para mantener unidas a la coalición las diferencias convencionales ideológicas, y en el caso de Eslovaquia también culturales, entre la izquierda y la derecha.

Pero unos meses después todo ha cambiado. Se ha olvidado la cuestión de Europa y la vida en el país está dominada por los escándalos internos de corrupción, cuya magnitud sin precedentes está carcomiendo la esencia misma de la política. El informe ‘Gorila’ del SIS, el servicio secreto de Eslovaquia, sobre los vínculos de los políticos con las empresas, ha hecho que los votantes tradicionales de derecha se dirijan hacia nuevos partidos, que crecen como champiñones tras la lluvia. Pero, uno tras otro, estos partidos se han visto inmersos en sus propios escándalos y peleas, de los que salen tan perjudicados que cuesta reconocerles. El resultado preliminar de esta confusión son las previsiones de una alarmante baja participación (un 45%), y entre los votantes, cerca de un tercio, aún no sabe por quién votará.

La pérdida de prestigio.  Como ejemplo, cabe mencionar el caso de varios partidos políticos recién llegados que, junto al informe Gorila, han dominado la escena política. SaS, un partido liberal, cuya postura antieuropea acabó con el partido de Radicova, destruyó su reputación que tanto trabajo le costó forjar de partido incorrupto y con principios por culpa de dos revelaciones: el ministro de Defensa Lubomir Galko ordenó al servicio de inteligencia militar que pinchara los teléfonos de periodistas y su jefe, Richard Sulik, dejó que un empresario de los ‘archivos de la Mafia’ del Estado eligiera sus propios candidatos del partido antes de la elección anterior. Tal y como se muestra en vídeos grabados en secreto y publicados de forma anónima, mientras era presidente del Parlamento, Sulik se reunió con el empresario Martin Kocner en la casa de éste y le reveló información de los pasillos del poder.

Otro candidato al Parlamento es Igor Matovic, con su partido Gente Corriente. Este joven populista se desvinculó del SaS y reunió a nombres conocidos, sobre todo de círculos intelectuales conservadores, en las listas de candidatos de su partido. Sin embargo, más tarde, en respuesta al informe Gorila, les invitó a que se sometieran a la prueba del detector de mentiras para demostrar que nunca habían ofrecido ni aceptado sobornos. Y entonces se negaron, se retiraron en masa de la lista de candidatos (Matovic sí se sometió al experimento) y calificaron a Matovic de loco y de mentiroso.

Otro nuevo partido es 99%, fundado el pasado octubre. Su lista de candidatos, aunque está repleta de nombres desconocidos, llevó a cabo una campaña masiva respaldada con el dinero de una empresa de armamento. Este proyecto obviamente empresarial, que explotó magistralmente las ideas y eslóganes del movimiento Occupy Wall Street, obtendría un 5% según las encuestas, lo que demuestra la confusión en la mente de muchos votantes eslovacos. Sin embargo, la policía, como parte de una investigación penal, ha comenzado a analizar las diez mil firmas obligatorias para solicitar el registro de un nuevo partido, y ha quedado claro que la mayoría de ellas son falsas. Los abogados constitucionalistas advierten de que las elecciones podrían declararse nulas. 

Debido a estos y otros muchos escándalos que ocupan los medios de comunicación, los políticos están hechos un manojo de nervios, se niegan a responder a las preguntas de sondeo de los periodistas o simplemente se marchan de los estudios de televisión, tal y como hizo el nacionalista del SNS, Jan Slota, cuyo partido se ha derrumbado en las encuestas. Además, el sistema informático en la oficina de recaudación de impuestos se ha averiado y el presupuesto estatal se encuentra desde febrero en números rojos; se prevén grandes pérdidas, por no mencionar las dificultades que les esperan a todos los que presentaran una declaración de devolución de impuestos.

Entre los eslovacos aumenta la sensación de que el Estado no es capaz de desarrollar sus funciones básicas debido a los políticos corruptos, aunque puede que sea una percepción injusta. Claramente hay un partido que se está beneficiando de este estado de ánimo: el partido Smer de izquierda, dirigido por Robert Fico. Si los pequeños partidos políticos mencionados llegan al Parlamento engalanados con los escándalos, sembrarán el caos entre los debilitados partidos de la derecha. Por el contrario, si no llegan al Parlamento, los votos que se preveían para ellos irían para Fico. La probabilidad de que el partido Smer gane por mayoría no es desdeñable y, si se dan ciertas condiciones, podría obtener la mayoría constitucional.

Por lo tanto, la principal cuestión en las elecciones es cuántos escaños logrará el Smer. Si gana por mayoría aplastante, comenzará una nueva era que significará el fracaso total de la clase política, que estaba representada por el presidente del partido de derecha SDKU y dos veces primer ministro, Mikulas Dzurinda. Su partido observa ahora con horror su propio desplome en las encuestas, pues registra un 5% y sólo puede esperar que los votantes frustrados aún le salven.

En una situación en la que las encuestas sólo reflejan de forma imprecisa el cambiante humor del electorado, no tiene sentido intentar prever los resultados de las elecciones. Sólo cabe esperar que cuando llegue la fecha de las elecciones, la sociedad eslovaca se desprenda de la sensación opresiva de caos y desesperanza de la que es presa y que un nuevo Gobierno vuelva a encargarse de las cuestiones importantes, como lo es el futuro de Eslovaquia en Europa.

Las claves

1.

El informe ‘Gorila’ del SIS, el servicio secreto de Eslovaquia, sobre los vínculos de los políticos con las empresas, ha hecho que los votantes tradicionales de derecha se dirijan hacia nuevos partidos, que crecen como champiñones tras la lluvia.

2

Pero, uno tras otro, estos partidos se han visto inmersos en sus propios escándalos y peleas, de los que salen tan perjudicados que cuesta reconocerles.

Hungría, un modelo engañoso para la Rep. Checa

Jan Machácek

El Gobierno checo, que no se ha adherido al pacto presupuestario europeo, explica que defiende la libertad del país, al igual que Hungría, que en su opinión recibe un trato injusto por parte de la Unión Europea Pero un cronista praguense estima que esta alianza regional entre los partidos conservadores resulta cuanto menos paradójica. 

Cuando los políticos del ODS, el Partido Democrático Cívico, conservador liberal y euroescéptico, quieren explicar a los checos hasta qué punto el pacto presupuestario es perjudicial, ponen como ejemplo a Hungría, recordando cómo la Comisión Europea trata injustamente a este país.

El primer ministro (ODS) Petr Necas lo mencionaba en un artículo de opinión publicado en el diario Lidové noviny.

Otros también lo expresan abiertamente, como es el caso del cronista Karel Kríž, que tituló uno de sus artículos publicados en el mismo diario “Lo único que hace Hungría es defender sus intereses”.

Barroso, un maoísta.  En resumidas cuentas, afirma que los grandes Estados europeos incumplen a la ligera con los criterios de Maastricht y que los burócratas de Bruselas, que tienen debilidad por los postcomunistas húngaros, se vengan del pobre Gobierno de Orbán. Barroso sería un antiguo maoísta y Ashton una activista de Brézhnev. El mensaje es claro: en Budapest, luchan también por Praga. Y si no defendemos a los húngaros, Bruselas podría perfectamente vengarse en breve de otros, por ejemplo, de nosotros.

Según Kríž, Orbán reduciría las pensiones, en especial la de los militares, los policías, etc.

La supresión del segundo pilar del régimen de pensiones, las pensiones privadas se han nacionalizado, no produciría ningún cambio significativo (aunque al parecer se considere como una falta cometida contra los ricos). La práctica de los pagos de los préstamos en función del tipo de interés inicial sería comprensible.

Orbán lo único que haría sería defender sus intereses. Quiere apoyar a la burguesía y al mundo de los negocios, porque su país se convertiría en una simple colonia. Y lo mismo ocurriría con la República Checa, cuyo capital se escurre como el agua de una tubería. Así se expresa Karel Kríž.

Un bache cíclico.  Es lógico que la llegada de la violenta crisis de 2008 haya provocado entre algunos de los países miembros más antiguos de la U.E. un bache cíclico, y por lo tanto, el incumplimiento puntual de ciertos criterios. Pero las medidas correctivas se aplican según un plan acordado de antemano y el pacto fiscal ha surgido precisamente con el criterio de que este tipo de situación se puede corregir en el futuro.

Pero el incumplimiento temporal de los criterios no tiene absolutamente nada que ver con la falsificación manifiesta de las estadísticas, la ignorancia de los métodos acordados o incluso la distorsión de las cuentas en la que Hungría se ha extraviado con tal fuerza y tal magnitud que no puede ni compararse con la Grecia ni la Italia de hace 15 años.

Las sanciones contra Hungría no son políticas, sino que surgen claramente del taller de un burócrata sin rostro (por suerte para él), que únicamente vela por el respeto de las reglas y los métodos comunes.   

 VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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