Flexibilidad

Flexibilidad

El momento que vive el país reclama de una interacción armoniosa de todas sus fuerzas sociales.

Exige una acción unificada en pro de superar las dificultades y trazar las líneas de lo que será el porvenir.

Ninguna fuerza de la sociedad ha sido ajena a la crisis que ha azotado al país en los últimos años.

Nadie puede alegar que ignora el origen y las causas de esa grave crisis que estamos tratando de solucionar.

La necesidad de reformas estructurales ha sido invocada por todas las fuerzas políticas en todas las campañas.

Esa invocación, por tanto, se revela como un consenso en cuanto a la necesidad apremiante de cambios.

Pero a la hora de acometer las reformas, las fórmulas de las fuerzas sociales no coinciden, son discordantes.

Y eso es así a pesar de que todos se confiesan convencidos de lo que realmente necesita el país.

-II-

Esta vez es la reforma fiscal la manzana de discordia entre fuerzas político sociales que dicen tener, cada una, la verdad absoluta.

Y resulta que la suma de todas estas “verdades” lo que da como resultado es una tremenda discordancia, un gran disenso.

Así las cosas, se mantiene al país en un limbo y se retrasan ejecutorias inevitables, destinadas a corregir rumbos.

El caso de la reforma fiscal es patético como expresión de manipulaciones que perjudican al país.

La convicción de tantos sobre la necesidad de la reforma no debería parir un disenso, sino a la inversa, un gran  acuerdo.

No estamos hablando de que hay que complacer todo cuanto pide el Gobierno, especialmente en materia legislativa.

Hablamos de que hay sobre el tapete una propuesta que necesita contrapropuestas equilibradas y viables, y un desenlace.

-III-

Hoy puede ser un día de definiciones en cuanto al proyecto de reforma fiscal en manos de los diputados.

Cualquiera que sea el desenlace, debería ser un ejercicio pleno de conciencia, de uso de la razón, y quizás, si alguien se atreve, de transparencia y sinceridad.

El país está cansado de defensas patrioteras, y en cambio reclama responsabilidad y visión de futuro.

Hoy, en el Congreso, debería haber una demostración contundente de raciocinio e interés por salvar la crisis.

Sería juicioso que en aras de un «destranque» de la reforma fiscal, las partes decidan ceder en su tozudez.

Al menos, eso harían quienes tienen clara conciencia de que no se debe obstruir la marcha del país con estas taras grupales.

Lo menos que impone el sano juicio es que se llegue a acuerdos para darle al país esa reforma ineludible. Para lograrlo cada parte debe ceder un poco y dejar de insistir en sus absolutas verdades para pensar en la realidad del país.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas