El fiscal de la provincia Santo Domingo, Eddy Olivares, dijo ayer esperar que la Policía Nacional le remita el expediente acusatorio contra el sargento mayor Fausto Hernández Coronado, quien desnudó a su esposa en la vía pública y le propinó una paliza por razones de celos el lunes de la pasada semana en el sector Los Minas.

Olivares informó además, que requirió para la mañana de hoy la presencia de una niña de 14 años de edad, hija de la señora Berta Rivas, de 32 años y su agresor el sargento policial Hernández Coronado.

Explicó que la menor será entrevistada por especialistas debido a que supuestamente presenció el hecho.

En cuanto al sargento policial declaró que espera el expediente para apoderarlo a la oficina coordinadora de los juzgados de instrucción de esa jurisdicción y que a la vez designe el tribunal que realizará la sumaria.

Indicó que mientras eso ocurre el gente policial, quien cometió el hecho fuera de servicio, quedara suspendido en sus funciones, y tendrá que responder por los hechos que se le imputan.

Con relación a la menor hija de la pareja, Olivares, aseguró que será entrevistada en torno al caso, al tiempo que será tratada con psicólogo, por el trauma que le causó ver a su madre siendo golpeada desnuda en la calle por su padre.

Agregó que la fiscalía designó profesionales para tratar a la señora Rivas y controlar los traumas que sufre, luego de la acción de su esposo.

La señora Rivas fue interceptada próximo a la avenida Padre Castellanos, en la cercanía de su casa, ubicada en la calle 29 Y, Los Mina, por el sargento mayor Fausto Hernández Coronado, de la Policía, quien la llevó cerca de la casa de su abuela María Filomena Rojas, y la desnudó frente a la casa 47, de la calle El Tamarindo, de la urbanización Las Frutas, donde le corto una oreja, heridas en la cabeza, brazos, glúteos y cabellos arrancados.

El representante del Ministerio Publico llamo la atención a la solidificación de las familias y anunció que el agente policial será tratado por profesionales de la psicología al igual que a su esposa y sus dos niñas, de 14 y tres años, quienes presenciaron la humillación pública.

Hernández Coronado hizo varios disparos cuando se vio acorralado por la multitud que le reprochó la agresión y cuando se le terminaron las balas tuvo que refugiarse en su casa porque lo iban a linchar.