Flanco olvidado

Flanco olvidado

Las autoridades locales han asestado golpes importantes al tráfico de drogas, detectando cargamentos y capturando a traficantes.

Parecería que las estrategias de lucha son las mejores y más efectivas ante un enemigo de tantos recursos como el narcotráfico.

Sin embargo, se está dejando al descubierto, sin defensas, uno de los flancos más sensibles y débiles, que acarrea las peores consecuencias: la rehabilitación de adictos.

Como no hay persecución judicial hacia los consumidores de drogas, sino hacia sus actos contrarios a las leyes vinculados con la adicción, hay que buscar la forma de sacar a cuantos más se pueda del mercado de demanda.

La oferta de drogas, por más que se la persiga y acose, siempre será estimulada por la demanda que, por cierto, en nuestro país se multiplica de manera espantosa.

Al capítulo de lucha contra las drogas hay que anexarle políticas serias y permanentes de rehabilitación de adictos, pues además de restarle demanda al mercado devuelve a la sociedad valores perdidos.

Las entidades dedicadas a la rehabilitación de adictos deben recibir mejor atención del presupuesto y se debe incorporar a los hospitales áreas especializadas en desintoxicación de narcómanos, como parte de la política sanitaria oficial.

Una lucha antidrogas que solo enfatiza en la oferta es una lucha incompleta, pues deja sin atención una demanda que, al multiplicarse como está ocurriendo, estimula y alimenta la oferta, haciendo crecer más el mercado.

Al Estado le corresponde diseñar y aplicar programas dirigidos a despertar en los adictos y sus familias el interés por la rehabilitación y la vuelta a la vida útil.

Eso hay que hacerlo ahora.

Más de lo mismo
El nuevo año escolar se iniciará dentro de poco con más de lo mismo. Mientras la Secretaría de Estado de Educación dispone que las clases comiencen el 21 de este mes, la Asociación Dominicana de Profesores dice que ha de ser el primer día de septiembre que, por cierto, cae en viernes.

Parecería que el interés de este gremio, responsable de la pérdida de muchas horas de docencia al año, es llevar la contraria a todo lo que dispone la autoridad que rige en materia educativa.

No hay a la vista, y la ADP tampoco lo ha mostrado, algún elemento de peso que justifique que el inicio de la docencia deba ser aplazado. Ni siquiera el hecho de que no han concluido las reparaciones en algunos planteles escolares públicos puede servir de aval para lo que pretende el gremio de profesores.

Definitivamente hay que liberar la educación de las pasiones que suelen entrar en efervescencia en el tramo medio de períodos institucionales, y dejar de insistir en necedades como el aplazamiento del inicio de clases que está postulando la ADP.

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