Flamboyán en diciembre

Flamboyán en diciembre

Delonix regia es un hermoso árbol caribeño conocido familiarmente como flamboyán, tiene la fama de impresionar la vista de principio con sus bellas y exuberantes flores para luego mostrar otras cosas menos atractivas a los ojos.

Contrario a lo que haría mi árbol favorito  empezaré por reseñar la parte poco agradable del tema y así poder concluir con alegres y atrayentes tonos de colores de nuestro arcoíris floral dominicano.

El último mes del  año entrega la desagradable cifra de un alrededor  de mil ochocientas cincuenta autopsias  realizadas en lo que va del 2010. Se trata de una cifra récord en la historia del Instituto Nacional de Patología Forense.

No sabemos si  llorar o reír ante tal información; si como se asegura, información es poder entonces debemos alegrarnos con tanto poder.

Si por el contrario tal cantidad es señal de un elevado índice de mortalidad en el país entonces el dato es para mandar el grito al cielo.

El número mayor de los decesos analizados corresponden a casos de homicidio. Dominicanos y dominicanas matan y se matan sin que aflore a corto plazo una señal  que indique tendencia alguna a la disminución de esos hechos de sangre.

Las muertes accidentales siguen pisándole los talones al homicidio y los fallecimientos naturales en hospitales completan el macabro círculo que amenaza con encerrar a la familia nacional. La presencia real del Cólera en nuestro territorio adiciona otro ingrediente al amargo trago presente en la mesa.

Suenan los tiros, se oye la garata y se escucha el rechinar de las llantas del vehículo que huye de la escena escapando con los protegidos asesinos a quienes la enana acondroplásica y miope Justicia jamás atrapará con su corta mano.

Después del palo dado, ni Dios lo quita, sentencia el borracho sentado en el colmadón de la esquina. Dios que da la llaga provee la medicina repite la anciana vecina a su salida de la iglesia.

Se trata de un error de percepción comenta desde la acera un aspirante a la poltrona del Palacio.

Miles de agentes del orden son lanzados a las calles durante todo el periodo navideño con el sagrado objetivo de sumarse al jolgorio popular; nada ni nadie a quien temer; seguridad absoluta. ¡Cuán equivocado ha estado Albert Einstein con ridícula teoría de la relatividad! nos diría un idiota. Y sin embargo se mueve reiteraría Galileo. Suficiente de elucubraciones filosóficas o de cifras alarmantes y escalofriantes. ¡Llegó diciembre! ¡Llegó el mes de la navidad! A gozar y a olvidar penas y agravios, a fiestear, a comer lo que aparezca, a bailar y a reír. Prohibidos el llanto, el dolor y la queja. No se permiten colores pálidos, ni media tinta. Trabaje y duerma en el día y así dispone de toda la noche para el can. Si toma no maneje. No olvide andar con su dinero plástico y el crédito fácil, el 2011 se encargará del resto. ¡Feliz fin de resaca!

Siempre hay un mañana para el que espera. Paz y prosperidad para los niños y niñas, hombres, mujeres y ancianos de buena voluntad. Esas son las flores que lanzo para todos desde  mi frondoso y eternamente veraniego Flamboyán.  

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